Al empezar a hablar con Alejandra se hace un nudo en la garganta, pero al escuchar su tono de voz, seguro y fuerte, y ver su sonrisa permanente en su rostro, la sensación se convierte en esperanza, vida, perseverancia y actitud positiva.
Comenta que uno de sus primeros pensamientos fue que se iba a quedar sin pelo. Ese fue el rostro de mi percepción, y cuando empecé las quimioterapias y se me cayó el cabello no quise usar pañuelo, dice.
Me compre una peluca pero me di cuenta que no era yo. Le dije a mi esposo, Luis Arturo, me voy a poner pañuelo, y él me contestó “yo también me pongo pañuelo”.
Comenta que no sabía cómo llegar a la gente y decidieron abrir una página web (www.pañuelosdeesperanza.org), donde cuenta su historia para ‘llegar a muchos países, para de alguna forma poder apoyar a mujeres que pasan por la misma experiencia de esta enfermedad’, dice.
Voy a trabajar en actividades junto con Avon para llevar el mensaje a más mujeres; esta es una experiencia maravillosa, dice Alejandra.
En Guatemala, Alejandra de Melgar es la sobreviviente 2014 y participará en la campaña Avon Contra el Cáncer de Mama para dar su testimonio y ser la persona que represente esa lucha de tantas mujeres que padecen esta terrible enfermedad. En Guatemala, Avon ha donado más de Q7.6 millones a la Liga Contra el Cáncer para apoyar programas de prevención de esta enfermedad.
En Guatemala los tipos de cáncer que más se registran son el de mama y el cervicouterino en las mujeres, así como el cáncer pulmonar, próstata y colorrectal para los hombres.
Me llamo Alejandra y soy sobreviviente
Muchas veces los pensamientos de que te vas a morir te atacan y si hay alguien en ese momento que te levante es importante: Luis Arturo siempre está allí y también su familia, comenta Alejandra.
“Fue una noticia devastadora, un balde de agua fría, un día muy triste”, recuerda Alejandra. Tener que contarle a mis papás. Mi pensamiento fue “y si me muero y dejo a mis hijos”. Fueron dos días devastadores de preguntarle a Dios: ¿Por qué me tocó a mí? Pero mi actitud cambió y empecé más positiva y a cambiar de forma de pensar, dice sonriendo.
Su hijo más grande, José Andrés, tiene cinco años y el menor, Rodrigo Alejandro, tiene tres, pero tenía ocho meses cuando le diagnosticaron cáncer de mama y tuvo que dejar de amantarlo.
Un testimonio de vida
Luego de un año de remisión, la enfermedad atacó por otro lado; sin embargo, Alejandra sigue firme y creyente.
“No moriré, sino viviré para contar las maravillas de Dios”, asegura.
Estoy en la mejor etapa de mi vida
Y es que reflexiona en torno a la vida.
A veces uno dice “a la gran todo lo que me he perdido…”.
Al empezar a hablar con Alejandra se hace un nudo en la garganta, pero al escuchar su tono de voz, seguro y fuerte, y ver su sonrisa permanente en su rostro, la sensación se convierte en esperanza, vida, perseverancia y actitud positiva.
Comenta que uno de sus primeros pensamientos fue que se iba a quedar sin pelo. Ese fue el rostro de mi percepción, y cuando empecé las quimioterapias y se me cayó el cabello no quise usar pañuelo, dice.
Me compre una peluca pero me di cuenta que no era yo. Le dije a mi esposo, Luis Arturo, me voy a poner pañuelo, y él me contestó “yo también me pongo pañuelo”.
Comenta que no sabía cómo llegar a la gente y decidieron abrir una página web (www.pañuelosdeesperanza.org), donde cuenta su historia para ‘llegar a muchos países, para de alguna forma poder apoyar a mujeres que pasan por la misma experiencia de esta enfermedad’, dice.
Voy a trabajar en actividades junto con Avon para llevar el mensaje a más mujeres; esta es una experiencia maravillosa, dice Alejandra.
En Guatemala, Alejandra de Melgar es la sobreviviente 2014 y participará en la campaña Avon Contra el Cáncer de Mama para dar su testimonio y ser la persona que represente esa lucha de tantas mujeres que padecen esta terrible enfermedad. En Guatemala, Avon ha donado más de Q7.6 millones a la Liga Contra el Cáncer para apoyar programas de prevención de esta enfermedad.
En Guatemala los tipos de cáncer que más se registran son el de mama y el cervicouterino en las mujeres, así como el cáncer pulmonar, próstata y colorrectal para los hombres.
Me llamo Alejandra y soy sobreviviente
Muchas veces los pensamientos de que te vas a morir te atacan y si hay alguien en ese momento que te levante es importante: Luis Arturo siempre está allí y también su familia, comenta Alejandra.
“Fue una noticia devastadora, un balde de agua fría, un día muy triste”, recuerda Alejandra. Tener que contarle a mis papás. Mi pensamiento fue “y si me muero y dejo a mis hijos”. Fueron dos días devastadores de preguntarle a Dios: ¿Por qué me tocó a mí? Pero mi actitud cambió y empecé más positiva y a cambiar de forma de pensar, dice sonriendo.
Su hijo más grande, José Andrés, tiene cinco años y el menor, Rodrigo Alejandro, tiene tres, pero tenía ocho meses cuando le diagnosticaron cáncer de mama y tuvo que dejar de amantarlo.
Un testimonio de vida
Luego de un año de remisión, la enfermedad atacó por otro lado; sin embargo, Alejandra sigue firme y creyente.
“No moriré, sino viviré para contar las maravillas de Dios”, asegura.
Estoy en la mejor etapa de mi vida
Y es que reflexiona en torno a la vida.
A veces uno dice “a la gran todo lo que me he perdido…”.