Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Llega la cuesta de enero

Redacción República
30 de diciembre, 2014

La llamada cuesta de enero es la época en que las personas, luego de haber comprado en exceso en diciembre, empiezan el año nuevo no solamente sin efectivo sino también con deudas nuevas, teniendo que enfrentar gastos fijos (colegios, hipotecas, combustible, comida).

Y es que todo parece muy fácil y amistoso cuando adquirimos una deuda, especialmente con tarjetas de crédito. Sin pagar nada en ese momento nos llevamos eso que deseamos. Sin embargo, hay que pensar cada transacción. Lo ideal siempre es comprar al contado, gastando el dinero que se tienen solamente. Pero eso es poco usual.

La Superintendencia de Bancos (SIB) señala que tanto para las personas como para las empresas es importante tener crédito porque facilita el acceso a bienes necesarios de una forma práctica, sencilla, confiable y eficaz. Además, es una herramienta que permite realizar operaciones de cualquier monto.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

La SIB recomienda que antes de adquirir un crédito se verifique y compare las opciones. Leer el contrato antes de firmar es muy importante, preguntando todo aquello que no quede claro. Luego, hay que organizar bien en el presupuesto para poder pagar a tiempo para no incurrir en mora. Cuando se termine de pagar todo lo adeudado, se debe solicitar un finiquito.

Cuando surgen los problemas

Según la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO), vivimos en un sistema de libre mercado donde proveedores ofrecen variadas opciones de bienes y servicios, el consumidor tiene el derecho de elegir lo que más le conviene.

En caso de que no se cumpla con lo que se ofreció, el consumidor puede pedir que se le respete sus derechos por medio de la DIACO. Esta instancia puede ayudar a las partes, consumidor y empresas, a llegar a acuerdos, según estipula la Ley de Atención al Consumidor.

En el caso de las tarjetas de crédito, las denuncias  se hacen por cobros abusivos y el requerimiento de mora grave en las líneas de crédito para que las empresas emisoras de tarjetas acepten un convenio de pago. En estos casos, la DIACO hace una  mediación ante la Superintendencia de Bancos y el sistema bancario para que puedan devolver los montos cobrados y que estos sean correctos.

Según registros de la institución, las denuncias recibidas en el año la mayoría se han resuelto en beneficio de los usuarios, quienes han logrado resarcimiento por los abusos en su contra. Según se dio a conocer en una mesa técnica del Congreso de la República, aunque en teoría las tasas de interés en las tarjetas de crédito oscilan entre 15% y 17%, se han registrado cobros de hasta 110%.

Por esa razón, si la persona que debe no tiene ingresos suficientes, no se organiza bien con sus pagos y deja que los intereses le suban, puede llegar a deber mucho más de lo que imaginaba. Además de esta situación, debe soportar el acoso de los cobradores, que según las denuncias pueden llegar a ser cada vez más agresivos.

Un caso que conmovió a la opinión pública fue que a finales de noviembre pasado una pareja se suicidó, según sus familiares, porque el esposo  estaba desesperado porque lo llamaban para exigirle que pagara lo que debía. Se supo que incluso le ofendían diciéndole que era un “hombre sin vergüenza” porque no pagaba la deuda. Se sintieron en un callejón sin salida, por lo que optaron por el suicidio para salir de la pobreza, dejando huérfanos a cuatro niños.

En busca de la regulación

Aunque quienes adquieren deudas son responsables por sus actos, están a merced de un mercado que está poco regulado. El diputado Ronald Arango, de TODOS, señala que se necesita aumentar el control y fijar tasas de interés. “Es importante que el Congreso conozca de urgencia nacional este problema, porque la situación que vive el tarjetahabiente es desoladora”, afirmó.

Desde hace varios años en el Congreso existen cinco iniciativas para normar la emisión y uso de tarjetas de crédito en el país. En ellas se intenta que se regulen las obligaciones de las empresas emisoras y los usuarios, que haya un límite a las tasas de interés, que se regulen los requisitos para la emisión de las tarjetas de crédito, así como a las empresas de cobro. Se trata de reformas a la Ley de Bancos y grupos financieros.

“Por ejemplo, la iniciativa 4777 se presentó en marzo pasado y ya pasó la primera lectura en octubre”, explica Arango. Hay detalles bien específicos como el que se puedan hacer sólo dos llamadas diarias en horario hábil para cobrar, porque en la actualidad lo hacen a cualquier hora, incluso fin de semana. Se pide que se le hable con respeto al deudor y que los cobradores no puedan hablar con otra persona, ni pegar papeles cerca de su casa o en las afueras de su trabajo para insultar.

Es necesaria esta regulación, ya que, según el Ministerio de Economía, en el país sólo ocho empresas están registradas como cobradoras, pero existen bufetes jurídicos, cuyo número no se conoce, que hacen ese trabajo sin ninguna regulación, lo que hace imposible controlar la forma en que realizan los cobros.

Las letras pequeñitas

Por otro lado, aprovechando que los consumidores en general no leen todo el contrato, o en algunos casos no lo entienden, se da el caso que se acepta una tasa de interés, pero también se le cobran otros cargos y capitalización de intereses. “Se termina pagando más, llegando a cobrar entre el 90%  y el 120% anual, lo que es usura”, explica Arango. Sin embargo, como la Ley de Bancos dice que las empresas pactarán libremente con sus clientes, se anula el delito de usura.

Por esa razón, las entidades financieras prefieren otorgar tarjetas de crédito y no préstamos fiduciarios, que tienen intereses entre el 12% y 17% anual.

En países como El Salvador, Panamá, Costa rica y Estados Unidos este tema ya está regulado. En cambio en Guatemala hay más de 35 mil casos de arraigo por deudas con  tarjetas de crédito.

“Otro factor es que aquí se dan las tarjeta sin un estudio socioeconómico, lo cual permite que personas que no pueden pagar adquieren grandes deudas”, señala.

Mientras estas iniciativas avanzan y se logran cambios a favor del consumidor, es necesario que pague no solamente el pago mínimo de sus tarjetas. Una idea es unificar sus deudas por medio de un préstamo fiduciario. Además, dentro de sus propósitos de año nuevo debe estar el hacer un presupuesto y regirse por él.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

Llega la cuesta de enero

Redacción República
30 de diciembre, 2014

La llamada cuesta de enero es la época en que las personas, luego de haber comprado en exceso en diciembre, empiezan el año nuevo no solamente sin efectivo sino también con deudas nuevas, teniendo que enfrentar gastos fijos (colegios, hipotecas, combustible, comida).

Y es que todo parece muy fácil y amistoso cuando adquirimos una deuda, especialmente con tarjetas de crédito. Sin pagar nada en ese momento nos llevamos eso que deseamos. Sin embargo, hay que pensar cada transacción. Lo ideal siempre es comprar al contado, gastando el dinero que se tienen solamente. Pero eso es poco usual.

La Superintendencia de Bancos (SIB) señala que tanto para las personas como para las empresas es importante tener crédito porque facilita el acceso a bienes necesarios de una forma práctica, sencilla, confiable y eficaz. Además, es una herramienta que permite realizar operaciones de cualquier monto.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

La SIB recomienda que antes de adquirir un crédito se verifique y compare las opciones. Leer el contrato antes de firmar es muy importante, preguntando todo aquello que no quede claro. Luego, hay que organizar bien en el presupuesto para poder pagar a tiempo para no incurrir en mora. Cuando se termine de pagar todo lo adeudado, se debe solicitar un finiquito.

Cuando surgen los problemas

Según la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO), vivimos en un sistema de libre mercado donde proveedores ofrecen variadas opciones de bienes y servicios, el consumidor tiene el derecho de elegir lo que más le conviene.

En caso de que no se cumpla con lo que se ofreció, el consumidor puede pedir que se le respete sus derechos por medio de la DIACO. Esta instancia puede ayudar a las partes, consumidor y empresas, a llegar a acuerdos, según estipula la Ley de Atención al Consumidor.

En el caso de las tarjetas de crédito, las denuncias  se hacen por cobros abusivos y el requerimiento de mora grave en las líneas de crédito para que las empresas emisoras de tarjetas acepten un convenio de pago. En estos casos, la DIACO hace una  mediación ante la Superintendencia de Bancos y el sistema bancario para que puedan devolver los montos cobrados y que estos sean correctos.

Según registros de la institución, las denuncias recibidas en el año la mayoría se han resuelto en beneficio de los usuarios, quienes han logrado resarcimiento por los abusos en su contra. Según se dio a conocer en una mesa técnica del Congreso de la República, aunque en teoría las tasas de interés en las tarjetas de crédito oscilan entre 15% y 17%, se han registrado cobros de hasta 110%.

Por esa razón, si la persona que debe no tiene ingresos suficientes, no se organiza bien con sus pagos y deja que los intereses le suban, puede llegar a deber mucho más de lo que imaginaba. Además de esta situación, debe soportar el acoso de los cobradores, que según las denuncias pueden llegar a ser cada vez más agresivos.

Un caso que conmovió a la opinión pública fue que a finales de noviembre pasado una pareja se suicidó, según sus familiares, porque el esposo  estaba desesperado porque lo llamaban para exigirle que pagara lo que debía. Se supo que incluso le ofendían diciéndole que era un “hombre sin vergüenza” porque no pagaba la deuda. Se sintieron en un callejón sin salida, por lo que optaron por el suicidio para salir de la pobreza, dejando huérfanos a cuatro niños.

En busca de la regulación

Aunque quienes adquieren deudas son responsables por sus actos, están a merced de un mercado que está poco regulado. El diputado Ronald Arango, de TODOS, señala que se necesita aumentar el control y fijar tasas de interés. “Es importante que el Congreso conozca de urgencia nacional este problema, porque la situación que vive el tarjetahabiente es desoladora”, afirmó.

Desde hace varios años en el Congreso existen cinco iniciativas para normar la emisión y uso de tarjetas de crédito en el país. En ellas se intenta que se regulen las obligaciones de las empresas emisoras y los usuarios, que haya un límite a las tasas de interés, que se regulen los requisitos para la emisión de las tarjetas de crédito, así como a las empresas de cobro. Se trata de reformas a la Ley de Bancos y grupos financieros.

“Por ejemplo, la iniciativa 4777 se presentó en marzo pasado y ya pasó la primera lectura en octubre”, explica Arango. Hay detalles bien específicos como el que se puedan hacer sólo dos llamadas diarias en horario hábil para cobrar, porque en la actualidad lo hacen a cualquier hora, incluso fin de semana. Se pide que se le hable con respeto al deudor y que los cobradores no puedan hablar con otra persona, ni pegar papeles cerca de su casa o en las afueras de su trabajo para insultar.

Es necesaria esta regulación, ya que, según el Ministerio de Economía, en el país sólo ocho empresas están registradas como cobradoras, pero existen bufetes jurídicos, cuyo número no se conoce, que hacen ese trabajo sin ninguna regulación, lo que hace imposible controlar la forma en que realizan los cobros.

Las letras pequeñitas

Por otro lado, aprovechando que los consumidores en general no leen todo el contrato, o en algunos casos no lo entienden, se da el caso que se acepta una tasa de interés, pero también se le cobran otros cargos y capitalización de intereses. “Se termina pagando más, llegando a cobrar entre el 90%  y el 120% anual, lo que es usura”, explica Arango. Sin embargo, como la Ley de Bancos dice que las empresas pactarán libremente con sus clientes, se anula el delito de usura.

Por esa razón, las entidades financieras prefieren otorgar tarjetas de crédito y no préstamos fiduciarios, que tienen intereses entre el 12% y 17% anual.

En países como El Salvador, Panamá, Costa rica y Estados Unidos este tema ya está regulado. En cambio en Guatemala hay más de 35 mil casos de arraigo por deudas con  tarjetas de crédito.

“Otro factor es que aquí se dan las tarjeta sin un estudio socioeconómico, lo cual permite que personas que no pueden pagar adquieren grandes deudas”, señala.

Mientras estas iniciativas avanzan y se logran cambios a favor del consumidor, es necesario que pague no solamente el pago mínimo de sus tarjetas. Una idea es unificar sus deudas por medio de un préstamo fiduciario. Además, dentro de sus propósitos de año nuevo debe estar el hacer un presupuesto y regirse por él.