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CICIG: ¿cirugía plástica, trasplante de corazón o eutanasia?

Redacción República
14 de febrero, 2015

Para ir aclarando política es una rama de la moral que se ocupa de resolver los problemas que plantea la convivencia colectiva. Está orientada al bien común. También es la ciencia que se encarga del estudio del poder público o del Estado.

Por su parte, el DRAE sí nos dice quién es un político o política: en su acepción número 5 dice que es una persona que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado, y en su acepción número 9 dice que es la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.

Qué bonitos conceptos, qué ideal se oye todo. Se vale soñar…

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Sin embargo, muchos le tienen tirria a la política y me doy cuenta que ser político puede llegar a  ser un sinónimo de corrupto y ladrón.

Pero entiendo el malentendido. Me habían dicho que en nuestra bella Guatemala a la política se meten todo tipo de personajes, la mayoría de ellos muy raros. No lo creía, pero al ver lo que sucede en el Congreso poco a poco he entendido, pues he visto cada cosa… (Desde las que se creen barbies hasta los que se tiran billetes y agua en la cara, pasando por los que se resisten a quitarse el sombrero).

Pero cuando están en la oposición que cree que van a ganar las próximas elecciones, la cosa se pone más y más ridícula. Los de corbata roja hacen cosas absurdas, tengo en mente a dos diputados que hasta se parecen y tienen el mismo nombre de pila. No son ni los más brillantes ni los más productivos. Uno se encadenó para pedir que un ministro atendiera sus demandas, y en memoria de su pasado sindicalista anda con su megáfono en mano (la vez pasada cuando quería dar un discurso memorable, zas y se le abre el aparato y se le salen las baterías, es como uno de los tres chiflados).

El otro chiflado es uno que el año pasado se echó harina en la cara para quitarle dramatismo al incidente de la Vice del 14 a las 1. En medio de una conferencia de prensa, así quería demostrar muy gráficamente que la harina no era dañina (claro, lo que le echaron a Ms. B era cal pero tan tonto no es como para echarse ese otro polvo blanco).

Las estrategias que usan para figurar parecen no tener límites y cada vez empeoran, sin que mejoren sus iniciativas, su productividad o su credibilidad. La estrategia parece ser aquella del reality show: entre más escándalos mejor, aunque hablen mal pero que hablen. Quieren estar en el top of mind de la gente, aunque sea provocando risa y burla (algo así ha de ser la estrategia de la Vice y sus frases memorables).

Compatriotas: digamos hasta aquí. Ya no elijamos a esas personas locas, analicemos bien por quien vamos a votar. Esos puestos deben ser ocupados por personas serias que realmente quieran mejorar a nuestro país y, pues, tengan un comportamiento digno de los cargos que quieren ocupar.

Pensando las cosas fríamente, las payasadas al final son inofensivas, lo malo es cuando la corrupción se esconde detrás de esas maniobras y nadie parece hacer nada. Ese papel debería ser el de la CICIG, ¿qué no? o ¿será que dentro de sus quehaceres no cabe eso?

A ver, vamos por partes, revisemos sus mandatos: primero, la CICIG debe investigar la existencia de cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos de seguridad que cometen delitos que afectan a los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos de Guatemala, e identificar las estructuras de estos grupos ilegales (incluyendo sus vínculos con funcionarios del Estado), actividades, modalidades de operación y fuentes de financiación. Check.

El segundo mandato es que la CICIG debe colaborar con el Estado en la desarticulación de los aparatos clandestinos de seguridad y cuerpos ilegales de seguridad y promover la investigación, persecución penal y sanción de los delitos cometidos por sus integrantes. Ajá, se parece al anterior.

Y tercero: la CICIG hará recomendaciones al Estado de Guatemala para la adopción de políticas públicas destinadas a erradicar los aparatos clandestinos y cuerpos ilegales de seguridad y prevenir su reaparición, incluyendo las reformas jurídicas e institucionales necesarias para este fin. Seguimos con el mismo tema.

Muy bien, todo muy elocuente e ideal. Pero, la verdad,  el que mucho abarca poco aprieta. No vemos resultados y logros que impresionen y hagan una gran diferencia, tampoco que se persigan los casos que más le interesan a la población.

Está claro que necesitamos un ente que nos ayude en el tema de impunidad en muchos temas, pero debe centrarse en temas importantes, ir detrás de corruptos y narcos grandes, dejar de lado lo político.

Quizá esa entidad que tantas expectativas despertó cuando nació, debería volver a plantearse. No sé si es suficiente una “re ingeniería”, término que está de moda. Una opción siempre empezar de nuevo, de cero. Así las pasiones que despierta la CICIG, a favor y en contra, quedarían atrás.

Uno que no despierta ningún tipo de pasiones es el procurador de los derechos humanos, no le cae mal a nadie, pero tampoco bien. A diferencia de los dipu celebs que quieren estar en todo, el procu no aprovecha los medios ni las redes ni se sube las olas a tiempo. Cuando algo sucede, al buen rato algo aparece con timidez, después de que ya todos hicieron, dijeron y se jalaron los pelos.

Recientemente presentó  su informe anual donde tocó varios temas, centrando sus críticas en el  sistema de salud. Dijo que es una crisis sin precedentes, que no hay insumos, que no se pagan sueldos, que no hay atención a los pacientes…. Dijo que es agobiante el número de denuncias a la violación de derechos humanos en el Ministerio Público. Bitch please. ¿Algo nuevo don procu? ¿algo que no sepamos? ¿alguna novedad que vaya cambiar la situación? ¿No? Bostezo, bostezo…

CICIG: ¿cirugía plástica, trasplante de corazón o eutanasia?

Redacción República
14 de febrero, 2015

Para ir aclarando política es una rama de la moral que se ocupa de resolver los problemas que plantea la convivencia colectiva. Está orientada al bien común. También es la ciencia que se encarga del estudio del poder público o del Estado.

Por su parte, el DRAE sí nos dice quién es un político o política: en su acepción número 5 dice que es una persona que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado, y en su acepción número 9 dice que es la actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.

Qué bonitos conceptos, qué ideal se oye todo. Se vale soñar…

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Sin embargo, muchos le tienen tirria a la política y me doy cuenta que ser político puede llegar a  ser un sinónimo de corrupto y ladrón.

Pero entiendo el malentendido. Me habían dicho que en nuestra bella Guatemala a la política se meten todo tipo de personajes, la mayoría de ellos muy raros. No lo creía, pero al ver lo que sucede en el Congreso poco a poco he entendido, pues he visto cada cosa… (Desde las que se creen barbies hasta los que se tiran billetes y agua en la cara, pasando por los que se resisten a quitarse el sombrero).

Pero cuando están en la oposición que cree que van a ganar las próximas elecciones, la cosa se pone más y más ridícula. Los de corbata roja hacen cosas absurdas, tengo en mente a dos diputados que hasta se parecen y tienen el mismo nombre de pila. No son ni los más brillantes ni los más productivos. Uno se encadenó para pedir que un ministro atendiera sus demandas, y en memoria de su pasado sindicalista anda con su megáfono en mano (la vez pasada cuando quería dar un discurso memorable, zas y se le abre el aparato y se le salen las baterías, es como uno de los tres chiflados).

El otro chiflado es uno que el año pasado se echó harina en la cara para quitarle dramatismo al incidente de la Vice del 14 a las 1. En medio de una conferencia de prensa, así quería demostrar muy gráficamente que la harina no era dañina (claro, lo que le echaron a Ms. B era cal pero tan tonto no es como para echarse ese otro polvo blanco).

Las estrategias que usan para figurar parecen no tener límites y cada vez empeoran, sin que mejoren sus iniciativas, su productividad o su credibilidad. La estrategia parece ser aquella del reality show: entre más escándalos mejor, aunque hablen mal pero que hablen. Quieren estar en el top of mind de la gente, aunque sea provocando risa y burla (algo así ha de ser la estrategia de la Vice y sus frases memorables).

Compatriotas: digamos hasta aquí. Ya no elijamos a esas personas locas, analicemos bien por quien vamos a votar. Esos puestos deben ser ocupados por personas serias que realmente quieran mejorar a nuestro país y, pues, tengan un comportamiento digno de los cargos que quieren ocupar.

Pensando las cosas fríamente, las payasadas al final son inofensivas, lo malo es cuando la corrupción se esconde detrás de esas maniobras y nadie parece hacer nada. Ese papel debería ser el de la CICIG, ¿qué no? o ¿será que dentro de sus quehaceres no cabe eso?

A ver, vamos por partes, revisemos sus mandatos: primero, la CICIG debe investigar la existencia de cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos de seguridad que cometen delitos que afectan a los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos de Guatemala, e identificar las estructuras de estos grupos ilegales (incluyendo sus vínculos con funcionarios del Estado), actividades, modalidades de operación y fuentes de financiación. Check.

El segundo mandato es que la CICIG debe colaborar con el Estado en la desarticulación de los aparatos clandestinos de seguridad y cuerpos ilegales de seguridad y promover la investigación, persecución penal y sanción de los delitos cometidos por sus integrantes. Ajá, se parece al anterior.

Y tercero: la CICIG hará recomendaciones al Estado de Guatemala para la adopción de políticas públicas destinadas a erradicar los aparatos clandestinos y cuerpos ilegales de seguridad y prevenir su reaparición, incluyendo las reformas jurídicas e institucionales necesarias para este fin. Seguimos con el mismo tema.

Muy bien, todo muy elocuente e ideal. Pero, la verdad,  el que mucho abarca poco aprieta. No vemos resultados y logros que impresionen y hagan una gran diferencia, tampoco que se persigan los casos que más le interesan a la población.

Está claro que necesitamos un ente que nos ayude en el tema de impunidad en muchos temas, pero debe centrarse en temas importantes, ir detrás de corruptos y narcos grandes, dejar de lado lo político.

Quizá esa entidad que tantas expectativas despertó cuando nació, debería volver a plantearse. No sé si es suficiente una “re ingeniería”, término que está de moda. Una opción siempre empezar de nuevo, de cero. Así las pasiones que despierta la CICIG, a favor y en contra, quedarían atrás.

Uno que no despierta ningún tipo de pasiones es el procurador de los derechos humanos, no le cae mal a nadie, pero tampoco bien. A diferencia de los dipu celebs que quieren estar en todo, el procu no aprovecha los medios ni las redes ni se sube las olas a tiempo. Cuando algo sucede, al buen rato algo aparece con timidez, después de que ya todos hicieron, dijeron y se jalaron los pelos.

Recientemente presentó  su informe anual donde tocó varios temas, centrando sus críticas en el  sistema de salud. Dijo que es una crisis sin precedentes, que no hay insumos, que no se pagan sueldos, que no hay atención a los pacientes…. Dijo que es agobiante el número de denuncias a la violación de derechos humanos en el Ministerio Público. Bitch please. ¿Algo nuevo don procu? ¿algo que no sepamos? ¿alguna novedad que vaya cambiar la situación? ¿No? Bostezo, bostezo…