Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Fiambre chapín: único en el mundo

Redacción República
30 de octubre, 2014

Los dos últimos meses del año tienen algo especial, las personas están más alegres y celebran con amigos y familia. Hay nostalgia pero también deseos de terminar ciclos y empezar otros. Todo está enmarcado en una serie de tradiciones y sus actividades.

Según explica Celso Lara, antropólogo y profesor de la Universidad de San Carlos, las tradiciones comprenden elementos que cada pueblo va creando a lo largo de su historia y en base a su cultura, la coyuntura y al sincretismo religioso. “Son esenciales para la consolidación de una nación. Como creencia fundamental son necesarias para poder sobrevivir porque crean identidad”, señala.

Las tradiciones de Guatemala son complejas; en ellas se unen creencias del Mundo Maya, que fueron heredadas a los pueblos indígenas posteriores, con las que trajeron los españoles de Europa.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Vientos de fin de año

Según la tradición católica, el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos y el 2 de noviembre el Día de Muertos o Fieles Difuntos. Ambas tradiciones, que son celebradas en muchas partes del mundo, tienen orígenes muy antiguos. Fueron cambiando conforme se desarrollaban las sociedades modernas y absorbieron las características propias de cada región.

Con la herencia de la cultura indígena, los latinoamericanos que festejan el Día de los Muertos aprovechan esta ocasión para acercarse a sus queridos difuntos y celebrar la vida. Por esa razón se realizan visitas a los cementerios dejando usualmente flores y a veces comida a los difuntos. Los camposantos dejan su solemnidad y en medio del colorido se viven animadas escenas familiares.

Algo que provocan estas tradiciones es la unión con los seres queridos, ya que las familias guatemaltecas se reúnen alrededor de la mesa para comer los platillos propios de la época: el Fiambre y postres como el ayote, jocote o manzanilla en miel.

No se sabe bien cómo nació

Para algún extranjero podrá ser muy raro un plato que tiene más de 50 ingredientes, pero para un guatemalteco es uno de los más esperados. El fiambre es una de las delicias más originales que tenemos. Euda Morales, chef e investigadora, señala que está compuesto por verduras diversas, variedad de carnes y embutidos, y un caldillo que le aporta el sabor inigualable. Y es que no se trata solamente de unir los ingredientes; quienes lo preparan saben “armarlo” de manera que queda para chuparse los dedos.

Acerca de sus orígenes hay varias simpáticas versiones. Miguel Álvarez, cronista de la Ciudad de Guatemala, asegura que estas leyendas existen para darle “sabor” a la historia del fiambre.

Las comidas de tiempos de difuntos tienen mucha significación en todas las culturas porque simbolizan la convivencia entre los seres vivientes y los seres del más allá. En Mesoamérica, las comidas de difuntos ya eran sobresalientes en la época prehispánica, durante la conmemoración de los días de comunicación con los ancestros y los antepasados.

De igual manera, los españoles en estas fechas preparaban comidas especiales, sobre todo frías y con fuerte herencia de la cultura árabe. Ambas vertientes convergieron en el fiambre de Guatemala a finales del siglo XVI para ser degustado durante las celebraciones mortuorias anuales.

La otra versión dice que, entre tantas actividades y visitas, las amas de casa de antaño no tenían tiempo de hacer ninguno de los elaborados platos de nuestra gastronomía, así que iban a ver qué tenían en sus cocinas y alacenas para juntarlo todo y ofrecerlo frío. Claro, se inventaron el famoso “caldillo” que lo hace exquisito.

En la actualidad se conocen diversas recetas de fiambre: blanco, rojo, verde, agridulce, según la tradición de cada familia. Recientemente se agregaron granos y mariscos. También existe el vegetariano y el “divorciado”, que permite que los comensales seleccionen los ingredientes a su gusto.

Este plato se come en familia, pero hacerlo requiere no sólo una fuerte inversión monetaria sino tener suficiente tiempo y manos que ayuden varios días antes, sobre todo para picar las verduras.

Por esa razón, a menos que haya una abuela o tía que asuma la enorme tarea, se acostumbra comprarse para llevar. Hay restaurantes de comida tradicional que lo venden y los hoteles más exclusivos están ofreciendo uno de tipo gourmet. También hay versiones más económicas en los supermercados, así que no hay excusa para no compartir un buen plato de fiambre hoy. ¡Buen provecho!

Fiambre chapín: único en el mundo

Redacción República
30 de octubre, 2014

Los dos últimos meses del año tienen algo especial, las personas están más alegres y celebran con amigos y familia. Hay nostalgia pero también deseos de terminar ciclos y empezar otros. Todo está enmarcado en una serie de tradiciones y sus actividades.

Según explica Celso Lara, antropólogo y profesor de la Universidad de San Carlos, las tradiciones comprenden elementos que cada pueblo va creando a lo largo de su historia y en base a su cultura, la coyuntura y al sincretismo religioso. “Son esenciales para la consolidación de una nación. Como creencia fundamental son necesarias para poder sobrevivir porque crean identidad”, señala.

Las tradiciones de Guatemala son complejas; en ellas se unen creencias del Mundo Maya, que fueron heredadas a los pueblos indígenas posteriores, con las que trajeron los españoles de Europa.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Vientos de fin de año

Según la tradición católica, el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos y el 2 de noviembre el Día de Muertos o Fieles Difuntos. Ambas tradiciones, que son celebradas en muchas partes del mundo, tienen orígenes muy antiguos. Fueron cambiando conforme se desarrollaban las sociedades modernas y absorbieron las características propias de cada región.

Con la herencia de la cultura indígena, los latinoamericanos que festejan el Día de los Muertos aprovechan esta ocasión para acercarse a sus queridos difuntos y celebrar la vida. Por esa razón se realizan visitas a los cementerios dejando usualmente flores y a veces comida a los difuntos. Los camposantos dejan su solemnidad y en medio del colorido se viven animadas escenas familiares.

Algo que provocan estas tradiciones es la unión con los seres queridos, ya que las familias guatemaltecas se reúnen alrededor de la mesa para comer los platillos propios de la época: el Fiambre y postres como el ayote, jocote o manzanilla en miel.

No se sabe bien cómo nació

Para algún extranjero podrá ser muy raro un plato que tiene más de 50 ingredientes, pero para un guatemalteco es uno de los más esperados. El fiambre es una de las delicias más originales que tenemos. Euda Morales, chef e investigadora, señala que está compuesto por verduras diversas, variedad de carnes y embutidos, y un caldillo que le aporta el sabor inigualable. Y es que no se trata solamente de unir los ingredientes; quienes lo preparan saben “armarlo” de manera que queda para chuparse los dedos.

Acerca de sus orígenes hay varias simpáticas versiones. Miguel Álvarez, cronista de la Ciudad de Guatemala, asegura que estas leyendas existen para darle “sabor” a la historia del fiambre.

Las comidas de tiempos de difuntos tienen mucha significación en todas las culturas porque simbolizan la convivencia entre los seres vivientes y los seres del más allá. En Mesoamérica, las comidas de difuntos ya eran sobresalientes en la época prehispánica, durante la conmemoración de los días de comunicación con los ancestros y los antepasados.

De igual manera, los españoles en estas fechas preparaban comidas especiales, sobre todo frías y con fuerte herencia de la cultura árabe. Ambas vertientes convergieron en el fiambre de Guatemala a finales del siglo XVI para ser degustado durante las celebraciones mortuorias anuales.

La otra versión dice que, entre tantas actividades y visitas, las amas de casa de antaño no tenían tiempo de hacer ninguno de los elaborados platos de nuestra gastronomía, así que iban a ver qué tenían en sus cocinas y alacenas para juntarlo todo y ofrecerlo frío. Claro, se inventaron el famoso “caldillo” que lo hace exquisito.

En la actualidad se conocen diversas recetas de fiambre: blanco, rojo, verde, agridulce, según la tradición de cada familia. Recientemente se agregaron granos y mariscos. También existe el vegetariano y el “divorciado”, que permite que los comensales seleccionen los ingredientes a su gusto.

Este plato se come en familia, pero hacerlo requiere no sólo una fuerte inversión monetaria sino tener suficiente tiempo y manos que ayuden varios días antes, sobre todo para picar las verduras.

Por esa razón, a menos que haya una abuela o tía que asuma la enorme tarea, se acostumbra comprarse para llevar. Hay restaurantes de comida tradicional que lo venden y los hoteles más exclusivos están ofreciendo uno de tipo gourmet. También hay versiones más económicas en los supermercados, así que no hay excusa para no compartir un buen plato de fiambre hoy. ¡Buen provecho!