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Radares, altitud y velocidad, Mishel García es la mujer del tráfico aéreo

Sandra Vi
03 de marzo, 2020

Desde lo alto de la Torre de control del Aeropuerto Internacional La Aurora -AILA-, Mishel García se encarga de dirigir el tránsito aéreo.

Lleva 13 años dedicados a orientar a los aviadores que aterrizan y despegan de la pista ubicada al sur de la capital de Guatemala.

De ella y otras once personas que trabajan en el centro de control, depende la seguridad en aire y tierra de millones de pasajeros al año.

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En la actualidad es la primera y única mujer instructora de controladores de aeródromo en Guatemala. También se desempeñó como supervisora de turno.

“El trabajo de controlador aéreo es apasionante. Hay momentos de mucho estrés, situaciones imprevistas, momentos de mucho tráfico aéreo, pero no me arrepiento de ejercer esta profesión”, dice Mishel García.

De aeromoza a controladora de aviones

Mishel estudió la carrera de aeromoza porque desde niña sentía una conexión con los aviones. No ejerció la profesión porque un anuncio de empleo le cambió la vida.

“Mi papá vio en la prensa una convocatoria para controladores y me motivó para que fuera a dejar mi currículum. Fui y días después obtuve una beca. Desde entonces estoy acá”, recuerda la instructora.

A pesar de que no tenía idea de las funciones de un controlador, le interesó aplicar al puesto porque pensó que podía cuidar los aviones y hablar directamente con los capitanes.

“Siempre me gustaron los aviones, me motivó seguir esta profesión porque es algo diferente. Aunque somos muy pocas mujeres en este campo, soy feliz con la decisión que tomé”, dice Mishel.

Pasión por el trabajo

El trabajo que hace Mishel García no es sencillo, conlleva una gran responsabilidad, y puede complicarse por el denso tránsito de aviones, cambios meteorológicos y otros imprevistos, pero siempre está preparada para poner en práctica los protocolos de seguridad.

Día a día ordena, separa y brinda seguridad a las aeronaves, es decir, coordina en cada etapa del vuelo la velocidad de todos los aviones que se acercan para alinearlos antes de aterrizar o despegar.

Para desempeñar el cargo debe de tener concentración, modulación y aprender a solucionar los problemas en un instante.

“El aeropuerto del país es mixto, motivo por el cual hay helicópteros, aeronaves pequeñas y grandes, unas son rápidas otras lentas, es algo muy complejo, pero lleno de muchas satisfacciones”, afirma Mishel García.

“Somos minoría”, menciona Mishel

En la actualidad hay dos mujeres trabajando en la torre de control del Aeropuerto Internacional La Auroa y el máximo ha sido de cinco.

Aunque el recorrido para García no ha sido fácil, se siente satisfecha con sus logros.

Recuerda que cuando comenzó a participar en los primeros cursos de la carrera, ingresaron más de cien personas y únicamente lo finalizaron 26. Según García, en la actualidad hay alrededor de 40 controladores.

Recibió un intensivo entrenamiento para profundizar sus conocimientos sobre las tareas que en la actualidad desempeña.

En el aeropuerto no se enciende un motor sin que un controlador aéreo lo autorice. García no se imagina su vida fuera de la torre de control, los radares y las coordenadas de altitud y velocidad.

Radares, altitud y velocidad, Mishel García es la mujer del tráfico aéreo

Sandra Vi
03 de marzo, 2020

Desde lo alto de la Torre de control del Aeropuerto Internacional La Aurora -AILA-, Mishel García se encarga de dirigir el tránsito aéreo.

Lleva 13 años dedicados a orientar a los aviadores que aterrizan y despegan de la pista ubicada al sur de la capital de Guatemala.

De ella y otras once personas que trabajan en el centro de control, depende la seguridad en aire y tierra de millones de pasajeros al año.

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En la actualidad es la primera y única mujer instructora de controladores de aeródromo en Guatemala. También se desempeñó como supervisora de turno.

“El trabajo de controlador aéreo es apasionante. Hay momentos de mucho estrés, situaciones imprevistas, momentos de mucho tráfico aéreo, pero no me arrepiento de ejercer esta profesión”, dice Mishel García.

De aeromoza a controladora de aviones

Mishel estudió la carrera de aeromoza porque desde niña sentía una conexión con los aviones. No ejerció la profesión porque un anuncio de empleo le cambió la vida.

“Mi papá vio en la prensa una convocatoria para controladores y me motivó para que fuera a dejar mi currículum. Fui y días después obtuve una beca. Desde entonces estoy acá”, recuerda la instructora.

A pesar de que no tenía idea de las funciones de un controlador, le interesó aplicar al puesto porque pensó que podía cuidar los aviones y hablar directamente con los capitanes.

“Siempre me gustaron los aviones, me motivó seguir esta profesión porque es algo diferente. Aunque somos muy pocas mujeres en este campo, soy feliz con la decisión que tomé”, dice Mishel.

Pasión por el trabajo

El trabajo que hace Mishel García no es sencillo, conlleva una gran responsabilidad, y puede complicarse por el denso tránsito de aviones, cambios meteorológicos y otros imprevistos, pero siempre está preparada para poner en práctica los protocolos de seguridad.

Día a día ordena, separa y brinda seguridad a las aeronaves, es decir, coordina en cada etapa del vuelo la velocidad de todos los aviones que se acercan para alinearlos antes de aterrizar o despegar.

Para desempeñar el cargo debe de tener concentración, modulación y aprender a solucionar los problemas en un instante.

“El aeropuerto del país es mixto, motivo por el cual hay helicópteros, aeronaves pequeñas y grandes, unas son rápidas otras lentas, es algo muy complejo, pero lleno de muchas satisfacciones”, afirma Mishel García.

“Somos minoría”, menciona Mishel

En la actualidad hay dos mujeres trabajando en la torre de control del Aeropuerto Internacional La Auroa y el máximo ha sido de cinco.

Aunque el recorrido para García no ha sido fácil, se siente satisfecha con sus logros.

Recuerda que cuando comenzó a participar en los primeros cursos de la carrera, ingresaron más de cien personas y únicamente lo finalizaron 26. Según García, en la actualidad hay alrededor de 40 controladores.

Recibió un intensivo entrenamiento para profundizar sus conocimientos sobre las tareas que en la actualidad desempeña.

En el aeropuerto no se enciende un motor sin que un controlador aéreo lo autorice. García no se imagina su vida fuera de la torre de control, los radares y las coordenadas de altitud y velocidad.