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Las alfombras, un encuentro de cultura y devoción

Redacción República
04 de abril, 2014

Las culturas europea, mesoamericana y mestiza se combinaron para hacer de las alfombras una de las tradiciones más populares en Guatemala. 

El historiador Miguel Álvarez, da a conocer que las alfombras datan de la Edad Media y tienen su origen en Europa, su elaboración era a base de flores. Hoy en día continúa la tradición de las alfombras en España pero se realizan exclusivamente para la celebración del Corpus Christi. 
Los mayas fueron quienes agregaron el pino, como otro elemento para hacer las alfombras, con la intención de sacramentar el espacio donde se haría el recorrido de la procesión. Hasta el siglo XIX se empieza a usar aserrín de colores, cuenta Álvarez. 
Es muy difícil saber con exactitud cuándo se hizo por primera vez una alfombra en Guatemala, dice el historiador, porque nadie tiene un registro, pero una de las referencias del inicio de este evento tradicional, es que en el siglo XVIII, cuando la ciudad de Guatemala se trasladó al Valle de la Ermita, la procesión de Jesús de la Merced hizo un recorrido para estrenar el Centro Histórico de la ciudad capital, entonces se hizo una alfombra elaborada de pino y flores. 
Miguel Álvarez enfatiza que se elaboran alfombras exclusivamente para que los cortejos procesionales hagan su recorrido, los feligreses las realizan como una ofrenda para simbolizar el momento cuando Jesús entró a Jerusalén en un burro, días antes de su crucifixión, según relata la Biblia. 
En Semana Santa predomina esta tradición, sin embargo hay más de 90 procesiones al año, dice el historiador, y expresa que ‘las alfombras han evolucionado, ahora también se hacen de verduras y frutas’.

La gente es feliz elaborando alfombras aunque tenga que invertir hasta ocho horas de su tiempo en montarla y en cuestión de minutos se deshaga, la intención es destacar la tradición, concluye Miguel Álvarez. 

Una muestra de amor y devoción 

En la elaboración de alfombras sobre sale la participación de los jóvenes, quienes invierten su tiempo para involucrarse en diferentes actividades que tienen que ver con las tradiciones de nuestro país.
Es el caso de Javier Jerez, docente universitario, quien hace 11 años toca la trompeta en una banda de procesiones, además pertenece al movimiento católico Encuentro de Promoción Juvenil (EPJ). 
Javier recuerda que en el colegio donde estudió, todos los años cada grado participada en un concurso para elaborar el diseño de las alfombras donde pasaría la procesión cercana a su centro de estudio, cuenta que siempre era alegre participar porque había que mostrar creatividad para presentar un diseño diferente, que fuera innovador, para hacer un camino decorado que estuviera a nivel de lo que el cortejo procesional merece. 
A los cuatro años de edad empezó a hacer alfombras, lleva ya 17 años elaborándolas y dice, con una gran sonrisa, que no le ha importado ‘las llevadas de sol’, con tal de hacer con entrega y dedicación algo que es para Dios. 
Javier expresa que lo que más le gusta al hacer las alfombras es ver a familias y amigos reunidos con un mismo fin, y darse cuenta que con alegría se ponen de acuerdo para reunir los gastos de la compra de materiales, como el aserrín y los moldes. 
Otro ejemplo de quien destaca las tradiciones es Luis Herrera, un joven auditor devoto de la Semana Santa, también miembro de Encuentro de 
Promoción Juvenil (EPJ).
Luis con mucho entusiasmo cuenta que en 20 años ha elaborado 15 alfombras, y hacerlo le ha significado una ofrenda para Dios. Su intención siempre ha sido compartir esa tradición con sus amigos, con quienes cada año se organiza para preparar las calles donde pasará la procesión. Cuenta que además es cucurucho lo que fortalece más su fe y su devoción. 
A Luis le llena de alegría recordar que Jesús fue recibido con palmas cuando entró a Jerusalén y que por esa razón simbólicamente se elaboran las alfombras para que el cortejo procesional recorra las calles y avenidas de la ciudad.

Las alfombras, un encuentro de cultura y devoción

Redacción República
04 de abril, 2014

Las culturas europea, mesoamericana y mestiza se combinaron para hacer de las alfombras una de las tradiciones más populares en Guatemala. 

El historiador Miguel Álvarez, da a conocer que las alfombras datan de la Edad Media y tienen su origen en Europa, su elaboración era a base de flores. Hoy en día continúa la tradición de las alfombras en España pero se realizan exclusivamente para la celebración del Corpus Christi. 
Los mayas fueron quienes agregaron el pino, como otro elemento para hacer las alfombras, con la intención de sacramentar el espacio donde se haría el recorrido de la procesión. Hasta el siglo XIX se empieza a usar aserrín de colores, cuenta Álvarez. 
Es muy difícil saber con exactitud cuándo se hizo por primera vez una alfombra en Guatemala, dice el historiador, porque nadie tiene un registro, pero una de las referencias del inicio de este evento tradicional, es que en el siglo XVIII, cuando la ciudad de Guatemala se trasladó al Valle de la Ermita, la procesión de Jesús de la Merced hizo un recorrido para estrenar el Centro Histórico de la ciudad capital, entonces se hizo una alfombra elaborada de pino y flores. 
Miguel Álvarez enfatiza que se elaboran alfombras exclusivamente para que los cortejos procesionales hagan su recorrido, los feligreses las realizan como una ofrenda para simbolizar el momento cuando Jesús entró a Jerusalén en un burro, días antes de su crucifixión, según relata la Biblia. 
En Semana Santa predomina esta tradición, sin embargo hay más de 90 procesiones al año, dice el historiador, y expresa que ‘las alfombras han evolucionado, ahora también se hacen de verduras y frutas’.

La gente es feliz elaborando alfombras aunque tenga que invertir hasta ocho horas de su tiempo en montarla y en cuestión de minutos se deshaga, la intención es destacar la tradición, concluye Miguel Álvarez. 

Una muestra de amor y devoción 

En la elaboración de alfombras sobre sale la participación de los jóvenes, quienes invierten su tiempo para involucrarse en diferentes actividades que tienen que ver con las tradiciones de nuestro país.
Es el caso de Javier Jerez, docente universitario, quien hace 11 años toca la trompeta en una banda de procesiones, además pertenece al movimiento católico Encuentro de Promoción Juvenil (EPJ). 
Javier recuerda que en el colegio donde estudió, todos los años cada grado participada en un concurso para elaborar el diseño de las alfombras donde pasaría la procesión cercana a su centro de estudio, cuenta que siempre era alegre participar porque había que mostrar creatividad para presentar un diseño diferente, que fuera innovador, para hacer un camino decorado que estuviera a nivel de lo que el cortejo procesional merece. 
A los cuatro años de edad empezó a hacer alfombras, lleva ya 17 años elaborándolas y dice, con una gran sonrisa, que no le ha importado ‘las llevadas de sol’, con tal de hacer con entrega y dedicación algo que es para Dios. 
Javier expresa que lo que más le gusta al hacer las alfombras es ver a familias y amigos reunidos con un mismo fin, y darse cuenta que con alegría se ponen de acuerdo para reunir los gastos de la compra de materiales, como el aserrín y los moldes. 
Otro ejemplo de quien destaca las tradiciones es Luis Herrera, un joven auditor devoto de la Semana Santa, también miembro de Encuentro de 
Promoción Juvenil (EPJ).
Luis con mucho entusiasmo cuenta que en 20 años ha elaborado 15 alfombras, y hacerlo le ha significado una ofrenda para Dios. Su intención siempre ha sido compartir esa tradición con sus amigos, con quienes cada año se organiza para preparar las calles donde pasará la procesión. Cuenta que además es cucurucho lo que fortalece más su fe y su devoción. 
A Luis le llena de alegría recordar que Jesús fue recibido con palmas cuando entró a Jerusalén y que por esa razón simbólicamente se elaboran las alfombras para que el cortejo procesional recorra las calles y avenidas de la ciudad.