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La desbalanceada balanza comercial de Guatemala

En el 2021 se experimentó el mayor aumento en las importaciones del país, de 46%, cuando pasaron de US$ 18.2 mil millones en el 2020 a US$26.6 mil millones en el 2021.

La balanza comercial de Guatemala tiene fuerte sustento en las remesas familiares.
Diego Lechuga
22 de febrero, 2023

Los últimos años, en concreto entre el 2020 y 2022, se ha visto una tendencia muy acelerada al crecimiento de las importaciones. Según las cifras preliminares del Banco de Guatemala, el acumulado de las importaciones del país al término del 2022 eran de US$ 32.1 mil millones.

Una cifra récord que representa incremento del 20% en solo un año. No obstante, fue en el 2021 que se experimentó el mayor aumento en las importaciones del país, de 46%, cuando estas pasaron de US$ 18.2 mil millones en el 2020 a US$26.6 mil millones en el 2021.

Para poner en contexto estas cifras, el aumento interanual del 2021 superó el crecimiento que tuvieron las importaciones entre el 2010 y 2019. Durante este periodo las importaciones del país pasaron de US$13.83 a US$ 19.88 millardos, es decir un aumento de poco más del 43% en una década.

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Como primera impresión he de mencionar que una balanza comercial deficitaria, es decir en la que se importa más de lo que se exporta, no es inherentemente negativa. Países como EE.UU. poseen una balanza comercial negativa y logran mantener un sistema de comercio e industria sano.

Esto es porque en su versión más básica, para producir algo se requiere de insumos y materia prima que el país no necesariamente posee. Se podría decir que se importa el caucho para exportar el neumático.

Asimismo, pueden existir otras formas de comercio no reflejadas en la balanza comercial que provean al mercado de los recursos necesarios para mover su economía como sería el caso de las inversiones en el extranjero. El problema con Guatemala, más allá del valor en si de las importaciones o su crecimiento, es la creciente desconexión que parece tener con respecto a la industria y exportaciones del país.

Esto porque Guatemala posee dos fuentes casi únicas de ingreso de divisas, exportaciones y remesas. Y son las divisas obtenidas de las exportaciones o remesas el medio para abastecer a estas industrias exportadoras y el comercio en general de Guatemala, de bienes y servicios del extranjero necesarios para su actividad.

Estas divisas también sirven para importar todos aquellos productos de consumo y recreación que en sí no forman parte del sector productivo y son solo para el consumidor final. El problema es que mientras que las importaciones crecieron en solo entre el 2020 y 2022 casi US$14 millardos, las exportaciones tuvieron un aumento de poco más de US$ 4 millardos.

Sin embargo y antes de llegar a una conclusión del estado del comercio exterior de Guatemala es necesario resaltar que la pandemia del covid-19 tuvo grandes efectos en desabastecimiento de inventarios y estos se tenían que reponer, así como también se dieron diversos incrementos del precio de los combustibles y también los fletes marítimos tuvieron un aumento de precio. Inclusive se le debe de dar especial mención a la inflación rampante del 2022 a nivel mundial. Todos estos son factores que tienen una porción de responsabilidad en el desproporcionado aumento de las importaciones.

Si observamos las estadísticas del Banco de Guatemala en importaciones de bienes de consumos, materias primas y combustibles, se puede observar que cada uno de estos rubros aumentó entre el 2020 y 2022 en 60.5%, 70.8% y 65.7% respectivamente. Además, durante este mismo periodo el valor de un flete marítimo tuvo incrementos de hasta el 200% en algunas rutas respaldando lo mencionado antes.

Con este considerando, por qué he de llamar la atención a algo que parece ser solo algo derivado de las circunstancias y fácilmente explicable. Por el riesgo que puede llegar a tener una balanza comercial tan desproporcionada y sin una coherencia con la economía nacional.

Esto porque solo evidencia la cada vez más grande dependencia que se le tiene a las importaciones y la reducción del peso de la industria local. Desde las materias primas hasta el precio de los contenedores parecen comenzar a estabilizarse y ya sea por una desaceleración en la economía mundial o la normalización de las cadenas de suministro, pero el 2023 será el año para observar si la balanza comercial del país regresa a su tendencia histórica o si se hace más grande la brecha entre lo que se vende y lo que se compra.

Porque el riesgo esta en asumir que las remesas seguirán aumentando de forma sostenida y sostendrán en el tiempo el aumento de las importaciones. Esto sin tomar en cuenta que los hijos crecen y las nuevas generaciones pueden no tener el mismo apego o compromiso con la familia que dejaron en su país de origen. Mi pregunta entonces es, ¿Qué pasaría si las remesas disminuyen de forma sustancial?

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En el 2021 se experimentó el mayor aumento en las importaciones del país, de 46%, cuando pasaron de US$ 18.2 mil millones en el 2020 a US$26.6 mil millones en el 2021.

La balanza comercial de Guatemala tiene fuerte sustento en las remesas familiares.
Diego Lechuga
22 de febrero, 2023

Los últimos años, en concreto entre el 2020 y 2022, se ha visto una tendencia muy acelerada al crecimiento de las importaciones. Según las cifras preliminares del Banco de Guatemala, el acumulado de las importaciones del país al término del 2022 eran de US$ 32.1 mil millones.

Una cifra récord que representa incremento del 20% en solo un año. No obstante, fue en el 2021 que se experimentó el mayor aumento en las importaciones del país, de 46%, cuando estas pasaron de US$ 18.2 mil millones en el 2020 a US$26.6 mil millones en el 2021.

Para poner en contexto estas cifras, el aumento interanual del 2021 superó el crecimiento que tuvieron las importaciones entre el 2010 y 2019. Durante este periodo las importaciones del país pasaron de US$13.83 a US$ 19.88 millardos, es decir un aumento de poco más del 43% en una década.

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Como primera impresión he de mencionar que una balanza comercial deficitaria, es decir en la que se importa más de lo que se exporta, no es inherentemente negativa. Países como EE.UU. poseen una balanza comercial negativa y logran mantener un sistema de comercio e industria sano.

Esto es porque en su versión más básica, para producir algo se requiere de insumos y materia prima que el país no necesariamente posee. Se podría decir que se importa el caucho para exportar el neumático.

Asimismo, pueden existir otras formas de comercio no reflejadas en la balanza comercial que provean al mercado de los recursos necesarios para mover su economía como sería el caso de las inversiones en el extranjero. El problema con Guatemala, más allá del valor en si de las importaciones o su crecimiento, es la creciente desconexión que parece tener con respecto a la industria y exportaciones del país.

Esto porque Guatemala posee dos fuentes casi únicas de ingreso de divisas, exportaciones y remesas. Y son las divisas obtenidas de las exportaciones o remesas el medio para abastecer a estas industrias exportadoras y el comercio en general de Guatemala, de bienes y servicios del extranjero necesarios para su actividad.

Estas divisas también sirven para importar todos aquellos productos de consumo y recreación que en sí no forman parte del sector productivo y son solo para el consumidor final. El problema es que mientras que las importaciones crecieron en solo entre el 2020 y 2022 casi US$14 millardos, las exportaciones tuvieron un aumento de poco más de US$ 4 millardos.

Sin embargo y antes de llegar a una conclusión del estado del comercio exterior de Guatemala es necesario resaltar que la pandemia del covid-19 tuvo grandes efectos en desabastecimiento de inventarios y estos se tenían que reponer, así como también se dieron diversos incrementos del precio de los combustibles y también los fletes marítimos tuvieron un aumento de precio. Inclusive se le debe de dar especial mención a la inflación rampante del 2022 a nivel mundial. Todos estos son factores que tienen una porción de responsabilidad en el desproporcionado aumento de las importaciones.

Si observamos las estadísticas del Banco de Guatemala en importaciones de bienes de consumos, materias primas y combustibles, se puede observar que cada uno de estos rubros aumentó entre el 2020 y 2022 en 60.5%, 70.8% y 65.7% respectivamente. Además, durante este mismo periodo el valor de un flete marítimo tuvo incrementos de hasta el 200% en algunas rutas respaldando lo mencionado antes.

Con este considerando, por qué he de llamar la atención a algo que parece ser solo algo derivado de las circunstancias y fácilmente explicable. Por el riesgo que puede llegar a tener una balanza comercial tan desproporcionada y sin una coherencia con la economía nacional.

Esto porque solo evidencia la cada vez más grande dependencia que se le tiene a las importaciones y la reducción del peso de la industria local. Desde las materias primas hasta el precio de los contenedores parecen comenzar a estabilizarse y ya sea por una desaceleración en la economía mundial o la normalización de las cadenas de suministro, pero el 2023 será el año para observar si la balanza comercial del país regresa a su tendencia histórica o si se hace más grande la brecha entre lo que se vende y lo que se compra.

Porque el riesgo esta en asumir que las remesas seguirán aumentando de forma sostenida y sostendrán en el tiempo el aumento de las importaciones. Esto sin tomar en cuenta que los hijos crecen y las nuevas generaciones pueden no tener el mismo apego o compromiso con la familia que dejaron en su país de origen. Mi pregunta entonces es, ¿Qué pasaría si las remesas disminuyen de forma sustancial?

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