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Mientras unos le robaban al fisco, la deuda pública subía

Redacción República
27 de abril, 2015

Conforme sale a la luz más detalles de lo defraudado por la estructura criminal La Línea crece la indignación. Aunque en un inicio se había dicho que el monto total podría ser de unos Q940 millones, lo cual de todas maneras es una suma bastante alta, hay cálculos que indican que esa cantidad pudo haber sido anual desde 2011. Es decir, el total podría acercarse a los Q4 mil millones. Esta suma deberá ser confirmada por los investigadores.

Esto es especialmente alarmante en un país donde hay muchas necesidades, recientemente ha habido por ejemplo crisis hospitalarias muy graves por falta de recursos, agentes policiales no reciben insumos como gasolina para cumplir con su trabajo y los maestros protestan por falta de pago de sus salarios.

Esta estructura criminal ofrecía y facilitaba la evasión fiscal. El grupo que operaba desde la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) se enfocó en las siete aduanas más importantes del país en términos de recaudación, por ser las más lucrativas por la demanda.

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Brecha fiscal provocada

Lo descubierto por la investigación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público coincide con que la SAT no ha llegado a la meta fiscal desde 2012.

Antes de que se supiera el escándalo y fuera puesto en prisión, Omar Franco, entonces titular de la SAT, informó que en los tres primeros meses del 2015 no se alcanzaron las metas de recaudación. También dijo que como consecuencia ya hay una brecha fiscal de Q175 millones.

Para el 2015 la SAT prevé una recaudación de Q54,701 millones de quetzales pero se teme que no se alcance, ahora con la recaudación empeorada por la baja moral de los contribuyentes debido al escándalo descubierto.

Estos faltantes han ido aumentando cada año. La meta fiscal para el 2014 era de Q51,500 millones, pero se percibió solamente a Q48,885.5 millones, es decir hubo una brecha de Q2,615.2. En 2013 lo que faltó para llegar a la meta fueron Q2,500 millones y en 2012 Q1000 millones.

Las explicaciones oficiales para estos fracasos de recaudación eran variadas, pero se sabía que la corrupción en aduanas era una de las principales causas.

Por otro lado, el analista económico Hugo Maúl opina que las estimaciones para proyectar los ingresos han sido muy optimistas a pesar de los fracasos anteriores. “No se hace una evaluación con prudencia, puede más el apetito que tienen por los recursos para el gasto público, que es muy grande”, considera. Es de hacer énfasis que aunque no se llegue a la meta, Finanzas debe cumplir con el presupuesto por otros medios, es decir, adquiriendo deuda.

Los corruptos defraudando miles de millones de quetzales, los gobernantes pidiendo presupuestos no realistas para hacer funcionar el estado y finalmente Finanzas adquiriendo préstamos que los contribuyentes, es decir la población, pagará con mucho esfuerzo por muchos años. Ése era el círculo vicioso en el que nos tenía sumidos la corrupción en la SAT.

Por otro lado, también se puede sospechar que había una estrategia bien diseñada para aumentar la carga tributaria a la fuerza. “Llevar a las finanzas públicas a tal punto que la única salida posible sea el aumento de impuestos”, dice el analista. Eso intentaron hacer al incluir en el Presupuesto General 2015 impuestos tanto al cemento como a la telefonía, aunque este último quedó suspendido por orden de la Corte de Constitucionalidad. Esta suspensión provocaría un aumento extra en la brecha de este año por unos Q1344 millones.

Los detalles que ha dado la CICIG acerca del modo de operar de la banda de La Línea cada día asombran y decepcionan más a la opinión pública. Esa estructura criminal tenía tal poder, que manipulaban las cifras para bajar y subir la recaudación tributaria.

Cuando fueron capturados, tenían la intención de elevar momentáneamente las cifras, se cree que para no llamar la atención. “Con una pretendida función de elevar los ingresos, lo que existía era una justificación grave de la corrupción que esta estructura generaba”, señaló Iván Velásquez, jefe de la CICIG.

Tapando hoyos con deuda

Maúl señala que el presupuesto, una vez aprobado, debe ejecutarse en teoría con lo que se recaude, basándose en lo proyectado para la recaudación fiscal para cada año. Pero si la recaudación fracasa de todas maneras deben buscarse formas de financiamiento inmediatas.

Si los números continúan como hasta ahora, por cuarto año consecutivo habría un agujero fiscal. “Y como ha pasado en años anteriores, el agujero se tapará con más deuda pública. Ya tienen preparados los préstamos y bonos que van a usar”, dice Maúl.

El analista opina que en las próximas semanas se pedirá y aprobará una ampliación del presupuesto, pues es la salida más usual.

Se calcula que la deuda pública de Guatemala es de Q115 mil millones y se pagaría en más de 30 años. Sin embargo, para el Ministro de Finanzas, Dorval Carías, tenemos uno de los porcentajes más bajos de endeudamiento de América Latina. “En realidad la deuda de Guatemala sigue siendo una deuda baja y controlada cuyo servicio no presiona la caja, de tal manera que se convierta en una situación insostenible”, dijo a los medios el funcionario.

Guatemala incrementa en Q10 mil millones su deuda cada año y paga Q12 mil millones, de los cuales Q7 mil millones son para intereses y Q5 mil millones al capital.

Los principales acreedores de la deuda de Guatemala son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

El economista Rodrigo Ponce señala que estas prácticas son comunes para los gobiernos en todos los países, pues como dice Carías, para esos organismos Guatemala no está tan endeudada basándose en el PIB.

Más que la capacidad de pago, esas entidades financieras toman en cuenta los objetivos que se buscan lograr con el dinero solicitado. Con cada préstamo el Estado adquiere compromisos como por ejemplo aumentar la recaudación, la atención en salud y nutrición para niños con riesgo de desnutrición y la implementación de programas sociales.

Generalmente, dentro del contrato que se firma a la hora de otorgar el préstamo, además de establecer para qué se usará se señala cómo será entregado. Cada desembolso suele ser contra gastos específicos relacionados con el proyecto de inversión, con inclusión de equipo, materiales, obras civiles, servicios técnicos y de consultoría, estudios y costos recurrentes adicionales.

¿Hasta dónde llegará la deuda?

No son pocos los que ponen en duda el beneficio real de estos préstamos. Según la Asociación de Estudiantes de Economía de la Universidad Rafael Landívar, hay un círculo de endeudamiento que no termina. Opinan que cuando el Estado no percibe ingresos de la magnitud necesaria para pagar la deuda, puede tomar la decisión de emitir más monedas y billetes, generando un incremento en la inflación o un recorte el presupuesto para los ministerios y otras entidades gubernamentales.

Según Cepal, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales lo pertinente no es reducir el gasto público sino contemplar un déficit fiscal más grande (contratar más deuda), según se recauden más impuestos para compensar el menor consumo e  inversión del sector privado. Cuando el consumo y la inversión privada comienzan a crecer se modera el crecimiento del gasto público.

En términos más sencillos, es como si un padre de familia endeudado y que cada vez le cuesta más que le alcance su presupuesto, va a un banco a buscar ayuda. El banco le dice que no debe dejar de pagar los servicios más importantes de su familia, y que es mejor seguir endeudándose. Le otorga dinero con la condición de que lo usará en gastos específicos (colegios, médicos, comida), pidiéndole además que consiga ganar más dinero.

En teoría, estas prácticas son una salida viable. El problema ocurre cuando el dinero no se usa para inversión sino para otros fines y, además, no se logra ganar más dinero, es decir, recaudar más. Todo eso se agrava si en lugar de apretarse el cinturón, el gasto sube cada año. Y siempre se encuentra una institución que seguirá otorgando más préstamos.

“Para eso existen esas entidades internacionales que además, a través del manejo de dicho dinero, ganan entre el 2% y el 5% del monto otorgado, extra de los intereses establecidos”, expone Ponce. Es parte de su trabajo seguir colocando su liquidez a través de préstamos.

Los países altamente endeudados no han usado apropiadamente estos créditos y han arriesgado su macroeconomía. En lugar de invertir en desarrollo han gastado los recursos en burocracia y en pagar otras deudas. Países como México, Argentina, Portugal, Grecia y España han tenido graves problemas por sobre endeudar al sector público sin generar valor con ese dinero.

“Dejar de pagar la deuda externa no es un opción recomendable. Podría cerrarse las puertas de todas las instituciones monetarias del mundo, con lo cual el país se aislaría”, señala Ponce. Lo que se hace en casos extremos, es renegociar la  deuda y las tasas de interés.

Si la corrupción en la SAT cesa y mejora la recaudación hasta llegar a las metas establecidas con criterios más realistas, es posible que la necesidad de endeudarse cada año disminuya.

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Mientras unos le robaban al fisco, la deuda pública subía

Redacción República
27 de abril, 2015

Conforme sale a la luz más detalles de lo defraudado por la estructura criminal La Línea crece la indignación. Aunque en un inicio se había dicho que el monto total podría ser de unos Q940 millones, lo cual de todas maneras es una suma bastante alta, hay cálculos que indican que esa cantidad pudo haber sido anual desde 2011. Es decir, el total podría acercarse a los Q4 mil millones. Esta suma deberá ser confirmada por los investigadores.

Esto es especialmente alarmante en un país donde hay muchas necesidades, recientemente ha habido por ejemplo crisis hospitalarias muy graves por falta de recursos, agentes policiales no reciben insumos como gasolina para cumplir con su trabajo y los maestros protestan por falta de pago de sus salarios.

Esta estructura criminal ofrecía y facilitaba la evasión fiscal. El grupo que operaba desde la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) se enfocó en las siete aduanas más importantes del país en términos de recaudación, por ser las más lucrativas por la demanda.

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Brecha fiscal provocada

Lo descubierto por la investigación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público coincide con que la SAT no ha llegado a la meta fiscal desde 2012.

Antes de que se supiera el escándalo y fuera puesto en prisión, Omar Franco, entonces titular de la SAT, informó que en los tres primeros meses del 2015 no se alcanzaron las metas de recaudación. También dijo que como consecuencia ya hay una brecha fiscal de Q175 millones.

Para el 2015 la SAT prevé una recaudación de Q54,701 millones de quetzales pero se teme que no se alcance, ahora con la recaudación empeorada por la baja moral de los contribuyentes debido al escándalo descubierto.

Estos faltantes han ido aumentando cada año. La meta fiscal para el 2014 era de Q51,500 millones, pero se percibió solamente a Q48,885.5 millones, es decir hubo una brecha de Q2,615.2. En 2013 lo que faltó para llegar a la meta fueron Q2,500 millones y en 2012 Q1000 millones.

Las explicaciones oficiales para estos fracasos de recaudación eran variadas, pero se sabía que la corrupción en aduanas era una de las principales causas.

Por otro lado, el analista económico Hugo Maúl opina que las estimaciones para proyectar los ingresos han sido muy optimistas a pesar de los fracasos anteriores. “No se hace una evaluación con prudencia, puede más el apetito que tienen por los recursos para el gasto público, que es muy grande”, considera. Es de hacer énfasis que aunque no se llegue a la meta, Finanzas debe cumplir con el presupuesto por otros medios, es decir, adquiriendo deuda.

Los corruptos defraudando miles de millones de quetzales, los gobernantes pidiendo presupuestos no realistas para hacer funcionar el estado y finalmente Finanzas adquiriendo préstamos que los contribuyentes, es decir la población, pagará con mucho esfuerzo por muchos años. Ése era el círculo vicioso en el que nos tenía sumidos la corrupción en la SAT.

Por otro lado, también se puede sospechar que había una estrategia bien diseñada para aumentar la carga tributaria a la fuerza. “Llevar a las finanzas públicas a tal punto que la única salida posible sea el aumento de impuestos”, dice el analista. Eso intentaron hacer al incluir en el Presupuesto General 2015 impuestos tanto al cemento como a la telefonía, aunque este último quedó suspendido por orden de la Corte de Constitucionalidad. Esta suspensión provocaría un aumento extra en la brecha de este año por unos Q1344 millones.

Los detalles que ha dado la CICIG acerca del modo de operar de la banda de La Línea cada día asombran y decepcionan más a la opinión pública. Esa estructura criminal tenía tal poder, que manipulaban las cifras para bajar y subir la recaudación tributaria.

Cuando fueron capturados, tenían la intención de elevar momentáneamente las cifras, se cree que para no llamar la atención. “Con una pretendida función de elevar los ingresos, lo que existía era una justificación grave de la corrupción que esta estructura generaba”, señaló Iván Velásquez, jefe de la CICIG.

Tapando hoyos con deuda

Maúl señala que el presupuesto, una vez aprobado, debe ejecutarse en teoría con lo que se recaude, basándose en lo proyectado para la recaudación fiscal para cada año. Pero si la recaudación fracasa de todas maneras deben buscarse formas de financiamiento inmediatas.

Si los números continúan como hasta ahora, por cuarto año consecutivo habría un agujero fiscal. “Y como ha pasado en años anteriores, el agujero se tapará con más deuda pública. Ya tienen preparados los préstamos y bonos que van a usar”, dice Maúl.

El analista opina que en las próximas semanas se pedirá y aprobará una ampliación del presupuesto, pues es la salida más usual.

Se calcula que la deuda pública de Guatemala es de Q115 mil millones y se pagaría en más de 30 años. Sin embargo, para el Ministro de Finanzas, Dorval Carías, tenemos uno de los porcentajes más bajos de endeudamiento de América Latina. “En realidad la deuda de Guatemala sigue siendo una deuda baja y controlada cuyo servicio no presiona la caja, de tal manera que se convierta en una situación insostenible”, dijo a los medios el funcionario.

Guatemala incrementa en Q10 mil millones su deuda cada año y paga Q12 mil millones, de los cuales Q7 mil millones son para intereses y Q5 mil millones al capital.

Los principales acreedores de la deuda de Guatemala son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

El economista Rodrigo Ponce señala que estas prácticas son comunes para los gobiernos en todos los países, pues como dice Carías, para esos organismos Guatemala no está tan endeudada basándose en el PIB.

Más que la capacidad de pago, esas entidades financieras toman en cuenta los objetivos que se buscan lograr con el dinero solicitado. Con cada préstamo el Estado adquiere compromisos como por ejemplo aumentar la recaudación, la atención en salud y nutrición para niños con riesgo de desnutrición y la implementación de programas sociales.

Generalmente, dentro del contrato que se firma a la hora de otorgar el préstamo, además de establecer para qué se usará se señala cómo será entregado. Cada desembolso suele ser contra gastos específicos relacionados con el proyecto de inversión, con inclusión de equipo, materiales, obras civiles, servicios técnicos y de consultoría, estudios y costos recurrentes adicionales.

¿Hasta dónde llegará la deuda?

No son pocos los que ponen en duda el beneficio real de estos préstamos. Según la Asociación de Estudiantes de Economía de la Universidad Rafael Landívar, hay un círculo de endeudamiento que no termina. Opinan que cuando el Estado no percibe ingresos de la magnitud necesaria para pagar la deuda, puede tomar la decisión de emitir más monedas y billetes, generando un incremento en la inflación o un recorte el presupuesto para los ministerios y otras entidades gubernamentales.

Según Cepal, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales lo pertinente no es reducir el gasto público sino contemplar un déficit fiscal más grande (contratar más deuda), según se recauden más impuestos para compensar el menor consumo e  inversión del sector privado. Cuando el consumo y la inversión privada comienzan a crecer se modera el crecimiento del gasto público.

En términos más sencillos, es como si un padre de familia endeudado y que cada vez le cuesta más que le alcance su presupuesto, va a un banco a buscar ayuda. El banco le dice que no debe dejar de pagar los servicios más importantes de su familia, y que es mejor seguir endeudándose. Le otorga dinero con la condición de que lo usará en gastos específicos (colegios, médicos, comida), pidiéndole además que consiga ganar más dinero.

En teoría, estas prácticas son una salida viable. El problema ocurre cuando el dinero no se usa para inversión sino para otros fines y, además, no se logra ganar más dinero, es decir, recaudar más. Todo eso se agrava si en lugar de apretarse el cinturón, el gasto sube cada año. Y siempre se encuentra una institución que seguirá otorgando más préstamos.

“Para eso existen esas entidades internacionales que además, a través del manejo de dicho dinero, ganan entre el 2% y el 5% del monto otorgado, extra de los intereses establecidos”, expone Ponce. Es parte de su trabajo seguir colocando su liquidez a través de préstamos.

Los países altamente endeudados no han usado apropiadamente estos créditos y han arriesgado su macroeconomía. En lugar de invertir en desarrollo han gastado los recursos en burocracia y en pagar otras deudas. Países como México, Argentina, Portugal, Grecia y España han tenido graves problemas por sobre endeudar al sector público sin generar valor con ese dinero.

“Dejar de pagar la deuda externa no es un opción recomendable. Podría cerrarse las puertas de todas las instituciones monetarias del mundo, con lo cual el país se aislaría”, señala Ponce. Lo que se hace en casos extremos, es renegociar la  deuda y las tasas de interés.

Si la corrupción en la SAT cesa y mejora la recaudación hasta llegar a las metas establecidas con criterios más realistas, es posible que la necesidad de endeudarse cada año disminuya.