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¿Qué pasó en Quiché para que los campesinos viajaran a la capital?

Henry Pocasangre
31 de enero, 2020

Siete hombres caminan por una vieja carretera, visten trajes de tipo militar color verde olivo, llevan escopetas oxidadas, tan deterioradas que difícilmente se podrían accionar. En el camino, un grupo del Ejército sale al encuentro, les disparan, los matan.

Primera parte

Esos siete hombres eran de Uspatán, el lejano municipio de Quiché, región Ixil, territorio testigo de acciones militares descritas en informes sobre el Conflicto Armado Interno

Los documentos, como un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, señalan que las personas habían sido secuestradas por militares para hacerlos parecer guerrilleros.

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Aquella caminata ocurrió el 6 de diciembre de 1979. Eran insurgentes dijo el Ejército en Chajul, y quemaron uno de los cadáveres. Le pidieron al alcalde que los sepultara. Los metieron en dos agujeros en el cementerio del pueblo.

Uno de ellos era Petrocinio Menchú, hermano Rigoberta Menchú Tum, quien en 1992 se convertiría en la Premio Nobel de la Paz.

El hecho de los siete hombres marca una serie de sucesos en Quiché que terminó con la toma y quema de la Embajada de España en Guatemala el 31 de enero de 1980. 

Pero antes de llegar a ese momento ocurrieron otros hechos que marcaron a Quiché. A partir de la acusación contra los siete hombres, el Ejército tomó medidas para localizar guerrilleros.

Combatir la insurgencia

A finales de 1979 una decena de personas fueron secuestradas en Chajul, mientras que en Uspatán, el 9 de enero de 1980,  la aldea San Pablo el Baldío fue intervenida por militares y dejaron a varios aldeanos heridos.

Todos estos hechos hicieron que los campesinos se agruparan en el Comité de Unidad Campesina (CUC), y viajaran a la capital por segunda vez. La delegación llegó en enero de 1980 -la primera fue el 25 de septiembre del 79-, para denunciar lo que ocurría en sus comunidades.

Se presentaron ante sindicatos, colegios, iglesias y medios de comunicación, sin que recibieran apoyo.

Los respaldó el Frente Estudiantil Revolucionario Robin García (FERG), un aliado del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), en la Universidad de San Carlos.

Lo que ocurría en el norte del país también había alcanzado a sacerdotes, en su mayoría españoles, de servicio en la región Ixil por medio de Acción Católica.

“Estaban en contacto con él -los religiosos con el embajador de España Máximo Cajal- le habían transmitido sus quejas y solicitud de apoyo para que interviniera en nombre de ellos”, cuenta Adolfo Molina Sierra, testigo desde el exterior de la embajada, cuando su padre, Adolfo Molina Orantes, era uno de los rehenes en la toma.

A la zona del conflicto

En su libro ¡Saber quién puso el fuego ahí!, Masacre en la Embajada de España, Cajal publicó detalles de su gestión en Guatemala, escribió que el 23 de noviembre de 1979 informó a su canciller que haría una gira por Alta y Baja Verapaz, Quiché y Huehuetenango, por el “Alto grado de conflictividad que existe en ellos”.

En el libro, Cajal confiesa que finalmente sólo viajó a Quiché, junto al cónsul Jaime Ruiz el Árbol del 26 al 28 de enero de 1980. Visitó Chajul, Chichicastenango, Nebaj, San Juan Cotzal y Uspantán.

En esa visita, el diplomático habló con nueve sacerdotes, uno de ellos fue Juan Gerardi. Cajal había elaborado un informe sobre el viaje, que el día de la toma estaba en su despacho.

El informe fue encontrado el 2 de febrero por Beatriz de Laiglesia, esposa de Cajal. El contenido original no fue revelado.

Registros del informe Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), documentaron por lo menos 28 incidentes que involucran al Ejército y comunidades indígenas solo en Chajul, ocurridas entre 1980 y 1985, en la mayoría hubo muertos.

Las intenciones de los comunitarios eran hacerse escuchar, denunciar lo que pasaba en sus aldeas y municipios, en muchas de las cuales la guerrilla ganaba adeptos para combatir al Ejército.

El 30 de enero de 1980, un día antes de que murieran 37 personas en la sede diplomática, el embajador Máximo Cajal regresaba de Quiché.

A las 11 horas del 31 de enero de 1980, el grupo que se apoderó de la embajada ingresó y comenzaron una ocupación que finalizó cuatro horas después.

Lee la segunda parte:

¿Campesinos o guerrilleros?

¿Qué pasó en Quiché para que los campesinos viajaran a la capital?

Henry Pocasangre
31 de enero, 2020

Siete hombres caminan por una vieja carretera, visten trajes de tipo militar color verde olivo, llevan escopetas oxidadas, tan deterioradas que difícilmente se podrían accionar. En el camino, un grupo del Ejército sale al encuentro, les disparan, los matan.

Primera parte

Esos siete hombres eran de Uspatán, el lejano municipio de Quiché, región Ixil, territorio testigo de acciones militares descritas en informes sobre el Conflicto Armado Interno

Los documentos, como un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, señalan que las personas habían sido secuestradas por militares para hacerlos parecer guerrilleros.

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Aquella caminata ocurrió el 6 de diciembre de 1979. Eran insurgentes dijo el Ejército en Chajul, y quemaron uno de los cadáveres. Le pidieron al alcalde que los sepultara. Los metieron en dos agujeros en el cementerio del pueblo.

Uno de ellos era Petrocinio Menchú, hermano Rigoberta Menchú Tum, quien en 1992 se convertiría en la Premio Nobel de la Paz.

El hecho de los siete hombres marca una serie de sucesos en Quiché que terminó con la toma y quema de la Embajada de España en Guatemala el 31 de enero de 1980. 

Pero antes de llegar a ese momento ocurrieron otros hechos que marcaron a Quiché. A partir de la acusación contra los siete hombres, el Ejército tomó medidas para localizar guerrilleros.

Combatir la insurgencia

A finales de 1979 una decena de personas fueron secuestradas en Chajul, mientras que en Uspatán, el 9 de enero de 1980,  la aldea San Pablo el Baldío fue intervenida por militares y dejaron a varios aldeanos heridos.

Todos estos hechos hicieron que los campesinos se agruparan en el Comité de Unidad Campesina (CUC), y viajaran a la capital por segunda vez. La delegación llegó en enero de 1980 -la primera fue el 25 de septiembre del 79-, para denunciar lo que ocurría en sus comunidades.

Se presentaron ante sindicatos, colegios, iglesias y medios de comunicación, sin que recibieran apoyo.

Los respaldó el Frente Estudiantil Revolucionario Robin García (FERG), un aliado del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), en la Universidad de San Carlos.

Lo que ocurría en el norte del país también había alcanzado a sacerdotes, en su mayoría españoles, de servicio en la región Ixil por medio de Acción Católica.

“Estaban en contacto con él -los religiosos con el embajador de España Máximo Cajal- le habían transmitido sus quejas y solicitud de apoyo para que interviniera en nombre de ellos”, cuenta Adolfo Molina Sierra, testigo desde el exterior de la embajada, cuando su padre, Adolfo Molina Orantes, era uno de los rehenes en la toma.

A la zona del conflicto

En su libro ¡Saber quién puso el fuego ahí!, Masacre en la Embajada de España, Cajal publicó detalles de su gestión en Guatemala, escribió que el 23 de noviembre de 1979 informó a su canciller que haría una gira por Alta y Baja Verapaz, Quiché y Huehuetenango, por el “Alto grado de conflictividad que existe en ellos”.

En el libro, Cajal confiesa que finalmente sólo viajó a Quiché, junto al cónsul Jaime Ruiz el Árbol del 26 al 28 de enero de 1980. Visitó Chajul, Chichicastenango, Nebaj, San Juan Cotzal y Uspantán.

En esa visita, el diplomático habló con nueve sacerdotes, uno de ellos fue Juan Gerardi. Cajal había elaborado un informe sobre el viaje, que el día de la toma estaba en su despacho.

El informe fue encontrado el 2 de febrero por Beatriz de Laiglesia, esposa de Cajal. El contenido original no fue revelado.

Registros del informe Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), documentaron por lo menos 28 incidentes que involucran al Ejército y comunidades indígenas solo en Chajul, ocurridas entre 1980 y 1985, en la mayoría hubo muertos.

Las intenciones de los comunitarios eran hacerse escuchar, denunciar lo que pasaba en sus aldeas y municipios, en muchas de las cuales la guerrilla ganaba adeptos para combatir al Ejército.

El 30 de enero de 1980, un día antes de que murieran 37 personas en la sede diplomática, el embajador Máximo Cajal regresaba de Quiché.

A las 11 horas del 31 de enero de 1980, el grupo que se apoderó de la embajada ingresó y comenzaron una ocupación que finalizó cuatro horas después.

Lee la segunda parte:

¿Campesinos o guerrilleros?