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No todo lo que brilla es oro, no todo lo que está en la nube será exitoso

Lo que sucede es que con la subida de tasas de interés en EEUU inició un proceso de ajuste que tiene como fin apegarse a los retornos reales y no a las expectativa de retornos. Esto ha provocado que inclusive empresas consolidadas como Amazon y Meta sufran un ajuste en su valor de mercado hasta alcanzar niveles prepandémicos.

.
Diego Lechuga
07 de noviembre, 2022

Parece que la burbuja de las punto-com se repite. Hace una semana hablaba sobre el ciclo de innovación y como si una empresa no logra ofrecer una innovación real /tangible o elemento nuevo que resuelva una necesidad tangible, eventualmente no será competitiva.

En su momento hablaba del proyecto de Facebook y su aventura para penetrar el mercado de las remesas en Guatemala llamada Novi y del que pueden leer más aquí. Sin embargo, la esencia de ese artículo es que: aunque el proyecto de Novi tenían como respaldo una de las empresas más grandes del mundo no logro penetrar y consolidar una posición en el mercado de remesas de Guatemala ya que en sí no ofrecía nada nuevo o diferente a lo que los remedadores tradicionales que están mejor posicionados ya ofrecen.

Aunque en su momento hacía referencia al proyecto de Novi, este ejemplo fácilmente podría aplicarse a infinidad de empresas digitales que solo por ser digitales tuvieron un boom durante la pandemia sin en si llegar a ofrecer algo nuevo o realmente innovador. Ejemplos como Carvana, Zoom o el Metaverso parecen haberse quedado cortos en llenar las expectativas que ellos mismos crearon.

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Pasamos de “el futuro es digital” y surgimiento de diversos metaversos o propuestas que tenían como objetivo migrar todo tipo de interacción a la nube, al desplome de las gigantes tecnológicas.

No obstante, no me malinterpreten, sí considero que el futuro es digital. El problema es que la tecnología aún no esta en una etapa de madurez que la haga lo suficientemente atractiva para masificarse y mudar los hábitos de consumo de lo físico a lo virtual. Inclusive Amazon ha aumentado su apuesta por tiendas físicas, con un giro hibrido de economía virtual experiencia física.

Lo que sucede es que con la subida de tasas de interés en Estados Unidos, se ha iniciado un proceso de ajuste que tiene como fin apegarse a los retornos reales y no a las expectativa de retornos. Esto ha provocado que inclusive empresas consolidadas como Amazon y Meta sufran un ajuste en su valor de mercado hasta alcanzar niveles prepandémicos.

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Capturas de pantalla valor de mercado de Amazon, Facebook (META), Carvana y Zoom al 7 de noviembre de 2022.

Tomemos como ejemplo el caso de Carvna. Para quienes no conoces esta empresa, este caso es interesante ya que, por más que hayan buscado posicionarse como una "tec company" al puro estilo de Facebook, Carvana no era más que un concesionario de carros usados, pero en línea y con una app.

Su modelo de negocios se centra, al menos eso buscan, en ofrecer mejores precios y un catálogo mucho más amplio de vehículos al no tener un concesionario físico o vendedores. Esto por medio de una muy buena interfaz para venta en línea, con opción a financiamiento y entrega a domicilio o por medio de sus “vending machines” de carros; estas últimas he de decir que son imponentes.

Sin embargo y a pesar de sus impresionantes “vending machines” de carros, un concesionario de carros usados al final del día, digital pero un concesionario de carros usados con los mismos obstáculos. Mantenimiento, rotación, margen de ganancia, etc… Durante la pandemia tuvo un crecimiento exponencial ya que lo virtual era la necesidad del presente y Carvana podía satisfacer dicha necesidad.

Sin embargo, aunque en su momento parecía que el modelo de venta en línea de vehículos usados sacaría de la competencia a cualquier otro concesionario “tradicional”, el regreso a la normalidad cortó estas aspiraciones.

Sin un número de ventas que respalden el valor de mercado de compañía que alcanzó su máximo en agosto de 2021 con una valoración de US$ 62 millardos, la empresa se ha desplomado a menos de US$1.5 millardos al momento de escribir este artículo. Sin ganancias, crecimiento de cuotas de mercado o capacidad de reducir su nivel de endeudamiento el modelo de Carvana parece estar destinado a ser otro caso de estudio de las empresas que han caído de forma estrepitosa.

El problema es que por más que el modelo de negocio de Carvana ha buscado posicionarse como algo más que una venta de carros usados, su modelo de negocios por el momento se rige por las mismas reglas. Es decir que el mercado al que buscan vender es el mismo que el de las ventas tradicionales, con la diferencia de tener una página web para vender en lugar de tener a “vendedores”.

Esta visión paralela entre lo que presenta la empresa o como se ve a si misma y lo que en verdad es, me hace recordar a lo que sucedió en la crisis de las Punto-com entre 1997 y 2001. Al igual que en los últimos años el furor de las compañías fundadas para penetrar en el universo digital hacia volar la mente de los usuarios e inversionistas.

Las posibilidades del entorno virtual parecían infinitas por lo que cada empresa que se aventuraba a esta nueva frontera (considerando que el internet aún era un concepto nuevo en 1997) estaba destinada a un crecimiento exponencial. Google y Amazon que nacieron en este periodo parecen el testimonio que así fue.

Sin embargo, se ha olvidado que esta época también se vio acompañada de gran cantidad de negocios con propuestas desapegadas a la realidad que solo querían sumarse a la ola de vender en línea y que eventualmente, al no ser capaces de llenar las expectativas o tener un retorno de inversión, quebraron.

El ejemplo más infame parece ser el de Pets.com que a diferencia de las tiendas en línea actuales que venden accesorios, alimentos para mascotas o servicios para estas; vendía mascotas y las entregaba a domicilio. Dejando a un lado las implicaciones éticas de almacenar en bodegas a animales vivos y entregarlos a domicilio, el negocio de Pets.com a pesar de haber recaudado más de US$82 millones en inversión en febrero del año 2000, no era más que una tienda de mascotas con una página web.

El atractivo de decir que el mercado al ser digital era todo el mundo impulso a sus inversionistas iniciales a soñar, sin que estos indagaran en cómo se venderían y entregarían animales vivos a todos sus potenciales clientes.

El conche con la realidad y los obstáculos técnicos y logísticos implicados en el modelo de negocio hizo que eventualmente al no ser capaz de entregar resultados acordes al grado de inversión recibido, se declaró en bancarrota en octubre del mismo año.

Esto porque por más que se buscaba vender a la empresa y su modelo de negocios como algo innovador, al final del día era una tienda de mascotas que enviaría por correo a mascotas vivas. En su momento se le llamo la Crisis de las Punto-com, me pregunto cómo se le llegará a llamar a la actual crisis ya que, en definitiva, no todo lo que esta en la nube es oro.

Fuente Imagen artículo: Photo by Hennie Stander on Unsplash

 

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No todo lo que brilla es oro, no todo lo que está en la nube será exitoso

Lo que sucede es que con la subida de tasas de interés en EEUU inició un proceso de ajuste que tiene como fin apegarse a los retornos reales y no a las expectativa de retornos. Esto ha provocado que inclusive empresas consolidadas como Amazon y Meta sufran un ajuste en su valor de mercado hasta alcanzar niveles prepandémicos.

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Diego Lechuga
07 de noviembre, 2022

Parece que la burbuja de las punto-com se repite. Hace una semana hablaba sobre el ciclo de innovación y como si una empresa no logra ofrecer una innovación real /tangible o elemento nuevo que resuelva una necesidad tangible, eventualmente no será competitiva.

En su momento hablaba del proyecto de Facebook y su aventura para penetrar el mercado de las remesas en Guatemala llamada Novi y del que pueden leer más aquí. Sin embargo, la esencia de ese artículo es que: aunque el proyecto de Novi tenían como respaldo una de las empresas más grandes del mundo no logro penetrar y consolidar una posición en el mercado de remesas de Guatemala ya que en sí no ofrecía nada nuevo o diferente a lo que los remedadores tradicionales que están mejor posicionados ya ofrecen.

Aunque en su momento hacía referencia al proyecto de Novi, este ejemplo fácilmente podría aplicarse a infinidad de empresas digitales que solo por ser digitales tuvieron un boom durante la pandemia sin en si llegar a ofrecer algo nuevo o realmente innovador. Ejemplos como Carvana, Zoom o el Metaverso parecen haberse quedado cortos en llenar las expectativas que ellos mismos crearon.

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No obstante, no me malinterpreten, sí considero que el futuro es digital. El problema es que la tecnología aún no esta en una etapa de madurez que la haga lo suficientemente atractiva para masificarse y mudar los hábitos de consumo de lo físico a lo virtual. Inclusive Amazon ha aumentado su apuesta por tiendas físicas, con un giro hibrido de economía virtual experiencia física.

Lo que sucede es que con la subida de tasas de interés en Estados Unidos, se ha iniciado un proceso de ajuste que tiene como fin apegarse a los retornos reales y no a las expectativa de retornos. Esto ha provocado que inclusive empresas consolidadas como Amazon y Meta sufran un ajuste en su valor de mercado hasta alcanzar niveles prepandémicos.

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Capturas de pantalla valor de mercado de Amazon, Facebook (META), Carvana y Zoom al 7 de noviembre de 2022.

Tomemos como ejemplo el caso de Carvna. Para quienes no conoces esta empresa, este caso es interesante ya que, por más que hayan buscado posicionarse como una "tec company" al puro estilo de Facebook, Carvana no era más que un concesionario de carros usados, pero en línea y con una app.

Su modelo de negocios se centra, al menos eso buscan, en ofrecer mejores precios y un catálogo mucho más amplio de vehículos al no tener un concesionario físico o vendedores. Esto por medio de una muy buena interfaz para venta en línea, con opción a financiamiento y entrega a domicilio o por medio de sus “vending machines” de carros; estas últimas he de decir que son imponentes.

Sin embargo y a pesar de sus impresionantes “vending machines” de carros, un concesionario de carros usados al final del día, digital pero un concesionario de carros usados con los mismos obstáculos. Mantenimiento, rotación, margen de ganancia, etc… Durante la pandemia tuvo un crecimiento exponencial ya que lo virtual era la necesidad del presente y Carvana podía satisfacer dicha necesidad.

Sin embargo, aunque en su momento parecía que el modelo de venta en línea de vehículos usados sacaría de la competencia a cualquier otro concesionario “tradicional”, el regreso a la normalidad cortó estas aspiraciones.

Sin un número de ventas que respalden el valor de mercado de compañía que alcanzó su máximo en agosto de 2021 con una valoración de US$ 62 millardos, la empresa se ha desplomado a menos de US$1.5 millardos al momento de escribir este artículo. Sin ganancias, crecimiento de cuotas de mercado o capacidad de reducir su nivel de endeudamiento el modelo de Carvana parece estar destinado a ser otro caso de estudio de las empresas que han caído de forma estrepitosa.

El problema es que por más que el modelo de negocio de Carvana ha buscado posicionarse como algo más que una venta de carros usados, su modelo de negocios por el momento se rige por las mismas reglas. Es decir que el mercado al que buscan vender es el mismo que el de las ventas tradicionales, con la diferencia de tener una página web para vender en lugar de tener a “vendedores”.

Esta visión paralela entre lo que presenta la empresa o como se ve a si misma y lo que en verdad es, me hace recordar a lo que sucedió en la crisis de las Punto-com entre 1997 y 2001. Al igual que en los últimos años el furor de las compañías fundadas para penetrar en el universo digital hacia volar la mente de los usuarios e inversionistas.

Las posibilidades del entorno virtual parecían infinitas por lo que cada empresa que se aventuraba a esta nueva frontera (considerando que el internet aún era un concepto nuevo en 1997) estaba destinada a un crecimiento exponencial. Google y Amazon que nacieron en este periodo parecen el testimonio que así fue.

Sin embargo, se ha olvidado que esta época también se vio acompañada de gran cantidad de negocios con propuestas desapegadas a la realidad que solo querían sumarse a la ola de vender en línea y que eventualmente, al no ser capaces de llenar las expectativas o tener un retorno de inversión, quebraron.

El ejemplo más infame parece ser el de Pets.com que a diferencia de las tiendas en línea actuales que venden accesorios, alimentos para mascotas o servicios para estas; vendía mascotas y las entregaba a domicilio. Dejando a un lado las implicaciones éticas de almacenar en bodegas a animales vivos y entregarlos a domicilio, el negocio de Pets.com a pesar de haber recaudado más de US$82 millones en inversión en febrero del año 2000, no era más que una tienda de mascotas con una página web.

El atractivo de decir que el mercado al ser digital era todo el mundo impulso a sus inversionistas iniciales a soñar, sin que estos indagaran en cómo se venderían y entregarían animales vivos a todos sus potenciales clientes.

El conche con la realidad y los obstáculos técnicos y logísticos implicados en el modelo de negocio hizo que eventualmente al no ser capaz de entregar resultados acordes al grado de inversión recibido, se declaró en bancarrota en octubre del mismo año.

Esto porque por más que se buscaba vender a la empresa y su modelo de negocios como algo innovador, al final del día era una tienda de mascotas que enviaría por correo a mascotas vivas. En su momento se le llamo la Crisis de las Punto-com, me pregunto cómo se le llegará a llamar a la actual crisis ya que, en definitiva, no todo lo que esta en la nube es oro.

Fuente Imagen artículo: Photo by Hennie Stander on Unsplash