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Fotografía: República.

Conoce a Cristina Contreras, la emprendedora que creo una receta única para optimizar el tiempo en las cocinas guatemaltecas

Entre menjurjes, deseos y optimismo, Cristina encontró la receta ideal para impulsar su negocio y generar empleos.

“Cuando era joven, mi sueño era trabajar en una gran empresa. Luego me convertí en mamá, pero el deseo de tener una empresa nunca se fue”, de esta forma comienza su relato Cristina Contreras, una mujer que en abril de 2019 decidió no abandonar las aspiraciones que un día se propuso sobre crear su propio negocio.

Cristina, una mujer optimista y desesperada por vivir, decidió estudiar y aprender de negocios en 2019, luego de realizar pruebas de mercado, etiqueta, entre otros, comenzó a comercializar con Menjurjes, un negocio que despega en 2020 durante la pandemia, y hoy en día es el sueño materializado de la emprendedora.

“Entre tantas cosas, Menjurjes también era una manera de asegurar mi jubilación porque necesitaba un negocio que realmente pudiera tener una estructura. Entonces mi emprendimiento es una combinación de eso, el sueño inconcluso de no poder trabajar en una gran corporación, y con el que espero algún día formar una”, describe.

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Un familiar, una venta

Cristina comenzó su negocio con 200 quetzales, y cuatro motores arruinados de licuadoras. Esto le permitió realizar las pruebas necesarias en su casa para llegar a los productos finales que ofrece Menjurjes, y así continuar con las respectivas pruebas de mercado con empaque y etiquetas.

Pese a testearlo en diversos lugares, el momento en que supo que era una opción viable se dio gracias a su sobrino: “Un día llegó y me dijo que, si le podía vender dos, en ese momento yo nunca había vendido. Fue mi primera venta y fue cuando supe que esto funcionaba”.

Fotografía: República.

Sin buscarlo, ese fue el impulso que la emprendedora necesitó para seguir tocando puertas, la primera en zona 5. Cristina solía pararse en los mercados o puertas de ventas de comida y ofrecer degustación de su producto, de esta manera logró posicionarse en varios mercados de la zona Metropolitana, en San José Pinula y Antigua Guatemala.

La evolución de Menjurjes

Con cinco años en el mercado, el emprendimiento ha evolucionado desde las ventas hasta el personal. En 2020, su hija decidió tomar las riendas de la producción, para que Cristina sólo se enfocará en las ventas, actualmente también cuenta con una persona que trabaja el tema del envasado, y otras que se dedican a promocionar el producto en sus zonas.

Cristina explica: “Mi idea es contratar personas por zona para que atiendan a su sector, siempre he sido de la idea de apoyar mujeres que no pueden dedicarse a trabajar en un horario completo los cinco días de la semana. Actualmente somos 4 personas, y puedo darles empleo de medio a tiempo”.

Para 2022, las ventas de Menjurjes tuvieron un crecimiento en ventas de un 23% sostenido de junio a diciembre. Gran parte del buen camino que está recorriendo el emprendimiento de Cristina se lo atribuye a las capacitaciones, que han sido un pilar en su formación empresarial, y le han permitido saber todos los procesos de un emprendedor.

“Soy fanática de las historias de éxito, y si las analizamos hay una constante, y es que la gente se capacita. Si los emprendedores no crecen, los negocios no crecen tampoco, por eso yo creo que hay que trabajarlos bien. En el mundo del emprendimiento es necesario capacitarte para las áreas en las que no lo estás”, explica Cristina.

Fotografía: República.

Abarcar más allá

Menjurjes ofrece cuatro tipos diferentes de sazonadores: ajo, cilantro, albahaca y chiltepe, con un aliño de hierbas y especias frescas en una base de aceite de girasol. En un corto plazo, Cristina desea llegar a los 50 mercados de la ciudad capital, posterior a ello los siete municipios de la Ciudad de Guatemala, y finalmente los 22 departamentos del país.

En ese impase también desea terminar de tramitar todos los registros necesarios para poder exportar a Centroamérica.

“Menjurjes ofrece más tiempo en familia y menos tiempo en la cocina. La idea es que cualquier persona pueda cocinar. Cualquiera puede tomar un menjurje y aplicarlo a la comida que desee”, recalca su fundadora.

Una pasión

Para la emprendedora no existe mayor satisfacción que recibir la llamada de sus distribuidores diciendo que sus productos se han agotado y necesitan más. Por eso, su consejo para todas aquellas mujeres que desean adentrarse en el mundo del emprendimiento es que, hagan las cosas con pasión y piensen como empresarias ante cualquier situación.

“Si de algo me he arrepentido en la vida es de lo que he dejado de hacer, como mujeres la factura más cara que pagamos es el qué dirán, pero eso no paga las cuentas y no te lleva pan a la mesa. Hay que trabajar nuestra autoestima día a día porque somos gente que puede hacer las cosas”.

A pesar de sólo llevar cinco años en este recorrido, si de algo está segura Cristina, es que su negocio le acompañará hasta el final: “Cuando muera puede que ni siquiera se acuerden de mí, pero yo quisiera que por lo menos, ese día, en alguna mesa, haya un Menjurje”. 

República