El sector empresarial no financiero, no importando la actividad a la que se dedica, ha adoptado en forma gradual y conservadora la Administración de Riesgos, misma que ha cobrado importancia y cuya naturaleza es estratégica para gestionar el negocio de una forma más eficiente.

La pandemia del covid‐19, evidenció que algunas empresas, principalmente las medianas y pequeñas, no estaban preparadas para enfrentar los desafíos que presentó la misma, con el correspondiente costo del cierre de muchos negocios, improvisación en algunos casos y muchos esfuerzos para lograr superar los obstáculos que se les presentaron.

También se logró comprobar la falta de planes de continuidad del negocio, así como tecnología, infraestructura y comunicación entre otros temas, que también fueron parte de los problemas que hubo que enfrentar.

Las empresas deben innovar y transformarse sin perder la esencia y su razón de ser para alcanzar sus metas y objetivos estratégicos; también deben preservar el valor de la misma, la gestión de riesgos empresarial brinda los elementos necesarios para contribuir en ese proceso de generación de valor y cumplimiento, así como la buena gobernanza y reputación a través de las diferentes metodologías disponibles de fácil y gradual implementación.

La administración integral de riesgos es de fácil adaptación para todo tipo de organizaciones, tamaños y actividades productivas; así como en las entidades no lucrativas que han comprendido que es fundamental gestionar los diferentes riesgos a los que se encuentran expuestas. Esto permite, no solo cumplir con las normativas locales y estándares internacionales, así como las regulaciones a las que le aplique y permite trasladar a las diferentes audiencias “steakholders” la confianza y transparencia para garantizar la continuidad del negocio y ser sostenible en el tiempo.

Tomando en cuenta la coyuntura actual, podemos observar que existen una serie de factores de riesgo que se les deberá prestar especial atención, dependiendo de la naturaleza, complejidad y volumen de operaciones que realizan en sus respectivos ámbitos.

Entre los principales tenemos los siguientes: Los factores de riesgo internos tienen que ver con la planificación de las estructuras organizacionales de la empresa, cambios que se realicen en ella o con las gestiones erradas de la directiva.

Por su parte, los factores de riesgo externos involucran aspectos como el impacto del clima, la inflación, cambios políticos y económicos entre otros.

De esa cuenta los principales riesgos según el Estudio de Gestión de Riesgos en Latinoamérica en 2023(Pirani), destacan los siguientes: ciberseguridad y protección de datos, cambio regulatorio y cumplimiento normativo, digitalización y tecnologías emergentes, fraude y delitos financieros, gestión del talento e incertidumbre macroeconómica y geopolítica.

Por otra parte es importante hacer mención de los riesgos que nos describe el Foro Económico Mundial, que en el mes de enero 2023 se reunió en Davos, Suiza, siendo estos para los próximos dos años y su relación para el caso de Guatemala:

• 1. Crisis del costo de vida
• 2. Desastres naturales y fenómenos meteorológicos externos
• 3. Confrontación geoeconómica
• 4. Incapacidad para mitigar el cambio climático
• 5. Deterioro de la cohesión social y polarización de la sociedad
• 6. Incidentes de daños al medioambiente a gran escala
• 7. Incapacidad de adaptación al cambio climático
• 8. Ciberdelincuencia e inseguridad cibernética generalizada
• 9. Crisis de recursos naturales
• 10. Migración involuntaria a gran escala

En el contexto actual de Guatemala, debe prestarse especial atención a los riesgos para los próximos dos años tomando en cuenta lo siguiente:

La crisis del costo de vida tiene un peso relevante, ya que la inflación ha hecho estragos en la economía del ciudadano común y una propensión al crecimiento de la pobreza y extrema pobreza.

Los incrementos desmedidos en los bienes de consumo masivo derivados de la interrupción de la cadena de suministro y otros factores geopolíticos son trasladados al consumidor final, con la finalidad de que las empresas no sufran una erosión en su rentabilidad.

Los riesgos del cambio climático aplicarán principalmente en la estación lluviosa, como resultado de la frágil red vial y la atención a las comunidades del interior por falta de inversión del estado y municipalidades.

Los riesgos políticos como resultado de un proceso electoral opaco, que pueda llegar a desencadenar un estallido social por parte de grupos de oposición.

El riesgo social como resultado de la polarización y de la migración sin control por falta de empleo y el descontento generalizado que pueda existir al finalizar el proceso electoral.

Las empresas que adopten o fortalezcan la Gestión de Riesgos como una herramienta valiosa para la toma de decisiones, seguramente verán redituada su inversión en los resultados de sus respectivos planes estratégicos.