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Asociación Bancaria de Guatemala: El modelo de desarrollo económico en la región de América Latina

Max Weber, uno de los teóricos más importantes sobre el desarrollo de la sociedad occidental moderna, a inicios del siglo pasado sugirió que las diferencias culturales y religiosas son las que determinan los distintos resultados económicos de los países.

Asociación Bancaria de Guatemala
Invitado
19 de septiembre, 2022

Resulta relativamente sencillo definir el modelo de desarrollo económico que implementa un país, entendiendo este modelo como la forma en que se produce y distribuye la riqueza.

En la práctica, esta tarea requiere de un conocimiento integral no solo de los aspectos económicos sino también de los aspectos sociales del país de que se trate, y a partir de ahí, la definición del modelo empieza a complicarse.

Max Weber, uno de los teóricos más importantes sobre el desarrollo de la sociedad occidental moderna, a inicios del siglo pasado sugirió que las diferencias culturales y religiosas son las que determinan los distintos resultados económicos de los países.

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Esta concepción del desarrollo es abordada por Samuel Huntington y Lawrence Harrison en el libro “La cultura es lo que importa”, afirmando que los valores de una sociedad dan forma al progreso humano y con ello se explica por qué unas naciones son más avanzadas que otras.

Si bien esta teoría puede explicar algunos casos concretos de éxito y fracaso en determinadas sociedades, no pueden justificar el devenir de muchos países, en especial los de América Latina, donde se identifican países con marcados valores religiosos y culturales, como es el caso de Brasil, México y Guatemala, pero que en gran medida su desempeño económico depende de otros factores distintos a los antes citados.

Es por ello que, para estudiar el modelo de desarrollo económico de la región, la teoría latinoamericana del desarrollo, también denominada estructural o Cepalina, aborda el estudio de la región desde las transformaciones económicas y sociales a los últimos dos siglos.

Arturo Guillén, uno de los principales exponentes de la teoría Cepalina, afirma que la región ha transitado por tres etapas:

  • 1) El modelo primario exportador (1850-1930) en el que el sector agropecuario y la producción minera se constituyeron en la base del proceso de acumulación de capital;
  • 2) El modelo de sustitución de importaciones (1930-1982) proceso en el que la región por primera vez tiene un modelo de acumulación endógeno, es decir, un modelo que depende de sí mismo, sin embargo, dicho proceso se vio influenciado por la presencia de capitales extranjeros a través de empresas transnacionales que capitalizaron el desarrollo del mercado interno y se apoderaron de las ramas y actividades más dinámicas de la industria; y,
  • 3) Modelo neoliberal (1983-actualidad) fundamentado en el modelo de economía abierta, orientado hacia el exterior, cuya característica principal es el enfoque de la exportación como el eje del régimen de acumulación. En este proceso de transición no todos los países de la región lo han cursado al mismo tiempo, sino que se observa una adopción más temprana en el cono sur respecto a la región de América Central, lo que explica, en parte, las diferencias entre unos y otros países de Latinoamérica.

Una corriente de pensamiento más reciente propone Acemoglu & Robinson, en la que el desarrollo se basa en el buen funcionamiento de las instituciones del Estado, consideradas como aquellas que funcionan con reglas claras, con personas honestas, en las que rigen los valores, el derecho de propiedad y fomentan la competencia empresarial, procurando un bien común, además, tienden a ser justas y equitativas en la distribución de la riqueza que genera el modelo de desarrollo.

Claro que este modelo de desarrollo requiere de algunas precondiciones para su buen funcionamiento, entre las que se mencionan los bajos niveles de percepción de corrupción en el Estado, la profesionalización de la carrera pública, así como un adecuado margen tributario que provea al Estado de los recursos necesarios para su funcionamiento. Estos aspectos en la región de América Latina, distan mucho de ser los idóneos para implementar dicho modelo de desarrollo.

El texto anterior forma parte de la tesis doctoral del autor del presente artículo, denominada “Pobreza, subdesarrollo y exclusión financiera, los vínculos que subyacen en el modelo de desarrollo económico guatemalteco”.

PhD. Manuel E. Rodríguez Tuez
Experimentado profesional en banca y modelos de desarrollo económico con 14 años de experiencia en la supervisión de entidades financieras y 8 años en la banca privada. Especialista en investigación de temas financieros, banca y desarrollo.
Estudios: Doctor en Ciencias Sociales : Desarrollo Económico, Banca y Finanzas Universidad Panamericana, Maestría en Administración Financiera y Bancaria : Banca y Finanzas Universidad Galileo, Contador Público y Auditor : Auditoría y Finanzas Universidad de San Carlos de Guatemala.

 

 

Asociación Bancaria de Guatemala: El modelo de desarrollo económico en la región de América Latina

Max Weber, uno de los teóricos más importantes sobre el desarrollo de la sociedad occidental moderna, a inicios del siglo pasado sugirió que las diferencias culturales y religiosas son las que determinan los distintos resultados económicos de los países.

Asociación Bancaria de Guatemala
Invitado
19 de septiembre, 2022

Resulta relativamente sencillo definir el modelo de desarrollo económico que implementa un país, entendiendo este modelo como la forma en que se produce y distribuye la riqueza.

En la práctica, esta tarea requiere de un conocimiento integral no solo de los aspectos económicos sino también de los aspectos sociales del país de que se trate, y a partir de ahí, la definición del modelo empieza a complicarse.

Max Weber, uno de los teóricos más importantes sobre el desarrollo de la sociedad occidental moderna, a inicios del siglo pasado sugirió que las diferencias culturales y religiosas son las que determinan los distintos resultados económicos de los países.

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Esta concepción del desarrollo es abordada por Samuel Huntington y Lawrence Harrison en el libro “La cultura es lo que importa”, afirmando que los valores de una sociedad dan forma al progreso humano y con ello se explica por qué unas naciones son más avanzadas que otras.

Si bien esta teoría puede explicar algunos casos concretos de éxito y fracaso en determinadas sociedades, no pueden justificar el devenir de muchos países, en especial los de América Latina, donde se identifican países con marcados valores religiosos y culturales, como es el caso de Brasil, México y Guatemala, pero que en gran medida su desempeño económico depende de otros factores distintos a los antes citados.

Es por ello que, para estudiar el modelo de desarrollo económico de la región, la teoría latinoamericana del desarrollo, también denominada estructural o Cepalina, aborda el estudio de la región desde las transformaciones económicas y sociales a los últimos dos siglos.

Arturo Guillén, uno de los principales exponentes de la teoría Cepalina, afirma que la región ha transitado por tres etapas:

  • 1) El modelo primario exportador (1850-1930) en el que el sector agropecuario y la producción minera se constituyeron en la base del proceso de acumulación de capital;
  • 2) El modelo de sustitución de importaciones (1930-1982) proceso en el que la región por primera vez tiene un modelo de acumulación endógeno, es decir, un modelo que depende de sí mismo, sin embargo, dicho proceso se vio influenciado por la presencia de capitales extranjeros a través de empresas transnacionales que capitalizaron el desarrollo del mercado interno y se apoderaron de las ramas y actividades más dinámicas de la industria; y,
  • 3) Modelo neoliberal (1983-actualidad) fundamentado en el modelo de economía abierta, orientado hacia el exterior, cuya característica principal es el enfoque de la exportación como el eje del régimen de acumulación. En este proceso de transición no todos los países de la región lo han cursado al mismo tiempo, sino que se observa una adopción más temprana en el cono sur respecto a la región de América Central, lo que explica, en parte, las diferencias entre unos y otros países de Latinoamérica.

Una corriente de pensamiento más reciente propone Acemoglu & Robinson, en la que el desarrollo se basa en el buen funcionamiento de las instituciones del Estado, consideradas como aquellas que funcionan con reglas claras, con personas honestas, en las que rigen los valores, el derecho de propiedad y fomentan la competencia empresarial, procurando un bien común, además, tienden a ser justas y equitativas en la distribución de la riqueza que genera el modelo de desarrollo.

Claro que este modelo de desarrollo requiere de algunas precondiciones para su buen funcionamiento, entre las que se mencionan los bajos niveles de percepción de corrupción en el Estado, la profesionalización de la carrera pública, así como un adecuado margen tributario que provea al Estado de los recursos necesarios para su funcionamiento. Estos aspectos en la región de América Latina, distan mucho de ser los idóneos para implementar dicho modelo de desarrollo.

El texto anterior forma parte de la tesis doctoral del autor del presente artículo, denominada “Pobreza, subdesarrollo y exclusión financiera, los vínculos que subyacen en el modelo de desarrollo económico guatemalteco”.

PhD. Manuel E. Rodríguez Tuez
Experimentado profesional en banca y modelos de desarrollo económico con 14 años de experiencia en la supervisión de entidades financieras y 8 años en la banca privada. Especialista en investigación de temas financieros, banca y desarrollo.
Estudios: Doctor en Ciencias Sociales : Desarrollo Económico, Banca y Finanzas Universidad Panamericana, Maestría en Administración Financiera y Bancaria : Banca y Finanzas Universidad Galileo, Contador Público y Auditor : Auditoría y Finanzas Universidad de San Carlos de Guatemala.