Rudolph Giuliani, alcalde de la Ciudad de Nueva York de 1994 a 2001, es considerado un experto en el combate del crimen. Según comenta en su primer día de visita al país, dicha ciudad norteamericana era considerada la capital del crimen pues tenía un promedio de 1,800 a 2,000 asesinatos al año.
Gracias a su gestión en la alcaldía, y a la continuidad que le han dado sus sucesores, el promedio ha bajado hasta llegar a 300 al año en la actualidad. “Ahora es considerada una de las ciudades grandes y más seguras”, dice con orgullo.
Valioso aporte
Por esta trayectoria los organizadores del Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE) decidieron invitarlo a compartir sus experiencias. Para tal efecto Giuliani y su equipo de expertos llevan 6 meses recibiendo información acerca de la situación de inseguridad de Guatemala y analizándola.
“Pudimos estudiar tanto los progresos en el control de la delincuencia como los desafíos que todavía deben resolverse, así como otros problemas que enfrentan”, explica. “Por esa razón vengo a participar en el ENADE con un cúmulo de material que representa mucha investigación. De esa cuenta, no será una charla general sino más profunda”, asegura.
De ese estudio se han derivado observaciones y recomendaciones, ideas básicas que quiere compartir. El neoyorkino reconoce que algunas prácticas que implementaron en la Gran Manzana podrían aplicarse aquí, pero otras no. “Hay que adecuarlas a la realidad local. Ya lo hemos hecho con ciudades de México, Brasil, Perú y Colombia, entre otras”, señala refiriéndose al trabajo que hace junto a su empresa de asesoría Giuliani Partners LLC.
Una teoría que funcionó
Dentro de las ideas que impulsa Giuliani, y que fueron efectivas en Nueva York, está el programa que se conoce como Ventanas Rotas. Introducida por los científicos sociales James Q. Wilson y George K. Kelling, esta teoría establece que para combatir los grandes delitos antes deben ser perseguidas las pequeñas infracciones.
El nombre viene de la comparación de una ciudad con un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara los vándalos tenderán a romper unas cuantas más. Finalmente quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es posible que sea ocupado por ellos. Todo eso se puede prevenir.
“También apoyamos el sistema de estadísticas de denuncias (conocida como CompStat), ya que no solamente se sabe qué está pasando, sino también se puede medir y analizar, lo cual ayuda a tomar decisiones basándose en dónde hay efectividad y dónde no”, refiere.
La corrupción en todo nivel
También señala que combatir la corrupción en la policía es crucial para erradicar la delincuencia. “Además de perseguir a los corruptos hay que encontrar a los agentes que hacen un buen trabajo, nosotros recomendamos que a ellos deben pagarles más”, dice.
“La corrupción en la policía es el reflejo de la corrupción en la sociedad, por lo que se debe cambiar a todo nivel”, considera. El buen trabajo de la policía no sirve de nada si no se combate la corrupción también en las fiscalías, tribunales y sistema de prisiones, incluso en el comercio.
En cuanto a los sistemas para elegir a quienes ocupan cargos de importancia, señala que si un sistema no funciona hay que cambiarlo por otro. “Debe ser transparente, que permita el escrutinio del público y la buena elección de personas adecuadas, así como la rendición de cuentas”, dice.
También lo social
“Siempre preguntan qué es mejor para combatir la delincuencia: trabajo policial o trabajo social. Con la experiencia que tengo opino que ambas son necesarias”, opina.
Giuliani expone que la delincuencia juvenil puede combatirse con mejores escuelas y vecindarios, más empleo, mejor forma de vida. A la población en general hay que procurarle también medios para poderse mantener, tener una buena educación, vivir en una sociedad saludable y la oportunidad de tener movilidad social, es decir que puedan salir de la pobreza, sentir que tienen éxito y esperanza.
“Un programa de seguridad que no conlleve todos esos planes fracasará, hay que empezar ya a trabajar en programas sociales”, enfatiza.
Sí se puede
El asesor señala que el índice de homicidios en Guatemala es excesivamente alto. En contraste el porcentaje de personas condenadas por homicidio es de menos del 10%, que es muy bajo.
“Deben empezar a trabajar coordinadamente, enfocándose en prioridades. Reconocemos que la realidad guatemalteca es compleja, pero gozan con ventajas. Algunas de ellas son el tamaño del país que al ser pequeño se puede controlar mejor, además tienen una clase media buena y bastante voluntad política”, señala.
Según Giuliani, países con características similares a las nuestras han podido superar sus problemas de inseguridad. “Trabajando de la mejor manera los cambios se verían entre 2 a 5 años. Cada país es diferente, pero se puede lograr”, concluye.
Rudolph Giuliani, alcalde de la Ciudad de Nueva York de 1994 a 2001, es considerado un experto en el combate del crimen. Según comenta en su primer día de visita al país, dicha ciudad norteamericana era considerada la capital del crimen pues tenía un promedio de 1,800 a 2,000 asesinatos al año.
Gracias a su gestión en la alcaldía, y a la continuidad que le han dado sus sucesores, el promedio ha bajado hasta llegar a 300 al año en la actualidad. “Ahora es considerada una de las ciudades grandes y más seguras”, dice con orgullo.
Valioso aporte
Por esta trayectoria los organizadores del Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE) decidieron invitarlo a compartir sus experiencias. Para tal efecto Giuliani y su equipo de expertos llevan 6 meses recibiendo información acerca de la situación de inseguridad de Guatemala y analizándola.
“Pudimos estudiar tanto los progresos en el control de la delincuencia como los desafíos que todavía deben resolverse, así como otros problemas que enfrentan”, explica. “Por esa razón vengo a participar en el ENADE con un cúmulo de material que representa mucha investigación. De esa cuenta, no será una charla general sino más profunda”, asegura.
De ese estudio se han derivado observaciones y recomendaciones, ideas básicas que quiere compartir. El neoyorkino reconoce que algunas prácticas que implementaron en la Gran Manzana podrían aplicarse aquí, pero otras no. “Hay que adecuarlas a la realidad local. Ya lo hemos hecho con ciudades de México, Brasil, Perú y Colombia, entre otras”, señala refiriéndose al trabajo que hace junto a su empresa de asesoría Giuliani Partners LLC.
Una teoría que funcionó
Dentro de las ideas que impulsa Giuliani, y que fueron efectivas en Nueva York, está el programa que se conoce como Ventanas Rotas. Introducida por los científicos sociales James Q. Wilson y George K. Kelling, esta teoría establece que para combatir los grandes delitos antes deben ser perseguidas las pequeñas infracciones.
El nombre viene de la comparación de una ciudad con un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara los vándalos tenderán a romper unas cuantas más. Finalmente quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es posible que sea ocupado por ellos. Todo eso se puede prevenir.
“También apoyamos el sistema de estadísticas de denuncias (conocida como CompStat), ya que no solamente se sabe qué está pasando, sino también se puede medir y analizar, lo cual ayuda a tomar decisiones basándose en dónde hay efectividad y dónde no”, refiere.
La corrupción en todo nivel
También señala que combatir la corrupción en la policía es crucial para erradicar la delincuencia. “Además de perseguir a los corruptos hay que encontrar a los agentes que hacen un buen trabajo, nosotros recomendamos que a ellos deben pagarles más”, dice.
“La corrupción en la policía es el reflejo de la corrupción en la sociedad, por lo que se debe cambiar a todo nivel”, considera. El buen trabajo de la policía no sirve de nada si no se combate la corrupción también en las fiscalías, tribunales y sistema de prisiones, incluso en el comercio.
En cuanto a los sistemas para elegir a quienes ocupan cargos de importancia, señala que si un sistema no funciona hay que cambiarlo por otro. “Debe ser transparente, que permita el escrutinio del público y la buena elección de personas adecuadas, así como la rendición de cuentas”, dice.
También lo social
“Siempre preguntan qué es mejor para combatir la delincuencia: trabajo policial o trabajo social. Con la experiencia que tengo opino que ambas son necesarias”, opina.
Giuliani expone que la delincuencia juvenil puede combatirse con mejores escuelas y vecindarios, más empleo, mejor forma de vida. A la población en general hay que procurarle también medios para poderse mantener, tener una buena educación, vivir en una sociedad saludable y la oportunidad de tener movilidad social, es decir que puedan salir de la pobreza, sentir que tienen éxito y esperanza.
“Un programa de seguridad que no conlleve todos esos planes fracasará, hay que empezar ya a trabajar en programas sociales”, enfatiza.
Sí se puede
El asesor señala que el índice de homicidios en Guatemala es excesivamente alto. En contraste el porcentaje de personas condenadas por homicidio es de menos del 10%, que es muy bajo.
“Deben empezar a trabajar coordinadamente, enfocándose en prioridades. Reconocemos que la realidad guatemalteca es compleja, pero gozan con ventajas. Algunas de ellas son el tamaño del país que al ser pequeño se puede controlar mejor, además tienen una clase media buena y bastante voluntad política”, señala.
Según Giuliani, países con características similares a las nuestras han podido superar sus problemas de inseguridad. “Trabajando de la mejor manera los cambios se verían entre 2 a 5 años. Cada país es diferente, pero se puede lograr”, concluye.