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¿Por qué una persona buena hace cosas malas? – Parte 1

Pablo Cordón
15 de diciembre, 2019

Érase una vez, en una Guatemala no muy lejana, una mujer llamada Amanda*, conocida por todos como una persona trabajadora y honrada.

Era una persona confiable a la que todos querían. Pero una mañana, hubo mucho movimiento en los pasillos de la empresa. Algo había sucedido.

Nadie lo podía creer: Amanda había sustraído una fuerte cantidad de dinero y estaba siendo interrogada.

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Amanda proporcionó su versión de la historia y no dudó en justificarse. Tras las investigaciones, se determinó que la versión por la cual cometió el robo, eran ciertas.

Su hija pequeña padecía de una enfermedad muy seria, pero por la fase en la que se encontraba era tratable e incluso curable. Robar el dinero fue la solución para ella. La niña fue tratada y se salvó.

Te sugerimos leer: Cuánto cuesta evadir el pago de impuestos, un ejemplo de Guatemala

Las autoridades de la organización la despidieron, sin embargo, hicieron una negociación humanitaria para recuperar el dinero extraído de forma ilícita y desistieron de su derecho a accionar legalmente para no más perjudicar a esta persona.

Si, este es un caso real, de una mujer que existe, en una organización transnacional que opera en nuestra Guatemala.

La hija pequeña de Amanda padecía de una enfermedad muy seria. Foto: Getty Images, fines ilustrativos

Es importante notar que las frases iniciales también son ciertas. Era una trabajadora normal, que ante una presión abrumante, tomó la decisión equivocada.

¿Por qué una persona buena hace cosas malas?

Este caso, por su naturaleza, desata un dilema moral bastante complejo.

Sería mucho más fácil de juzgar si se tratara de un sinvergüenza que robó sólo porque quería cambiar su carro o irse de viaje con su amante.

Sin embargo, esta nota no busca evaluar el caso, sino buscar comprender por qué la gente buena, comete acciones malas.

Esta tampoco es una pregunta nueva. De hecho, Donald Cressey, autor del Triángulo del Fraude y el premio Nobel de Economía Gary Becker, autor de Crimen y Castigo: Un Enfoque Económico (del mismo nombre de la obra de Fiódor Dostoyevski), hicieron aportes separados para dar respuesta a esta interrogante.

A mi parecer, juntar ambas propuestas aporta una mejor visión, ya que por un lado, Cressey explica las motivaciones y por el otro, Becker explica el modelo de racionalización.

El Triángulo del Fraude 

Son muchas las ocasiones en las que después de leer o escuchar las noticias, nos hemos preguntado: “¿Pero cómo esa persona se atreve a hacer semejantes cosas?”.

Afortunadamente, llevar a cabo el fraude es la conducta menos frecuente. N obstante, para la mayoría es bastante difícil comprender las motivaciones por las cuales una persona decide “portarse mal”.  

En su propuesta, Cressey plantea que para que una persona cometa un fraude, deben conjugarse 3 factores clave:  

  • La Presión: Esta puede venir de diversos puntos. Presión familiar, laboral, por llegar a metas, presión personal, etcétera.  
  • La Racionalización: Esto sucede cuando la persona justifica el acto que llevará a cabo y lo racionaliza como algo bueno.  
  • La Oportunidad: Si se dan las condiciones idóneas para consumar el fraude o el acto de corrupción, se hará.   

A la luz de esta información, seguro le hará mucho sentido el ejemplo con el que inicia el artículo.

Una mujer tiene la presión de conseguir el dinero para pagar el tratamiento de su hija, se racionaliza pensando que como el fin es noble.

Está plenamente justificado y finalmente tiene la oportunidad de hacer la sustracción de los recursos y lo hace.  

Con el fin de profundizar un poco más en cada tema, este artículo lo he dividido en dos partes. Por lo que el próximo domingo le explicaré cómo funciona la mente de una persona que quiere justificar sus acciones y los puntos que toma en cuenta.  

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¿Por qué una persona buena hace cosas malas? – Parte 1

Pablo Cordón
15 de diciembre, 2019

Érase una vez, en una Guatemala no muy lejana, una mujer llamada Amanda*, conocida por todos como una persona trabajadora y honrada.

Era una persona confiable a la que todos querían. Pero una mañana, hubo mucho movimiento en los pasillos de la empresa. Algo había sucedido.

Nadie lo podía creer: Amanda había sustraído una fuerte cantidad de dinero y estaba siendo interrogada.

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Amanda proporcionó su versión de la historia y no dudó en justificarse. Tras las investigaciones, se determinó que la versión por la cual cometió el robo, eran ciertas.

Su hija pequeña padecía de una enfermedad muy seria, pero por la fase en la que se encontraba era tratable e incluso curable. Robar el dinero fue la solución para ella. La niña fue tratada y se salvó.

Te sugerimos leer: Cuánto cuesta evadir el pago de impuestos, un ejemplo de Guatemala

Las autoridades de la organización la despidieron, sin embargo, hicieron una negociación humanitaria para recuperar el dinero extraído de forma ilícita y desistieron de su derecho a accionar legalmente para no más perjudicar a esta persona.

Si, este es un caso real, de una mujer que existe, en una organización transnacional que opera en nuestra Guatemala.

La hija pequeña de Amanda padecía de una enfermedad muy seria. Foto: Getty Images, fines ilustrativos

Es importante notar que las frases iniciales también son ciertas. Era una trabajadora normal, que ante una presión abrumante, tomó la decisión equivocada.

¿Por qué una persona buena hace cosas malas?

Este caso, por su naturaleza, desata un dilema moral bastante complejo.

Sería mucho más fácil de juzgar si se tratara de un sinvergüenza que robó sólo porque quería cambiar su carro o irse de viaje con su amante.

Sin embargo, esta nota no busca evaluar el caso, sino buscar comprender por qué la gente buena, comete acciones malas.

Esta tampoco es una pregunta nueva. De hecho, Donald Cressey, autor del Triángulo del Fraude y el premio Nobel de Economía Gary Becker, autor de Crimen y Castigo: Un Enfoque Económico (del mismo nombre de la obra de Fiódor Dostoyevski), hicieron aportes separados para dar respuesta a esta interrogante.

A mi parecer, juntar ambas propuestas aporta una mejor visión, ya que por un lado, Cressey explica las motivaciones y por el otro, Becker explica el modelo de racionalización.

El Triángulo del Fraude 

Son muchas las ocasiones en las que después de leer o escuchar las noticias, nos hemos preguntado: “¿Pero cómo esa persona se atreve a hacer semejantes cosas?”.

Afortunadamente, llevar a cabo el fraude es la conducta menos frecuente. N obstante, para la mayoría es bastante difícil comprender las motivaciones por las cuales una persona decide “portarse mal”.  

En su propuesta, Cressey plantea que para que una persona cometa un fraude, deben conjugarse 3 factores clave:  

  • La Presión: Esta puede venir de diversos puntos. Presión familiar, laboral, por llegar a metas, presión personal, etcétera.  
  • La Racionalización: Esto sucede cuando la persona justifica el acto que llevará a cabo y lo racionaliza como algo bueno.  
  • La Oportunidad: Si se dan las condiciones idóneas para consumar el fraude o el acto de corrupción, se hará.   

A la luz de esta información, seguro le hará mucho sentido el ejemplo con el que inicia el artículo.

Una mujer tiene la presión de conseguir el dinero para pagar el tratamiento de su hija, se racionaliza pensando que como el fin es noble.

Está plenamente justificado y finalmente tiene la oportunidad de hacer la sustracción de los recursos y lo hace.  

Con el fin de profundizar un poco más en cada tema, este artículo lo he dividido en dos partes. Por lo que el próximo domingo le explicaré cómo funciona la mente de una persona que quiere justificar sus acciones y los puntos que toma en cuenta.