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La economía detrás de las procesiones

Allan Martinez
14 de abril, 2014

En Guatemala, la Semana Santa se caracteriza por las distintas procesiones que invitan a miles de feligreses a participar directamente o asistir a presenciar el paso de los cortejos. Participan distintos colectivos agrupados en cofradías o hermandades religiosas bajo el reconocimiento eclesiástico. Pero detrás de todas estas actividades religiosas se encuentra la economía informal, que los vendedores aprovechan durante el auge de los devotos, para ofrecerles sus productos.

Según el historiador guatemalteco Miguel Álvarez, la afluencia de los vendedores ambulantes durante los recorridos procesionales no es una tradición sino la realidad económica de la sociedad.

Para ofrecer sus productos, los vendedores se colocaban detrás del cortejo procesional, pero desde hace 20 años se ha vuelto frecuente que también se ubiquen adelante de la procesión, indica Álvarez. 

Agrega que hace dos décadas la costumbre era vender chupetes, vejigas y juguetes para los niños, pero la necesidad económica de los comerciantes los ha llevado a ofrecer desde hot dogs, aguas gaseosas, hasta túnicas de cucuruchos. Aunque reconoce la necesidad económica de las familias, indica que hace falta una planificación para que los vendedores ofrezcan sus productos de forma ordenada. Actualmente hay mucho descontrol en las calles y avenidas. 
A pesar que este sector no es tan variado y continúo, los vendedores y la economía informal ha tenido que evolucionar para subsistir. Entre las ventas ambulantes que acompañan a las procesiones encontramos las siguientes: 

Las ventas de granizadas 

De fruta, de limón, pepita, salsa de soya, consomé, sal y mixtas. Estos son los ingredientes de las novedosas granizadas, que abren el abanico de opciones que ahora se preparan en las típicas carretillas de madera que transportan la fría carga. Estas carretas se ven antes o durante las procesiones. 

Carretas de chéveres 

Los chéveres también forman parte de las ventas. Las carretas se pueden encontrar en diferentes esquinas de varias zonas de la capital pero también en el recorrido procesional.

Venta de frutas 

Con carretas o canastas llenas de una variedad de frutas como mangos, naranjas, jocotes, sandía, y piña, los vendedores se hacen presentes, puntuales para aportar a la variedad de fruta de la temporada, para los que quieren comer liviano mientras caminan o esperan la procesión.  

Ventas de trajes 

Las ventas exclusivas de la época que no pueden faltar son los trajes de cucuruchos, las túnicas y velos para mujer. Se puede encontrar variedad de productos durante los procesos ceremoniales, que colgados se exhiben y de forma ambulante van detrás de las procesiones.  

La economía detrás de las procesiones

Allan Martinez
14 de abril, 2014

En Guatemala, la Semana Santa se caracteriza por las distintas procesiones que invitan a miles de feligreses a participar directamente o asistir a presenciar el paso de los cortejos. Participan distintos colectivos agrupados en cofradías o hermandades religiosas bajo el reconocimiento eclesiástico. Pero detrás de todas estas actividades religiosas se encuentra la economía informal, que los vendedores aprovechan durante el auge de los devotos, para ofrecerles sus productos.

Según el historiador guatemalteco Miguel Álvarez, la afluencia de los vendedores ambulantes durante los recorridos procesionales no es una tradición sino la realidad económica de la sociedad.

Para ofrecer sus productos, los vendedores se colocaban detrás del cortejo procesional, pero desde hace 20 años se ha vuelto frecuente que también se ubiquen adelante de la procesión, indica Álvarez. 

Agrega que hace dos décadas la costumbre era vender chupetes, vejigas y juguetes para los niños, pero la necesidad económica de los comerciantes los ha llevado a ofrecer desde hot dogs, aguas gaseosas, hasta túnicas de cucuruchos. Aunque reconoce la necesidad económica de las familias, indica que hace falta una planificación para que los vendedores ofrezcan sus productos de forma ordenada. Actualmente hay mucho descontrol en las calles y avenidas. 
A pesar que este sector no es tan variado y continúo, los vendedores y la economía informal ha tenido que evolucionar para subsistir. Entre las ventas ambulantes que acompañan a las procesiones encontramos las siguientes: 

Las ventas de granizadas 

De fruta, de limón, pepita, salsa de soya, consomé, sal y mixtas. Estos son los ingredientes de las novedosas granizadas, que abren el abanico de opciones que ahora se preparan en las típicas carretillas de madera que transportan la fría carga. Estas carretas se ven antes o durante las procesiones. 

Carretas de chéveres 

Los chéveres también forman parte de las ventas. Las carretas se pueden encontrar en diferentes esquinas de varias zonas de la capital pero también en el recorrido procesional.

Venta de frutas 

Con carretas o canastas llenas de una variedad de frutas como mangos, naranjas, jocotes, sandía, y piña, los vendedores se hacen presentes, puntuales para aportar a la variedad de fruta de la temporada, para los que quieren comer liviano mientras caminan o esperan la procesión.  

Ventas de trajes 

Las ventas exclusivas de la época que no pueden faltar son los trajes de cucuruchos, las túnicas y velos para mujer. Se puede encontrar variedad de productos durante los procesos ceremoniales, que colgados se exhiben y de forma ambulante van detrás de las procesiones.