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Piden más préstamos a pesar de estar endeudados hasta el 2050

Redacción
17 de junio, 2014

El Partido Patriota (PP) buscará aprobar otros dos créditos por más de Q391 millones. Según indicaron fuentes parlamentarias, Q264 millones se invertirían en el Proyecto Educación Rural Cinco, y Q126 millones para fortalecer la marina del Ejército.

No son pocos los que se oponen. Por ejemplo la diputada Nineth Montenegro, de Encuentro por Guatemala, señaló que esta nueva propuesta de créditos amerita “de urgencia” una reflexión de la Junta Monetaria, del Banco de Guatemala (Banguat) y del Ministerio de Finanzas Públicas para que recapaciten si el país está en la capacidad de ampliar la contratación de deuda. Comparte además su preocupación acerca del déficit fiscal por la poca recaudación.

La aprobación de más deuda pública debe ser analizada con mucha seriedad. Si bien es cierto que Guatemala es un país deficitario que no puede ejecutar un presupuesto sin apoyarse con préstamos o bonos del tesoro, la situación ya se está tornando alarmante.

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Problema reciente

Según el economista Rodrigo Ponce, este nivel exagerado de deuda ha ido en aumento en los últimos tres gobiernos. “Es de considerar que el último presidente que no adquirió deudas fue Jorge Ubico. Los siguientes , como se hizo común en todo el mundo, se endeudaron pero hicieron infraestructura e instituciones que son útiles para el país, alguna todavía están en funcionamiento”, señala.

Según el profesional, fue en el mandato de Vinicio Cerezo que se empezó a adquirir deudas para hacer funcionar al Estado y no para invertir en obras o fundar entidades. La práctica continuó y se agravó en los gobiernos de Alfonso Portillo, Berger y Álvaro Colom.

Ya en el período de Otto Pérez Molina, la deuda ha crecido exponencialmente, de 12% del presupuesto en el gobierno de Portillo, a 25% en el gobierno actual, según Ponce. “De cada quetzal que se recauda, 25 centavos se usan para pagar la deuda”, señala.

La deuda adquirida hasta hoy, de Q115 mil millones al final del año, se terminará de pagar en el año 2050 y es un compromiso que no se puede cambiar. “Lo único que se podría hacer es re negociar las tasas de interés, pues no siempre se obtienen las más favorables”, explica. No pagar acarrearía problemas a nivel internacional.


Se gasta más de lo que se gana

Lo lógico sería que se cubriera el presupuesto del Estado con lo que se recauda de impuestos, pero al haber una brecha fiscal esto no es posible, por lo que se recurre a otras medidas como adquirir deudas externas (préstamos) e internas (bonos del tesoro), las cuales se van acumulando y arrastrando.


El analista Abelardo Medina, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), señala que esto es como cuando una familia tiene sus gastos fijos pero además deudas y en lugar de generar más ingresos (recaudación), se endeuda otra vez.

“Aunque eso soluciona el problema temporalmente, es delicado porque quiere decir que el déficit fiscal va a crecer y también la deuda”, explica.

Medina además señala que a pesar que la deuda pública asciende a Q115 mil millones (interna y externa), se dice que el nivel todavía es aceptable pues representa alrededor del 25% del Producto Interno Bruto (PIB). “Hay que tener cuidado, siempre se ha dicho que se debe poco porque se mide en función del PIB. Lo correcto sería hacerlo en función de qué tanto representa lo que se paga en servicio de la deuda contra los ingresos anuales”, dice.

Ponce expone que es como si se calculara lo que gana toda la familia y en base a eso se le entregara un préstamo al que la administra, que gana mucho menos que el total y encima está endeudado. Estaría adquiriendo la deuda para poder mantener sus otras deudas.

Lo correcto sería que el dinero sirviera para hacer mejoras en la casa, adquirir otra propiedad o inscribir a los niños en mejores colegios, es decir, en cosas que en futuro mejorarían la situación de todos.

En el caso del Estado, debería endeudarse para construir obras de infraestructura que potencien la capacidad productiva del país, invertir en más educación para que la gente tenga un mejor nivel de vida en el futuro, o en mejores condiciones de salud, más seguridad. En resumen, en cosas que mejoren el nivel de vida de los guatemaltecos.

Christian Castillo, del IPNUSAC, señala que hay que tomar en cuenta que nuestra tasa de crecimiento está relacionada con el consumo y no con la producción.

“Si se sigue en la ruta del endeudamiento para el gasto de los gobiernos se pone en riesgo a la macroeconomía. Los empresarios pierden competitividad y producción, y a los ciudadanos comunes les afectan los niveles de inflación que tienden a dispararse”, explica Castillo. También el desempleo sería otra grave consecuencia.

Países como México, Argentina, Portugal, Grecia y España han tenido graves problemas por sobre endeudar al sector público sin generar valor con ese dinero. ¿Va Guatemala en esa dirección? Aunque todavía está lejos, sí va por ese camino.


En busca de una salida

Ponce cree que para empezar, hay que reorganizar las instituciones públicas encargadas de establecer, proponer, manejar y ejecutar el presupuesto. “En esta área del sector público no hay coordinación por lo que no hay una política económica homogénea y no se sabe para dónde va la política del estado”, dice el economista. En cambio, se adquiere deuda y se colocan bonos porque es más fácil.

Otra medida es que sigan apretando el gasto para que se ajuste a los ingresos, lo cual los ha mantenido un poco a flote. Sin embargo, Castillo señala que contener el gasto en un año electoral se ve difícil. “Les implicaría sacrificar los ejes de su política que les puede servir como rédito electoral, no pueden bajar la guardia en seguridad, donde han tenido resultados modestos”, señala.

Considera que a partir del tercer trimestre de 2014 se debe poner a alguien a administrar la crisis. También pueden usar los saldos no ejecutados de ciertos ministerios y dependencia y pasarlos a otros con una ejecución más adecuada.

Otra salida es cambiar la fuente de financiamiento por una mejor recaudación, ya sea persiguiendo la evasión ó aumentando los impuestos. “Podrían crear un impuesto temporal de emergencia que les permita de manera inmediata salir a flote. Se ha mencionado el impuesto de seguridad, sería un salvadidas”, dice Castillo. Sin embargo, esta medida sería muy impopular y generaría conflictividad social.

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Piden más préstamos a pesar de estar endeudados hasta el 2050

Redacción
17 de junio, 2014

El Partido Patriota (PP) buscará aprobar otros dos créditos por más de Q391 millones. Según indicaron fuentes parlamentarias, Q264 millones se invertirían en el Proyecto Educación Rural Cinco, y Q126 millones para fortalecer la marina del Ejército.

No son pocos los que se oponen. Por ejemplo la diputada Nineth Montenegro, de Encuentro por Guatemala, señaló que esta nueva propuesta de créditos amerita “de urgencia” una reflexión de la Junta Monetaria, del Banco de Guatemala (Banguat) y del Ministerio de Finanzas Públicas para que recapaciten si el país está en la capacidad de ampliar la contratación de deuda. Comparte además su preocupación acerca del déficit fiscal por la poca recaudación.

La aprobación de más deuda pública debe ser analizada con mucha seriedad. Si bien es cierto que Guatemala es un país deficitario que no puede ejecutar un presupuesto sin apoyarse con préstamos o bonos del tesoro, la situación ya se está tornando alarmante.

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Problema reciente

Según el economista Rodrigo Ponce, este nivel exagerado de deuda ha ido en aumento en los últimos tres gobiernos. “Es de considerar que el último presidente que no adquirió deudas fue Jorge Ubico. Los siguientes , como se hizo común en todo el mundo, se endeudaron pero hicieron infraestructura e instituciones que son útiles para el país, alguna todavía están en funcionamiento”, señala.

Según el profesional, fue en el mandato de Vinicio Cerezo que se empezó a adquirir deudas para hacer funcionar al Estado y no para invertir en obras o fundar entidades. La práctica continuó y se agravó en los gobiernos de Alfonso Portillo, Berger y Álvaro Colom.

Ya en el período de Otto Pérez Molina, la deuda ha crecido exponencialmente, de 12% del presupuesto en el gobierno de Portillo, a 25% en el gobierno actual, según Ponce. “De cada quetzal que se recauda, 25 centavos se usan para pagar la deuda”, señala.

La deuda adquirida hasta hoy, de Q115 mil millones al final del año, se terminará de pagar en el año 2050 y es un compromiso que no se puede cambiar. “Lo único que se podría hacer es re negociar las tasas de interés, pues no siempre se obtienen las más favorables”, explica. No pagar acarrearía problemas a nivel internacional.


Se gasta más de lo que se gana

Lo lógico sería que se cubriera el presupuesto del Estado con lo que se recauda de impuestos, pero al haber una brecha fiscal esto no es posible, por lo que se recurre a otras medidas como adquirir deudas externas (préstamos) e internas (bonos del tesoro), las cuales se van acumulando y arrastrando.


El analista Abelardo Medina, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), señala que esto es como cuando una familia tiene sus gastos fijos pero además deudas y en lugar de generar más ingresos (recaudación), se endeuda otra vez.

“Aunque eso soluciona el problema temporalmente, es delicado porque quiere decir que el déficit fiscal va a crecer y también la deuda”, explica.

Medina además señala que a pesar que la deuda pública asciende a Q115 mil millones (interna y externa), se dice que el nivel todavía es aceptable pues representa alrededor del 25% del Producto Interno Bruto (PIB). “Hay que tener cuidado, siempre se ha dicho que se debe poco porque se mide en función del PIB. Lo correcto sería hacerlo en función de qué tanto representa lo que se paga en servicio de la deuda contra los ingresos anuales”, dice.

Ponce expone que es como si se calculara lo que gana toda la familia y en base a eso se le entregara un préstamo al que la administra, que gana mucho menos que el total y encima está endeudado. Estaría adquiriendo la deuda para poder mantener sus otras deudas.

Lo correcto sería que el dinero sirviera para hacer mejoras en la casa, adquirir otra propiedad o inscribir a los niños en mejores colegios, es decir, en cosas que en futuro mejorarían la situación de todos.

En el caso del Estado, debería endeudarse para construir obras de infraestructura que potencien la capacidad productiva del país, invertir en más educación para que la gente tenga un mejor nivel de vida en el futuro, o en mejores condiciones de salud, más seguridad. En resumen, en cosas que mejoren el nivel de vida de los guatemaltecos.

Christian Castillo, del IPNUSAC, señala que hay que tomar en cuenta que nuestra tasa de crecimiento está relacionada con el consumo y no con la producción.

“Si se sigue en la ruta del endeudamiento para el gasto de los gobiernos se pone en riesgo a la macroeconomía. Los empresarios pierden competitividad y producción, y a los ciudadanos comunes les afectan los niveles de inflación que tienden a dispararse”, explica Castillo. También el desempleo sería otra grave consecuencia.

Países como México, Argentina, Portugal, Grecia y España han tenido graves problemas por sobre endeudar al sector público sin generar valor con ese dinero. ¿Va Guatemala en esa dirección? Aunque todavía está lejos, sí va por ese camino.


En busca de una salida

Ponce cree que para empezar, hay que reorganizar las instituciones públicas encargadas de establecer, proponer, manejar y ejecutar el presupuesto. “En esta área del sector público no hay coordinación por lo que no hay una política económica homogénea y no se sabe para dónde va la política del estado”, dice el economista. En cambio, se adquiere deuda y se colocan bonos porque es más fácil.

Otra medida es que sigan apretando el gasto para que se ajuste a los ingresos, lo cual los ha mantenido un poco a flote. Sin embargo, Castillo señala que contener el gasto en un año electoral se ve difícil. “Les implicaría sacrificar los ejes de su política que les puede servir como rédito electoral, no pueden bajar la guardia en seguridad, donde han tenido resultados modestos”, señala.

Considera que a partir del tercer trimestre de 2014 se debe poner a alguien a administrar la crisis. También pueden usar los saldos no ejecutados de ciertos ministerios y dependencia y pasarlos a otros con una ejecución más adecuada.

Otra salida es cambiar la fuente de financiamiento por una mejor recaudación, ya sea persiguiendo la evasión ó aumentando los impuestos. “Podrían crear un impuesto temporal de emergencia que les permita de manera inmediata salir a flote. Se ha mencionado el impuesto de seguridad, sería un salvadidas”, dice Castillo. Sin embargo, esta medida sería muy impopular y generaría conflictividad social.