Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Mujer, por qué nunca debes de darle otra oportunidad

Redacción República
04 de marzo, 2015

Es importante que las mujeres tengamos presente que somos seres especiales, nada más por eso ya debemos sentirnos bien. Lo otro que cada una debe tener en cuenta son sus cualidades y aciertos diarios; es decir, nuestros potenciales y los logros que éstos nos ayudan a alcanzar. Somos dichosas pero al mismo tiempo desdichadas en el amor, porque nacimos con un corazón grande para dar y cuando lo hacemos es de verdad. Por eso es necesario compartir esta carta de la escritora Candela Duato que deja un gran mensaje a todas las mujeres que hemos sido defraudadas al menos una vez en la vida y por qué no debemos darle una segunda oportunidad a esa persona que nos lastimó.

Si algo me enseñó la vida es que la confianza no es gratis. No se regala. La confianza se gana.

Ha sido un viaje muy difícil. Desde la adolescencia y la universidad hasta la vida adulta. He perdido a muchos amigos. He tenido que decir adiós a personas que pensé que estarían en mi vida para siempre, personas en las que pensé que podía confiar con los ojos cerrados.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Siempre me digo a mí misma: “¿Son estas personas las que quiero en mi vida? ¿Personas que podrían mentirme, engañarme y hacerme daño? Y de esta manera me recuerdo a mí misma que no perdí nada. Puede que extrañe sus compañías de vez en cuando. Puede que vea algo en la calle que sé que encontrarían increíble y detecte una punzada en mi corazón. Lo admito. Pero ese dolor momentáneo se compensa con el hecho de que, al dejarlos ir, dejé de sentir el sufrimiento que esas personas me provocaban.

Y por eso no voy a darte una segunda oportunidad. Nunca lo haré.

Porque si te doy una segunda oportunidad y la cagas de nuevo, es mi culpa, no la tuya. Y no estoy dispuesta a que eso pase. Si pasas por encima de mí una vez, la culpa es tuya. Pero si lo haces dos veces, la culpa es mía. La primera vez que una persona te apuñala por la espalda no pudiste verlo venir… pero la segunda vez, no tienes ninguna excusa. Si perdonas a alguien de haberte engañado y haberte hecho sufrir, sólo vas a invitar a esa persona a hacerlo de nuevo.

Y lo siento, pero yo no puedo permitir eso en mi vida. No voy a perdonarte sólo porque tú no me supiste valorar. Puedo vivir con el dolor que viene con el hecho de que te mientan o engañen, pero no puedo vivir con esas mismas heridas reabriéndose constantemente porque decidí perdonarte.

Porque sé lo que eres capaz de hacer.

Has demostrado que eres capaz de hacer cosas realmente terribles a alguien que supuestamente te preocupa. Has demostrado que eres capaz de hacerle daño a la gente más cercana a ti y no voy a estar expuesta a ese tipo de toxicidad.

Porque cuando rompes el corazón de alguien, realmente nunca sana.

Un corazón roto puede ser reparado, pero ese corazón nunca estará completo, por lo menos no del todo.

Esos malos momentos siempre dejarán cicatrices. Si eres una persona que se suma a esas cicatrices… nunca te voy a dar una oportunidad de hacerlo de nuevo.

Porque no tiene sentido perdonar a alguien cuando realmente no voy a poder olvidar.

Como la mayoría de las mujeres, tengo una excelente memoria. Una mujer no olvida las cosas, sobre todo cuando esas cosas implican ser traicionado. Dicen que hay que perdonar y olvidar. A la mierda eso, nunca voy a olvidar lo que me hiciste y, por lo tanto, no voy a perdonarte.

No te voy a dar una segunda oportunidad, porque no te la mereces.

Porque merezco primeras oportunidades, no segundas. Y sé que hay alguien ahí afuera esperándola. Alguien que sabrá valorarla.

Y ese no eres tú.

Mujer, por qué nunca debes de darle otra oportunidad

Redacción República
04 de marzo, 2015

Es importante que las mujeres tengamos presente que somos seres especiales, nada más por eso ya debemos sentirnos bien. Lo otro que cada una debe tener en cuenta son sus cualidades y aciertos diarios; es decir, nuestros potenciales y los logros que éstos nos ayudan a alcanzar. Somos dichosas pero al mismo tiempo desdichadas en el amor, porque nacimos con un corazón grande para dar y cuando lo hacemos es de verdad. Por eso es necesario compartir esta carta de la escritora Candela Duato que deja un gran mensaje a todas las mujeres que hemos sido defraudadas al menos una vez en la vida y por qué no debemos darle una segunda oportunidad a esa persona que nos lastimó.

Si algo me enseñó la vida es que la confianza no es gratis. No se regala. La confianza se gana.

Ha sido un viaje muy difícil. Desde la adolescencia y la universidad hasta la vida adulta. He perdido a muchos amigos. He tenido que decir adiós a personas que pensé que estarían en mi vida para siempre, personas en las que pensé que podía confiar con los ojos cerrados.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Siempre me digo a mí misma: “¿Son estas personas las que quiero en mi vida? ¿Personas que podrían mentirme, engañarme y hacerme daño? Y de esta manera me recuerdo a mí misma que no perdí nada. Puede que extrañe sus compañías de vez en cuando. Puede que vea algo en la calle que sé que encontrarían increíble y detecte una punzada en mi corazón. Lo admito. Pero ese dolor momentáneo se compensa con el hecho de que, al dejarlos ir, dejé de sentir el sufrimiento que esas personas me provocaban.

Y por eso no voy a darte una segunda oportunidad. Nunca lo haré.

Porque si te doy una segunda oportunidad y la cagas de nuevo, es mi culpa, no la tuya. Y no estoy dispuesta a que eso pase. Si pasas por encima de mí una vez, la culpa es tuya. Pero si lo haces dos veces, la culpa es mía. La primera vez que una persona te apuñala por la espalda no pudiste verlo venir… pero la segunda vez, no tienes ninguna excusa. Si perdonas a alguien de haberte engañado y haberte hecho sufrir, sólo vas a invitar a esa persona a hacerlo de nuevo.

Y lo siento, pero yo no puedo permitir eso en mi vida. No voy a perdonarte sólo porque tú no me supiste valorar. Puedo vivir con el dolor que viene con el hecho de que te mientan o engañen, pero no puedo vivir con esas mismas heridas reabriéndose constantemente porque decidí perdonarte.

Porque sé lo que eres capaz de hacer.

Has demostrado que eres capaz de hacer cosas realmente terribles a alguien que supuestamente te preocupa. Has demostrado que eres capaz de hacerle daño a la gente más cercana a ti y no voy a estar expuesta a ese tipo de toxicidad.

Porque cuando rompes el corazón de alguien, realmente nunca sana.

Un corazón roto puede ser reparado, pero ese corazón nunca estará completo, por lo menos no del todo.

Esos malos momentos siempre dejarán cicatrices. Si eres una persona que se suma a esas cicatrices… nunca te voy a dar una oportunidad de hacerlo de nuevo.

Porque no tiene sentido perdonar a alguien cuando realmente no voy a poder olvidar.

Como la mayoría de las mujeres, tengo una excelente memoria. Una mujer no olvida las cosas, sobre todo cuando esas cosas implican ser traicionado. Dicen que hay que perdonar y olvidar. A la mierda eso, nunca voy a olvidar lo que me hiciste y, por lo tanto, no voy a perdonarte.

No te voy a dar una segunda oportunidad, porque no te la mereces.

Porque merezco primeras oportunidades, no segundas. Y sé que hay alguien ahí afuera esperándola. Alguien que sabrá valorarla.

Y ese no eres tú.