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En 2017 se retomará la discusión fiscal, dice Ministro de Finanzas

Allan Martinez
06 de febrero, 2016

Julio Héctor Estrada, ministro de Finanzas Públicas, promete que 2016 será un año de recuperación, pero adelanta que es necesario empezar a pensar “qué país vamos a querer”, con una mejor recaudación para el próximo año. Acerca de la SAT y su Directorio, el funcionario anticipa que “falta desenmarañar recursos legales”, por lo que deben esperar. Este año, el funcionario se plantea dos objetivos: orden y recuperar legitimidad, “lo demás será ganancia”.

¿Cuántos recursos requieren este año?

Todas están clamando por más presupuesto. Hay Q2,200 millones que están con fuentes confundidas. La gran cantidad de entidades piden más presupuesto. No me sirve subir el techo presupuestario porque no tenemos más ingresos. La meta de recaudación son Q54 mil 500 millones, casi Q4 mil 500 millones más que en 2015 y requiere un esfuerzo importante de transformación y gestión para alcanzar esa meta. Si tenemos un techo de Q70 mil millones de techo, pero ejecutamos Q62 mil millones, no hicimos un gasto eficaz. Nuestra meta es ejecutar el 99 por ciento, porque ejecutar el 100 por ciento no se puede por problemas de estadística y por facturación que se pasa al año siguiente. Para que pasemos de 88 por ciento de ejecución se necesita que las entidades puedan programar sus gastos razonablemente. Es la ambición para este 2016. Obviamente para el año entrante, con el crecimiento de la recaudación y crecimiento económico, tendremos un presupuesto más grande y empezaremos a reflejar muchas de las prioridades del Gobierno. Si el presupuesto del año entrante crece unos Q5 mil millones más, tendremos una parte importante para Salud, Educación y Gobernación. Nuestra propuesta es orden, eficiencia de gasto y recuperar la funcionalidad de la SAT para que tenga credibilidad y empiece a recaudar otra vez con más fuerza.

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En algún momento pensamos que en 2017 el Gobierno y la sociedad guatemalteca tendrán que plantearse qué tipo de gobierno quieren y cómo lo quiere financiar, porque somos el Estado más pequeño del mundo. En 2013 teníamos un 14 por ciento de PIB de gasto público total y hoy estamos en 12.5 por ciento, con eficiencia podríamos volver al 14. La recuperación será difícil porque, por ejemplo, en esa recuperación no está ampliar la cobertura nacional del MP, la cobertura universal de preprimaria y primaria y secundaria, pues alcanzar eso implicaría un Estado fuerte. La cobertura en inversión pública ha caído dramáticamente. El ministerio Comunicaciones solía representar un 3.5 por ciento del PIB, hoy no llega ni a 1 por ciento.

No hay que perderse de la historia de Guatemala. Hay problemas de corrupción, se perdió legitimidad en la función pública. Lo primero es recuperar esa credibilidad y después aceptar que el problema verdadero de la situación financiera de este país es que los ingresos son muy chiquitos, y para responder a las demandas de inversión en capital humano y capital físico, para que crezca la economía, se tendría que invertir un 3.5 o 4 por ciento del PIB y ahora estamos invirtiendo 1 por ciento. Si incluimos municipalidades y Consejos de Desarrollo llegamos a un 2 por ciento, pero necesitamos 4 o 5 por ciento del lado del sector público. Sin eso, el país no va a salir de esa tasa de crecimiento de 3.5 por ciento, que es casi el crecimiento de la población. Necesitamos formación de capital y encima resolver los problemas la educación, desnutrición crónica, capital humano y educación de calidad, eso también cuesta dinero. Solo para ver la diferencia con los países vecinos, en 2015 el gasto público de Guatemala fue de 12.5 por ciento; El Salvador 21, Honduras 20, Costa Rica 27, Colombia 29, Perú 28 y Ecuador 38. Somos muy pequeños. Cualquier economista que enfrenta los hechos en este país entiende que hay una ausencia de bienes públicos.

¿Cuál es la propuesta que tienen en ese tema?

El enfoque es poner orden y recuperar legitimidad. El año entrante tendremos una discusión más amplia.

¿Retomarán el Pacto Fiscal?

Hay una figura similar, pero sobre todo la población debe pensar en qué Estado quiere tener. Pienso que hay un espacio inmenso para recuperar la cobertura en seguridad social. Es uno de los ausentes de la fiesta. Se cayó la cobertura. En 1995 teníamos el 31 por ciento y bajamos al 16 por ciento. Eso genera menos cobertura médica y menos ahorro.. En unos 10 años debería de haber una meta de subirla a 50. En Costa Rica hay un 65 por ciento de cobertura del seguro social.

Soy un creyente de la seguridad social, obviamente tienen un serio problema de legitimidad, pero si la gente no planifica y no hace contribución, no paga seguro médico, no ahorra de manera sostenida, no se puede generar inversión y fondos para financiar carreteras y puertos. Tenemos que recuperar esa visión de octubre del 1944. Por lo menos la mitad de la población debe estar cubierta. Hay que crear un diálogo con sector privado y sociedad civil.

¿Cuál sería el mecanismo?

Eso lo veremos conforme vayamos generando credibilidad este año. Desde ya les digo que empiecen a pensar qué tipo de país queremos tener, que se refleje en números. Lo más importante es que la población conozca los valores y restricciones, hacer más de una cosa implica hacer menos de otra. Si se juntan todas las cosas que hay que hacer en el país, sale una cifra que es imposible de realizar, pero si ya se tienen los valores, entonces se dice: “qué voy a escoger, si lo que se quiere es autopistas, cobertura universal de preprimaria, primaria, secundaria, doblar la aportación a municipalidades, inversión en la Usac, invertir en innovación, seguridad o cobertura nacional del Ministerio Público”. Priorizamos y luego pensamos cómo alcanzar los recursos para hacer todas esas cosas.

Se prevé un ingreso de Q54 mil millones de ingresos tributarios, si uno hiciera esos números  ¿a cuánto podría aspirar de ingresos tributarios?

Recuperando la eficiencia de la SAT, como en 2007, con la tasa del 12 por ciento, ese monto debería ser hoy unos Q63 mil o 64 mil millones. Significarían hoy, Q10 mil millones más.  En 2010 se necesitaba un presupuesto de Q100 mil millones para cubrir todas esas necesidades, pero fácilmente para cubrirlo todo sería entre Q100 mil a Q120 mil millones, pero uno debe plantearse una meta de hacer un Estado más fuerte y eficiente. El Estado tiene para ahorrar y lograremos recuperar funcionalidad con la lucha contra la corrupción, transparencia y gestión. Vamos a recuperar funcionalidad en hospitales. Ya se hizo con algunas transferencias y se podría lograr el año entrante.

Con todo eso, ¿a qué se aspira?, ¿cuánto dinero se necesita?

Quisiéramos tener un diálogo con la sociedad y con la gente que más entiende de estos temas y es más informada. Que se restablezcan las restricciones, por ejemplo, los programas nacionales de desnutrición crónica. Hagamos eso primero a gran escala porque esa inversión se paga 50 a 1. Los niños con una inversión pequeñita se pueden mantener con una capacidad intelectual y de salud, y son inversiones pequeñas.

Un programa universal de desnutrición crónica podría costar entre Q1 mil millones o Q1 mil 200 millones, pero se podría entrarle a los grandes retos como la cobertura universal de salud, cobertura de educación preprimaria, primaria y secundaria. No solo se paga más impuestos, se paga con más crecimiento económico. Si es una meta a cinco años, de los recursos, dos terceras partes vienen del crecimiento económico y otra viene del Estado que recauda más y mejor. Hemos tenido un crecimiento sano, pero muy regular. Por eso la gente no percibe que el país crece.

Poner impuestos en la economía informal, que es grande, ¿podría ser una fuente de ingresos?

Es una parte. Hay economía ilegal y luego pobreza de 65 o 70 por ciento, pero el aporte de la economía informal es de 25 por ciento y es disperso. Una buena parte es rural y muy pequeña y eso no va a rendir un montón de dinero ni va a resolver problema tributario del país. Es muy importante recuperar la SAT, reforzarla y empoderarla.

Con el ISR o el IVA llegaremos a un nivel medio de recaudación, cerca del 15 por ciento. Otra causa es que el Estado, es un mal gestor de su patrimonio. Cuánto le rinden las empreas estatales como el INDE, las portuarias y el aeropuerto que pierden dinero o ganan muy poco y tiene todos esos contratos que lo succionan. En recursos naturales hemos sido incapaces de sacar más proyectos de licitación para la explotación de petróleo en Petén, por ejemplo, y  de repente un impuesto, pero es poquito.El grueso es seguridad social y gestión de patrimonio y una mejor recaudación tributaria.

Abrir el país a la inversión extranjera, como por ejemplo a empresas mineras, podría ser un camino; sin embargo, la minería genera conflictividad

El país viene por un proceso de cambio. Con los abusos fuertes de los años anteriores y los avances de institucionalidad del Ministerio Público y la CICIG, se reventó el sistema y ahora hay que reinventarlo. Por eso hay que generar credibilidad en el sistema. No se puede negar que tenemos un Estado con grandísimas brechas de servicios públicos. Tenemos unos indicadores muy malos: 50 por ciento de desnutrición crónica es vergonzoso. Y no se ve que vayamos a salir de ahí. Inicialmente hay que invitar a un diálogo más amplio porque necesitamos crecer más rápido y eso genera una serie de recursos adicionales. La carga tributaria aquí es de 12 por ciento y la de Costa Rica 14 por ciento, no es mucho más alta, pero ellos llegan a 27 por ciento con seguridad social e ingresos no tributarios.

¿Por qué no abrimos la mesa a una discusión más amplia? Queremos tener empresas estatales rentables para que ellas financien una buena parte de la expansión portuaria y ferroviaria. Debemos hacer proyectos de alianzas público-privadas, pues, al final, el activo es del Estado y entonces crece su patrimonio. La inversión en recursos naturales dejan importantes fortalecimientos en rentas, regalías o hidrocarburos compartidos, es importantísimo. La base de la transformación que hicieron países como Colombia y Perú fue dinamizar los sectores de producción de recursos naturales y eso es innegable y así fue con Chile, es un motor importante. La recaudación tributaria de Guatemala no es mucho más pequeña en comparación con la de México, la única diferencia es PEMEX. Resulta que ahora hay gas en Petén y no se extrae por cualquier excusa. Hay que explotarlo, sacarlo correctamente, no por el negocio o el empleo, sino porque fortalece al Estado de Guatemala de manera dramática. Hay que tener una conversación más amplia y siempre se pide eso.

Para este año, ¿existe un plan “B” en caso de que el Congreso no apruebe leyes como la de inversión o empleo?

Es relativo. Tiene cierta importancia en el empleo e impacto fiscal mínimo. Yo hablo de lo que me toca a mí. No hay un plan B verdadero. El presupuesto está en una situación apretada y así lleva 10 años. No solo hay que depender de las dificultades presupuestarias, ahora el Estado no tiene para emergencias porque no tiene caja ni ahorros. Una carretera que por nueve años no se le da mantenimiento, hay que volverla a pagar otra vez.

El reto de la sociedad es de comunicar y para eso necesitamos, por lo menos, este año trabajar bajo cierto marco de colaboración. El partido de gobierno no tiene una bancada fuerte. Este es un Congreso dividido en muchos grupos y la petición ciudadana es de trabajar, de reconstruir el país y no esperemos los errores de los demás para echarles la culpa porque entonces se puede ir en esa dirección y el que va a perder va a ser el país. No hay mucho espacio para ponerse a hacer berrinche, pelear, hacer confrontación, descalificar o destruir. En 2015 se frenó el gasto público y la falta de Presidencia fue dramática y creo que el país no se dio cuenta mucho porque estaba entretenida con los “jueves de CICIG”, pero el golpe fue durísimo. Yo creo que de circo se puede vivir un día, pero para dos se necesita pan.

¿Cuál es la propuesta con la SAT? ¿Tienen candidatos?

Es una entidad descentralizada con su gobernanza propia y está colocada a un brazo de distancia del Ministerio de Finanzas. Estamos claros que debe haber un cambio en su gobernabilidad tanto del Directorio como de su Superintendente y luego hacer un trabajo de a pie, de recuperar la gestión y la administración que está enferma y desajustada en su liderazgo y fue golpeada en su moral, en sus procesos. Hay algunos procesos judiciales que han detenido los nombramientos del Directorio de la Superintendencia y estamos trabajando con el Presidente unas propuestas más específicas con cambios pequeños, pero importantes al marco institucional que reflejan el aprendizaje de casi 20 años. Se hicieron algunas modificaciones hace un par de años, pero solo fue más de lo mismo, hay que cambiar un poco el modelo.

¿Qué es lo que están pensando?

Primero es que Directorio hace dos cosas que no tienen nada que ver una, con la otra. Otra es que un tribunal decida revisiones que se hacen de los impuestos o requerimientos de revocatoria, pensamos que debería ser un tribunal provisional de gente dedicada a eso.

Ahora lo hace el Directorio y sentimos que debe haber una figura de Directorio y no estamos claros si deberían ser 5 o 3. Tal vez una figura de tres es más ejecutiva y tienen un poder de sentarse a ver los temas con más dinámica. O el de 5 se vuelve de 6, con tres en tribunal y tres en la parte de gestión. Se quiere corregir el proceso del nombramiento del Superintendente con un modelo más ágil y más cercano al Gobierno. Se están haciendo cambios en la normativa y cambios en los controles que han sido copiados de mejores prácticas.

¿Tienen previsto barrer y limpiar puestos específicos de aduanas o algunos otros?

No puedo hacer esos cambios en la SAT aunque quisiera, no es mi mandato, solo soy un director más. La SAT tiene gente muy profesional, de carrera y mística. Lo que pasa es que esas dobles intenciones dentro de la institución generaron mucha contaminación y eso desanima y solo promueve a los que llegan de afuera. Se contaminó como parte del proceso de corrupción. El que llegue tendrá que sacar a un 5 por ciento de los trabajadores, va a ser bajo y se tendrá colaboración con instituciones de justicia, Ministerio Público, CICIG y mecanismos de inteligencia. Hay que empezar a promover a la gente correcta, recuperar la moralidad de los trabajadores, porque hoy es una organización enferma. Debe reconstruirse y eso empieza a permear para abajo con la ayuda de muchas instituciones y apoyo de la sociedad. Eso no se va recuperar de un día para otro, sucederá en la segunda parte del año entrante cuando se vea una SAT empoderada. Creo que se va a alcanzar la meta de recaudación. El año pasado creció un dos por ciento, esperamos que este año llegue a un 11 o 10 por ciento.

Con la aprobación de la ley de Desarrollo Rural ¿se va a crear un nuevo Ministerio?

No hay recursos ni siquiera para los ministerios que ya están. Si pasa la ley de Desarrollo Rural lo único que le podemos pedir a la gente es que tenga paciencia. El Congreso aprobó una iniciativa para subir los pagos de clases pasivas, pero las clases pasivas tiene un déficit de Q3 mil 500 millones, eso es lo que Estado subsidia.

¿Qué otro asunto le preocupa más en el Ministerio de Finanzas?

Hay dos temas: Ley de Contrataciones y el presupuesto 2017 que se empezó a trabajar. Queremos hacerlo con una participación de diferentes actores como el  Congreso. Estamos haciendo los préstamos de apoyo presupuestario civilizadamente, que son para el año entrante. Si el Congreso se decide por bonos, pues no molesta, es más rápido. Los bonos no son más caros que los préstamos, eso es una ilusión financiera.

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En 2017 se retomará la discusión fiscal, dice Ministro de Finanzas

Allan Martinez
06 de febrero, 2016

Julio Héctor Estrada, ministro de Finanzas Públicas, promete que 2016 será un año de recuperación, pero adelanta que es necesario empezar a pensar “qué país vamos a querer”, con una mejor recaudación para el próximo año. Acerca de la SAT y su Directorio, el funcionario anticipa que “falta desenmarañar recursos legales”, por lo que deben esperar. Este año, el funcionario se plantea dos objetivos: orden y recuperar legitimidad, “lo demás será ganancia”.

¿Cuántos recursos requieren este año?

Todas están clamando por más presupuesto. Hay Q2,200 millones que están con fuentes confundidas. La gran cantidad de entidades piden más presupuesto. No me sirve subir el techo presupuestario porque no tenemos más ingresos. La meta de recaudación son Q54 mil 500 millones, casi Q4 mil 500 millones más que en 2015 y requiere un esfuerzo importante de transformación y gestión para alcanzar esa meta. Si tenemos un techo de Q70 mil millones de techo, pero ejecutamos Q62 mil millones, no hicimos un gasto eficaz. Nuestra meta es ejecutar el 99 por ciento, porque ejecutar el 100 por ciento no se puede por problemas de estadística y por facturación que se pasa al año siguiente. Para que pasemos de 88 por ciento de ejecución se necesita que las entidades puedan programar sus gastos razonablemente. Es la ambición para este 2016. Obviamente para el año entrante, con el crecimiento de la recaudación y crecimiento económico, tendremos un presupuesto más grande y empezaremos a reflejar muchas de las prioridades del Gobierno. Si el presupuesto del año entrante crece unos Q5 mil millones más, tendremos una parte importante para Salud, Educación y Gobernación. Nuestra propuesta es orden, eficiencia de gasto y recuperar la funcionalidad de la SAT para que tenga credibilidad y empiece a recaudar otra vez con más fuerza.

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En algún momento pensamos que en 2017 el Gobierno y la sociedad guatemalteca tendrán que plantearse qué tipo de gobierno quieren y cómo lo quiere financiar, porque somos el Estado más pequeño del mundo. En 2013 teníamos un 14 por ciento de PIB de gasto público total y hoy estamos en 12.5 por ciento, con eficiencia podríamos volver al 14. La recuperación será difícil porque, por ejemplo, en esa recuperación no está ampliar la cobertura nacional del MP, la cobertura universal de preprimaria y primaria y secundaria, pues alcanzar eso implicaría un Estado fuerte. La cobertura en inversión pública ha caído dramáticamente. El ministerio Comunicaciones solía representar un 3.5 por ciento del PIB, hoy no llega ni a 1 por ciento.

No hay que perderse de la historia de Guatemala. Hay problemas de corrupción, se perdió legitimidad en la función pública. Lo primero es recuperar esa credibilidad y después aceptar que el problema verdadero de la situación financiera de este país es que los ingresos son muy chiquitos, y para responder a las demandas de inversión en capital humano y capital físico, para que crezca la economía, se tendría que invertir un 3.5 o 4 por ciento del PIB y ahora estamos invirtiendo 1 por ciento. Si incluimos municipalidades y Consejos de Desarrollo llegamos a un 2 por ciento, pero necesitamos 4 o 5 por ciento del lado del sector público. Sin eso, el país no va a salir de esa tasa de crecimiento de 3.5 por ciento, que es casi el crecimiento de la población. Necesitamos formación de capital y encima resolver los problemas la educación, desnutrición crónica, capital humano y educación de calidad, eso también cuesta dinero. Solo para ver la diferencia con los países vecinos, en 2015 el gasto público de Guatemala fue de 12.5 por ciento; El Salvador 21, Honduras 20, Costa Rica 27, Colombia 29, Perú 28 y Ecuador 38. Somos muy pequeños. Cualquier economista que enfrenta los hechos en este país entiende que hay una ausencia de bienes públicos.

¿Cuál es la propuesta que tienen en ese tema?

El enfoque es poner orden y recuperar legitimidad. El año entrante tendremos una discusión más amplia.

¿Retomarán el Pacto Fiscal?

Hay una figura similar, pero sobre todo la población debe pensar en qué Estado quiere tener. Pienso que hay un espacio inmenso para recuperar la cobertura en seguridad social. Es uno de los ausentes de la fiesta. Se cayó la cobertura. En 1995 teníamos el 31 por ciento y bajamos al 16 por ciento. Eso genera menos cobertura médica y menos ahorro.. En unos 10 años debería de haber una meta de subirla a 50. En Costa Rica hay un 65 por ciento de cobertura del seguro social.

Soy un creyente de la seguridad social, obviamente tienen un serio problema de legitimidad, pero si la gente no planifica y no hace contribución, no paga seguro médico, no ahorra de manera sostenida, no se puede generar inversión y fondos para financiar carreteras y puertos. Tenemos que recuperar esa visión de octubre del 1944. Por lo menos la mitad de la población debe estar cubierta. Hay que crear un diálogo con sector privado y sociedad civil.

¿Cuál sería el mecanismo?

Eso lo veremos conforme vayamos generando credibilidad este año. Desde ya les digo que empiecen a pensar qué tipo de país queremos tener, que se refleje en números. Lo más importante es que la población conozca los valores y restricciones, hacer más de una cosa implica hacer menos de otra. Si se juntan todas las cosas que hay que hacer en el país, sale una cifra que es imposible de realizar, pero si ya se tienen los valores, entonces se dice: “qué voy a escoger, si lo que se quiere es autopistas, cobertura universal de preprimaria, primaria, secundaria, doblar la aportación a municipalidades, inversión en la Usac, invertir en innovación, seguridad o cobertura nacional del Ministerio Público”. Priorizamos y luego pensamos cómo alcanzar los recursos para hacer todas esas cosas.

Se prevé un ingreso de Q54 mil millones de ingresos tributarios, si uno hiciera esos números  ¿a cuánto podría aspirar de ingresos tributarios?

Recuperando la eficiencia de la SAT, como en 2007, con la tasa del 12 por ciento, ese monto debería ser hoy unos Q63 mil o 64 mil millones. Significarían hoy, Q10 mil millones más.  En 2010 se necesitaba un presupuesto de Q100 mil millones para cubrir todas esas necesidades, pero fácilmente para cubrirlo todo sería entre Q100 mil a Q120 mil millones, pero uno debe plantearse una meta de hacer un Estado más fuerte y eficiente. El Estado tiene para ahorrar y lograremos recuperar funcionalidad con la lucha contra la corrupción, transparencia y gestión. Vamos a recuperar funcionalidad en hospitales. Ya se hizo con algunas transferencias y se podría lograr el año entrante.

Con todo eso, ¿a qué se aspira?, ¿cuánto dinero se necesita?

Quisiéramos tener un diálogo con la sociedad y con la gente que más entiende de estos temas y es más informada. Que se restablezcan las restricciones, por ejemplo, los programas nacionales de desnutrición crónica. Hagamos eso primero a gran escala porque esa inversión se paga 50 a 1. Los niños con una inversión pequeñita se pueden mantener con una capacidad intelectual y de salud, y son inversiones pequeñas.

Un programa universal de desnutrición crónica podría costar entre Q1 mil millones o Q1 mil 200 millones, pero se podría entrarle a los grandes retos como la cobertura universal de salud, cobertura de educación preprimaria, primaria y secundaria. No solo se paga más impuestos, se paga con más crecimiento económico. Si es una meta a cinco años, de los recursos, dos terceras partes vienen del crecimiento económico y otra viene del Estado que recauda más y mejor. Hemos tenido un crecimiento sano, pero muy regular. Por eso la gente no percibe que el país crece.

Poner impuestos en la economía informal, que es grande, ¿podría ser una fuente de ingresos?

Es una parte. Hay economía ilegal y luego pobreza de 65 o 70 por ciento, pero el aporte de la economía informal es de 25 por ciento y es disperso. Una buena parte es rural y muy pequeña y eso no va a rendir un montón de dinero ni va a resolver problema tributario del país. Es muy importante recuperar la SAT, reforzarla y empoderarla.

Con el ISR o el IVA llegaremos a un nivel medio de recaudación, cerca del 15 por ciento. Otra causa es que el Estado, es un mal gestor de su patrimonio. Cuánto le rinden las empreas estatales como el INDE, las portuarias y el aeropuerto que pierden dinero o ganan muy poco y tiene todos esos contratos que lo succionan. En recursos naturales hemos sido incapaces de sacar más proyectos de licitación para la explotación de petróleo en Petén, por ejemplo, y  de repente un impuesto, pero es poquito.El grueso es seguridad social y gestión de patrimonio y una mejor recaudación tributaria.

Abrir el país a la inversión extranjera, como por ejemplo a empresas mineras, podría ser un camino; sin embargo, la minería genera conflictividad

El país viene por un proceso de cambio. Con los abusos fuertes de los años anteriores y los avances de institucionalidad del Ministerio Público y la CICIG, se reventó el sistema y ahora hay que reinventarlo. Por eso hay que generar credibilidad en el sistema. No se puede negar que tenemos un Estado con grandísimas brechas de servicios públicos. Tenemos unos indicadores muy malos: 50 por ciento de desnutrición crónica es vergonzoso. Y no se ve que vayamos a salir de ahí. Inicialmente hay que invitar a un diálogo más amplio porque necesitamos crecer más rápido y eso genera una serie de recursos adicionales. La carga tributaria aquí es de 12 por ciento y la de Costa Rica 14 por ciento, no es mucho más alta, pero ellos llegan a 27 por ciento con seguridad social e ingresos no tributarios.

¿Por qué no abrimos la mesa a una discusión más amplia? Queremos tener empresas estatales rentables para que ellas financien una buena parte de la expansión portuaria y ferroviaria. Debemos hacer proyectos de alianzas público-privadas, pues, al final, el activo es del Estado y entonces crece su patrimonio. La inversión en recursos naturales dejan importantes fortalecimientos en rentas, regalías o hidrocarburos compartidos, es importantísimo. La base de la transformación que hicieron países como Colombia y Perú fue dinamizar los sectores de producción de recursos naturales y eso es innegable y así fue con Chile, es un motor importante. La recaudación tributaria de Guatemala no es mucho más pequeña en comparación con la de México, la única diferencia es PEMEX. Resulta que ahora hay gas en Petén y no se extrae por cualquier excusa. Hay que explotarlo, sacarlo correctamente, no por el negocio o el empleo, sino porque fortalece al Estado de Guatemala de manera dramática. Hay que tener una conversación más amplia y siempre se pide eso.

Para este año, ¿existe un plan “B” en caso de que el Congreso no apruebe leyes como la de inversión o empleo?

Es relativo. Tiene cierta importancia en el empleo e impacto fiscal mínimo. Yo hablo de lo que me toca a mí. No hay un plan B verdadero. El presupuesto está en una situación apretada y así lleva 10 años. No solo hay que depender de las dificultades presupuestarias, ahora el Estado no tiene para emergencias porque no tiene caja ni ahorros. Una carretera que por nueve años no se le da mantenimiento, hay que volverla a pagar otra vez.

El reto de la sociedad es de comunicar y para eso necesitamos, por lo menos, este año trabajar bajo cierto marco de colaboración. El partido de gobierno no tiene una bancada fuerte. Este es un Congreso dividido en muchos grupos y la petición ciudadana es de trabajar, de reconstruir el país y no esperemos los errores de los demás para echarles la culpa porque entonces se puede ir en esa dirección y el que va a perder va a ser el país. No hay mucho espacio para ponerse a hacer berrinche, pelear, hacer confrontación, descalificar o destruir. En 2015 se frenó el gasto público y la falta de Presidencia fue dramática y creo que el país no se dio cuenta mucho porque estaba entretenida con los “jueves de CICIG”, pero el golpe fue durísimo. Yo creo que de circo se puede vivir un día, pero para dos se necesita pan.

¿Cuál es la propuesta con la SAT? ¿Tienen candidatos?

Es una entidad descentralizada con su gobernanza propia y está colocada a un brazo de distancia del Ministerio de Finanzas. Estamos claros que debe haber un cambio en su gobernabilidad tanto del Directorio como de su Superintendente y luego hacer un trabajo de a pie, de recuperar la gestión y la administración que está enferma y desajustada en su liderazgo y fue golpeada en su moral, en sus procesos. Hay algunos procesos judiciales que han detenido los nombramientos del Directorio de la Superintendencia y estamos trabajando con el Presidente unas propuestas más específicas con cambios pequeños, pero importantes al marco institucional que reflejan el aprendizaje de casi 20 años. Se hicieron algunas modificaciones hace un par de años, pero solo fue más de lo mismo, hay que cambiar un poco el modelo.

¿Qué es lo que están pensando?

Primero es que Directorio hace dos cosas que no tienen nada que ver una, con la otra. Otra es que un tribunal decida revisiones que se hacen de los impuestos o requerimientos de revocatoria, pensamos que debería ser un tribunal provisional de gente dedicada a eso.

Ahora lo hace el Directorio y sentimos que debe haber una figura de Directorio y no estamos claros si deberían ser 5 o 3. Tal vez una figura de tres es más ejecutiva y tienen un poder de sentarse a ver los temas con más dinámica. O el de 5 se vuelve de 6, con tres en tribunal y tres en la parte de gestión. Se quiere corregir el proceso del nombramiento del Superintendente con un modelo más ágil y más cercano al Gobierno. Se están haciendo cambios en la normativa y cambios en los controles que han sido copiados de mejores prácticas.

¿Tienen previsto barrer y limpiar puestos específicos de aduanas o algunos otros?

No puedo hacer esos cambios en la SAT aunque quisiera, no es mi mandato, solo soy un director más. La SAT tiene gente muy profesional, de carrera y mística. Lo que pasa es que esas dobles intenciones dentro de la institución generaron mucha contaminación y eso desanima y solo promueve a los que llegan de afuera. Se contaminó como parte del proceso de corrupción. El que llegue tendrá que sacar a un 5 por ciento de los trabajadores, va a ser bajo y se tendrá colaboración con instituciones de justicia, Ministerio Público, CICIG y mecanismos de inteligencia. Hay que empezar a promover a la gente correcta, recuperar la moralidad de los trabajadores, porque hoy es una organización enferma. Debe reconstruirse y eso empieza a permear para abajo con la ayuda de muchas instituciones y apoyo de la sociedad. Eso no se va recuperar de un día para otro, sucederá en la segunda parte del año entrante cuando se vea una SAT empoderada. Creo que se va a alcanzar la meta de recaudación. El año pasado creció un dos por ciento, esperamos que este año llegue a un 11 o 10 por ciento.

Con la aprobación de la ley de Desarrollo Rural ¿se va a crear un nuevo Ministerio?

No hay recursos ni siquiera para los ministerios que ya están. Si pasa la ley de Desarrollo Rural lo único que le podemos pedir a la gente es que tenga paciencia. El Congreso aprobó una iniciativa para subir los pagos de clases pasivas, pero las clases pasivas tiene un déficit de Q3 mil 500 millones, eso es lo que Estado subsidia.

¿Qué otro asunto le preocupa más en el Ministerio de Finanzas?

Hay dos temas: Ley de Contrataciones y el presupuesto 2017 que se empezó a trabajar. Queremos hacerlo con una participación de diferentes actores como el  Congreso. Estamos haciendo los préstamos de apoyo presupuestario civilizadamente, que son para el año entrante. Si el Congreso se decide por bonos, pues no molesta, es más rápido. Los bonos no son más caros que los préstamos, eso es una ilusión financiera.