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Mujer se despide en facebook antes de morir

Redacción República
08 de abril, 2015

Se trata de Emily Debrayda Phillips, que murió el pasado 25 de marzo a los 69 años, no sin antes leerle a su propia familia el obituario que había decidido escribir para ella misma.

Te mostramos algunos extractos de éste escrito, que narra la historia de una mujer de Virginia, EE.UU., que nació el año 1946, que decidió ser profesora de educación básica y luego, dedicarse a sus dos hijos para terminar sus días siendo una querida abuela.

“Me apena admitirlo, pero aparentemente, he muerto. Todo el mundo me dijo que esto pasaría algún día, pero simplemente no es algo que me gustara escuchar, mucho menos experimentar (…) Muchas cosas en mi vida parecieron de muy poca importancia en su minuto, pero a medida que fui creciendo, cobraron trascendencia. Los recuerdos que me estoy llevando conmigo son tan preciados y tienen más valor que todo el oro y plata de mi joyero. Recuerdos… ¿por dónde puedo empezar?”.

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En este punto, Emily repasa varias imágenes, como la de su mamá vistiendo un delantal de cocina, su papá haciendo bailes tradicionales de EE.UU.; su abuela “Nonnie”, que le cosía vestidos cuando era niña, y su otra abuela, torciéndole el cuello a un pollo para la cena de un domingo; obras de teatro en el colegio, cortando rosas camino a clases, el olor del pasto recién mojado y su participación en un concurso de belleza.

“Me casé con el hombre de mis sueños (alto, moreno, guapo) el 16 de diciembre de 1967, y desde ese día estuve orgullosa de ser la señora de Charlie Phillips, Gran Diva de todas las cosas domésticas”, escribió, explicando luego que tal como lo habían querido, tuvieron dos hijos, Bonnie y Scott. “Ver a los dos convertirse en lo tenían que ser, nos trajo una maravillosa sensación de tener un sentido de vida”.

Junto con disculparse con Bonnie por hacerla vestir jeans de minimarket cuando niña, y con Scott por haber atrasado su entrada a kínder, le dedica a ambos unas palabras: “Al parecer, estas cosas fueron humillantes para ellos, pero ambos fueron capaces de superarlas por encima de su vergüenza y convertirse en adultos exitosos”.

“Y justo cuando pensaba que estaba demasiado vieja como para enamorarme de nuevo, me convertí en abuela y mis cinco ángeles no solo se robaron mi corazón, sino que también se gastaron casi todo mi dinero (…) Me acuerdo de Emma cortando su hermoso y largo cabello y luego afeitándose una de sus cejas… Sí, ése es uno de mis recuerdos favoritos. Son tesoros irremplazables y me acompañarán adonde sea que este viaje me lleve”.

“Así que nací, parpadeé y se acabó. No hay edificios con mi nombre ni monumentos hechos en mi honor. Pero tuve la oportunidad de conocer y amar a cada uno de mis amigos, tal como lo hice con los miembros de mi familia. ¿Qué más bendición que ésa puede tener una persona? Así que al final, recuerden: hagan lo mejor que puedan, sigan sus caminos y hagan algo increíble de sus vidas. Ah, y nunca paren de sonreír. Si quieren, me pueden buscar en las puestas de sol o en los primeros narcisos de la primavera o entre las fugaces mariposas que revolotean. Ya saben, estaré ahí de una forma u otra”.

“Termino con esto: por favor, no lloren porque me he ido. En vez de eso, estén felices porque estuve aquí (o tal vez sí pueden llorar un poco. Mal que mal, me morí). Hoy estoy feliz y bailando, probablemente desnuda. Los ama por siempre, Emily”.

Fuente textual: eltiempo.com

Mujer se despide en facebook antes de morir

Redacción República
08 de abril, 2015

Se trata de Emily Debrayda Phillips, que murió el pasado 25 de marzo a los 69 años, no sin antes leerle a su propia familia el obituario que había decidido escribir para ella misma.

Te mostramos algunos extractos de éste escrito, que narra la historia de una mujer de Virginia, EE.UU., que nació el año 1946, que decidió ser profesora de educación básica y luego, dedicarse a sus dos hijos para terminar sus días siendo una querida abuela.

“Me apena admitirlo, pero aparentemente, he muerto. Todo el mundo me dijo que esto pasaría algún día, pero simplemente no es algo que me gustara escuchar, mucho menos experimentar (…) Muchas cosas en mi vida parecieron de muy poca importancia en su minuto, pero a medida que fui creciendo, cobraron trascendencia. Los recuerdos que me estoy llevando conmigo son tan preciados y tienen más valor que todo el oro y plata de mi joyero. Recuerdos… ¿por dónde puedo empezar?”.

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En este punto, Emily repasa varias imágenes, como la de su mamá vistiendo un delantal de cocina, su papá haciendo bailes tradicionales de EE.UU.; su abuela “Nonnie”, que le cosía vestidos cuando era niña, y su otra abuela, torciéndole el cuello a un pollo para la cena de un domingo; obras de teatro en el colegio, cortando rosas camino a clases, el olor del pasto recién mojado y su participación en un concurso de belleza.

“Me casé con el hombre de mis sueños (alto, moreno, guapo) el 16 de diciembre de 1967, y desde ese día estuve orgullosa de ser la señora de Charlie Phillips, Gran Diva de todas las cosas domésticas”, escribió, explicando luego que tal como lo habían querido, tuvieron dos hijos, Bonnie y Scott. “Ver a los dos convertirse en lo tenían que ser, nos trajo una maravillosa sensación de tener un sentido de vida”.

Junto con disculparse con Bonnie por hacerla vestir jeans de minimarket cuando niña, y con Scott por haber atrasado su entrada a kínder, le dedica a ambos unas palabras: “Al parecer, estas cosas fueron humillantes para ellos, pero ambos fueron capaces de superarlas por encima de su vergüenza y convertirse en adultos exitosos”.

“Y justo cuando pensaba que estaba demasiado vieja como para enamorarme de nuevo, me convertí en abuela y mis cinco ángeles no solo se robaron mi corazón, sino que también se gastaron casi todo mi dinero (…) Me acuerdo de Emma cortando su hermoso y largo cabello y luego afeitándose una de sus cejas… Sí, ése es uno de mis recuerdos favoritos. Son tesoros irremplazables y me acompañarán adonde sea que este viaje me lleve”.

“Así que nací, parpadeé y se acabó. No hay edificios con mi nombre ni monumentos hechos en mi honor. Pero tuve la oportunidad de conocer y amar a cada uno de mis amigos, tal como lo hice con los miembros de mi familia. ¿Qué más bendición que ésa puede tener una persona? Así que al final, recuerden: hagan lo mejor que puedan, sigan sus caminos y hagan algo increíble de sus vidas. Ah, y nunca paren de sonreír. Si quieren, me pueden buscar en las puestas de sol o en los primeros narcisos de la primavera o entre las fugaces mariposas que revolotean. Ya saben, estaré ahí de una forma u otra”.

“Termino con esto: por favor, no lloren porque me he ido. En vez de eso, estén felices porque estuve aquí (o tal vez sí pueden llorar un poco. Mal que mal, me morí). Hoy estoy feliz y bailando, probablemente desnuda. Los ama por siempre, Emily”.

Fuente textual: eltiempo.com