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Estadio de Brasilia, usado como estacionamiento de buses

Redacción República
09 de marzo, 2015

BrasiliaBrasil

La reforma del Estadio Nacional Mané Garrincha costó 1.400 millones de reales (USD 460 millones al cambio actual) para recibir siete juegos del Mundial el año pasado.

Pero desde el partido por el tercer lugar, en el que Brasil fue goleado 3-0 por Holanda, el Mané se coloca con preocupación la etiqueta de “elefante blanco”, sin equipos de peso que puedan llenar las 72.000 sillas de sus tribunas.

Está previsto que este estadio sea usado en 2016 como una de las sedes del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro.

Pero mientras, sin mucho fútbol que presentar, las autoridades recuerdan que el Mané Garrincha es una instalación “multiuso” y han buscando estirar el término al máximo.

Parte del estacionamiento del estadio es usado por una línea de buses suburbanos, que aparcan allí por unas dos o tres horas entre cada recorrido. Las autoridades aclaran que no es un garaje permanente y que las unidades nunca duermen en el lugar.

Los conductores “sólo esperan allí su horario y salen. No hay un garaje, una estación o mecánicos. Se estacionan allí para ahorrar combustible y contaminar menos” dando vueltas mientras llega su turno para ir a la terminal, explicó a la AFP una vocera del gobierno del Distrito Federal.

La portavoz informó además que tres secretarías del gobierno del DF, incluida la de Deportes, instalarán sus oficinas dentro del estadio. “Son entre 300 a 400 personas” las que pasarían a trabajar dentro del Mané Garrincha, precisó.

El alquiler de estas oficinas generaría 10 millones de reales (USD 3,3 millones), casi siete veces más de los 1,5 millones de reales (USD 500.000) que recaudó desde su reinauguración en mayo de 2013.

El alquiler de parte del estadio ayudará además a costear los gastos de mantenimiento mensuales, estimados en 600.000 reales (USD 200.000).

El estadio costó tres veces su presupuesto inicial y es el segundo más caro del mundo, después del Wembley de Londres.

Según el tribunal de cuentas del DF (ente fiscalizador), la recuperación de los 1.400 millones de reales de los cofres públicos invertidos en la remodelación del estadio para el Mundial tomaría más de 1.000 años, al ritmo de uso de los últimos meses.

Un vocero del estadio dijo por su parte que hay discusiones para organizar juegos de la próxima temporada de la primera división en Brasilia, como ya se hizo el año pasado.

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Estadio de Brasilia, usado como estacionamiento de buses

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09 de marzo, 2015

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La reforma del Estadio Nacional Mané Garrincha costó 1.400 millones de reales (USD 460 millones al cambio actual) para recibir siete juegos del Mundial el año pasado.

Pero desde el partido por el tercer lugar, en el que Brasil fue goleado 3-0 por Holanda, el Mané se coloca con preocupación la etiqueta de “elefante blanco”, sin equipos de peso que puedan llenar las 72.000 sillas de sus tribunas.

Está previsto que este estadio sea usado en 2016 como una de las sedes del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro.

Pero mientras, sin mucho fútbol que presentar, las autoridades recuerdan que el Mané Garrincha es una instalación “multiuso” y han buscando estirar el término al máximo.

Parte del estacionamiento del estadio es usado por una línea de buses suburbanos, que aparcan allí por unas dos o tres horas entre cada recorrido. Las autoridades aclaran que no es un garaje permanente y que las unidades nunca duermen en el lugar.

Los conductores “sólo esperan allí su horario y salen. No hay un garaje, una estación o mecánicos. Se estacionan allí para ahorrar combustible y contaminar menos” dando vueltas mientras llega su turno para ir a la terminal, explicó a la AFP una vocera del gobierno del Distrito Federal.

La portavoz informó además que tres secretarías del gobierno del DF, incluida la de Deportes, instalarán sus oficinas dentro del estadio. “Son entre 300 a 400 personas” las que pasarían a trabajar dentro del Mané Garrincha, precisó.

El alquiler de estas oficinas generaría 10 millones de reales (USD 3,3 millones), casi siete veces más de los 1,5 millones de reales (USD 500.000) que recaudó desde su reinauguración en mayo de 2013.

El alquiler de parte del estadio ayudará además a costear los gastos de mantenimiento mensuales, estimados en 600.000 reales (USD 200.000).

El estadio costó tres veces su presupuesto inicial y es el segundo más caro del mundo, después del Wembley de Londres.

Según el tribunal de cuentas del DF (ente fiscalizador), la recuperación de los 1.400 millones de reales de los cofres públicos invertidos en la remodelación del estadio para el Mundial tomaría más de 1.000 años, al ritmo de uso de los últimos meses.

Un vocero del estadio dijo por su parte que hay discusiones para organizar juegos de la próxima temporada de la primera división en Brasilia, como ya se hizo el año pasado.