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Explotar las molotov si no se atendían las demandas o entraba la policía

Henry Pocasangre
31 de enero, 2020

La toma de la embajada de España fue dirigida por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), un grupo insurgente conformado para combatir al Ejército y el Gobierno.

Entrevista

Gustavo Porras Castejón formó parte del EGP y aunque se había distanciado, según cuenta, conoció de cerca los planes para tomar la sede diplomática.

El exguerrillero ahora mantiene distancia de lo ocurrido en 1980, y afirma que fue un error que llevaran bombas para tratar de detener a la Policía.

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Habló con República sobre los aspectos que conoció relacionados a la toma de la embajada de España.

¿Cuál era su situación con el EGP en 1980?

En ese tiempo yo había tomado distancia del EGP, no viene al caso, no eran razones personales o por el estilo, sino porque veía que se cometían errores. Por cuestiones indirectas tuve un conocimiento muy preciso de lo ocurrido en la Embajada de España.

¿Qué conoció de esa acción de la guerrilla?

Algo que para mí ha quedado claro es lo que se ha dicho, que el embajador Máximo Cajal estaba en la jugada, que ya tenía planificado.

Por lo menos lo que conocí contado por alguien que lo vivió en directo y no tenía porque dorar la píldora, fue que creyeron, que porque había habido otras tomas de embajadas exitosas, iban a lograr su cometido.

Le dije a esa persona que allí no sería así y que el Gobierno no lo iba a permitir después de los hechos que han ocurrido en otras partes.

Yo realmente de fuentes muy cercanas sé que no fue así -que el embajador supiera de lo que ocurriría-, dudo mucho que un embajador español se metiera a semejante boleto.

Gustavo Porras, exintegrante del Ejército Guerrillero de los Pobres. (Foto República: Vinicio Ayala)

¿Lo organizó el EGP?

Fue una operación del EGP, como en ese momento había habido dos o tres ocupaciones en América Latina que habían sido exitosas.

La gente vino para denunciar agresiones contra sus comunidades, pensaron que iba a ser lo mismo que en otras tomas.

No tuve conocimiento en detalle, son operaciones clandestinas que no se andan divulgando, fue una ocupación que al propio embajador habría tomado por sorpresa. Se dijo que las personas que estaban adentro se les había cambiado la fecha de la cita para hacerla coincidir.

La ocupación de la embajada iba a obligar al Gobierno guatemalteco a responder por las personas desaparecidas.

¿Llevaron bombas molotov?

Las bombas eran un error, porque de todas maneras los cócteles molotov ¿qué podían detener?, digamos una penetración de la policía o de las fuerzas militares.

Me imagino que tenían las consignas de que si no se atendían las demandas y sobre todo, si la Policía pretendía entrar, hicieran explotar los cócteles.

No se puede ver esto unilateralmente, pero si pienso que un embajador español no se involucra en cuestiones de ese tipo.

¿Defiende al embajador Cajal?

No conocí al embajador Español pero si conozco, admiro mucho el nivel de desarrollo en España. La izquierda española no tiene de radical absolutamente nada, el Partido Socialista Obrero Español ha sido de gobierno, menos aún involucrarse en acciones violentas.

No tengo ningún interés, no conocí al embajador, no tengo ningún vínculo, más que de amistad con los españoles que nos han atendido bien.

¿Era predecible que la policía actuara como lo hizo en la toma?

Se subestimó la reacción del Gobierno, se sobreestimó la presión que podía generar la ocupación de una embajada y el Gobierno del entonces general Lucas García.

Fue un error colosal pensando que iba a ser una concesión de la naturaleza de lo que se pedía. Los que planificaron e implementaron la operación tiene un nivel de responsabilidad alto.

Me acuerdo del jefe de la Policía Nacional, Pedro García Arredondo, era un energúmeno, creo que podrían haber intentado una salida no negociada porque eso debilita a un gobierno.

Lee el especial sobre la quema de la Embajada de España:

Explotar las molotov si no se atendían las demandas o entraba la policía

Henry Pocasangre
31 de enero, 2020

La toma de la embajada de España fue dirigida por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), un grupo insurgente conformado para combatir al Ejército y el Gobierno.

Entrevista

Gustavo Porras Castejón formó parte del EGP y aunque se había distanciado, según cuenta, conoció de cerca los planes para tomar la sede diplomática.

El exguerrillero ahora mantiene distancia de lo ocurrido en 1980, y afirma que fue un error que llevaran bombas para tratar de detener a la Policía.

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Habló con República sobre los aspectos que conoció relacionados a la toma de la embajada de España.

¿Cuál era su situación con el EGP en 1980?

En ese tiempo yo había tomado distancia del EGP, no viene al caso, no eran razones personales o por el estilo, sino porque veía que se cometían errores. Por cuestiones indirectas tuve un conocimiento muy preciso de lo ocurrido en la Embajada de España.

¿Qué conoció de esa acción de la guerrilla?

Algo que para mí ha quedado claro es lo que se ha dicho, que el embajador Máximo Cajal estaba en la jugada, que ya tenía planificado.

Por lo menos lo que conocí contado por alguien que lo vivió en directo y no tenía porque dorar la píldora, fue que creyeron, que porque había habido otras tomas de embajadas exitosas, iban a lograr su cometido.

Le dije a esa persona que allí no sería así y que el Gobierno no lo iba a permitir después de los hechos que han ocurrido en otras partes.

Yo realmente de fuentes muy cercanas sé que no fue así -que el embajador supiera de lo que ocurriría-, dudo mucho que un embajador español se metiera a semejante boleto.

Gustavo Porras, exintegrante del Ejército Guerrillero de los Pobres. (Foto República: Vinicio Ayala)

¿Lo organizó el EGP?

Fue una operación del EGP, como en ese momento había habido dos o tres ocupaciones en América Latina que habían sido exitosas.

La gente vino para denunciar agresiones contra sus comunidades, pensaron que iba a ser lo mismo que en otras tomas.

No tuve conocimiento en detalle, son operaciones clandestinas que no se andan divulgando, fue una ocupación que al propio embajador habría tomado por sorpresa. Se dijo que las personas que estaban adentro se les había cambiado la fecha de la cita para hacerla coincidir.

La ocupación de la embajada iba a obligar al Gobierno guatemalteco a responder por las personas desaparecidas.

¿Llevaron bombas molotov?

Las bombas eran un error, porque de todas maneras los cócteles molotov ¿qué podían detener?, digamos una penetración de la policía o de las fuerzas militares.

Me imagino que tenían las consignas de que si no se atendían las demandas y sobre todo, si la Policía pretendía entrar, hicieran explotar los cócteles.

No se puede ver esto unilateralmente, pero si pienso que un embajador español no se involucra en cuestiones de ese tipo.

¿Defiende al embajador Cajal?

No conocí al embajador Español pero si conozco, admiro mucho el nivel de desarrollo en España. La izquierda española no tiene de radical absolutamente nada, el Partido Socialista Obrero Español ha sido de gobierno, menos aún involucrarse en acciones violentas.

No tengo ningún interés, no conocí al embajador, no tengo ningún vínculo, más que de amistad con los españoles que nos han atendido bien.

¿Era predecible que la policía actuara como lo hizo en la toma?

Se subestimó la reacción del Gobierno, se sobreestimó la presión que podía generar la ocupación de una embajada y el Gobierno del entonces general Lucas García.

Fue un error colosal pensando que iba a ser una concesión de la naturaleza de lo que se pedía. Los que planificaron e implementaron la operación tiene un nivel de responsabilidad alto.

Me acuerdo del jefe de la Policía Nacional, Pedro García Arredondo, era un energúmeno, creo que podrían haber intentado una salida no negociada porque eso debilita a un gobierno.

Lee el especial sobre la quema de la Embajada de España: