En Alabama, Estados Unidos, un perro sobrevivió a la inyección letal con la que iba a ser sacrificado.
Lazarus había sido atropellado por un auto, sin embargo, al ser colocado en un centro de control animal nadie lo había adoptado, por lo cual el veterinario tomó la decisión de aplicarle la eutanasia.
El perro se movió poquito tras la inyección y finalmente se quedó quieto en silencio, tras lo cual la empleada del centro Wanda Snell se marchó a su casa, cuando regresó al siguiente día al Refugio de Animales de la Ciudad de Ozark, encontró al perro vivito y coleando, había escapado de la jaula e incluso tomó agua.
A un mes de distancia de los acontecimientos, una familia lo adoptó y ahora habita con otro macho rescatado en el suburbio de Birmingham.
Un trabajador de rescate recogió a Lazarus, de cuatro años de edad, después de la eutanasia fallida. de la cual nadie tiene claro como pudo sobrevivir, además los funcionarios de la localidad no revela
En Alabama, Estados Unidos, un perro sobrevivió a la inyección letal con la que iba a ser sacrificado.
Lazarus había sido atropellado por un auto, sin embargo, al ser colocado en un centro de control animal nadie lo había adoptado, por lo cual el veterinario tomó la decisión de aplicarle la eutanasia.
El perro se movió poquito tras la inyección y finalmente se quedó quieto en silencio, tras lo cual la empleada del centro Wanda Snell se marchó a su casa, cuando regresó al siguiente día al Refugio de Animales de la Ciudad de Ozark, encontró al perro vivito y coleando, había escapado de la jaula e incluso tomó agua.
A un mes de distancia de los acontecimientos, una familia lo adoptó y ahora habita con otro macho rescatado en el suburbio de Birmingham.
Un trabajador de rescate recogió a Lazarus, de cuatro años de edad, después de la eutanasia fallida. de la cual nadie tiene claro como pudo sobrevivir, además los funcionarios de la localidad no revela