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Hoy inicia la era de Jimmy Morales

Allan Martinez
13 de enero, 2016

El día 14 de enero llegó al fin y Jimmy Morales tomará posesión de la Presidencia para dirigir los destinos del país durante los próximos cuatro años. La expectativa del cambio de mando despierta sentimientos que van desde la emoción, hasta la total indiferencia, según la opinión de expertos consultados.

Definir a Guatemala como un ejemplo de democracia, como lo reconoció el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, refiriéndose al proceso de protestas y renuncias de los entonces mandatarios Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, cierra un círculo convulso en la historia del país.

Para José Carlos Sanabria, analista político de Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), este “octavo” capítulo en la vida democrática del país refuerza los valores de nación.

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“Es emocionante, espero que el presidente Jimmy Morales pueda presentar lineamientos y estrategias en las distintas áreas que impulsará en su gobierno y que presente a su equipo de trabajo”, subraya el entrevistado.

¨Por la presión ejercida en 2015, la clase política empezó a tenerle cierto respeto a la población y casi desembocó en un miedo”. Esto, según Sanabria, no debe de suceder y la mecánica para acercarse a la población debe ser de otra manera.

“Espero que sea un gobierno que sepa escuchar y leer cuáles son las necesidades de la población y orientar sus acciones hacia eso”, subraya.

El analista agrega: “Hay una expectativa que surgió a partir de una crisis política para presentar un mensaje categórico que al gobierno y al gabinete se les fiscalizará. En términos generales, hay contexto político bastante tenso de la toma de posesión”.

“Esa tensión en el escenario político se coló con los procesos de justicia contra los exgobernantes y cadena de mando en los distintos casos de corrupción. Al no ser pronta la justicia y la avalancha de privilegios que son aprobados por el sistema penitenciario y de justicia, este despertar ciudadano ha venido a menos y la sociedad se ha decantado”, añade Sanabria.

“Sí creo que el proceso democrático ha venido decantando porque se creó una expectativa que la captura de Pérez y compañía tendrían un proceso rápido de justicia, pero los mecanismos están construidos para que se alarguen los procesos y entonces ese estado de ánimo en cuanto al tema de la corrupción ha venido decayendo”, expresa Marco Antonio Garavito, de la Liga de Guatemalteca Higiene Mental.

Tampoco contribuye la manera en que se producen las capturas contra señalados de corrupción.

“La gente que tiene implicaciones se esconde por varios meses y después aparece porque hay arreglos y esas personas causaron el desastre, y luego paran juntos en el Mariscal Zavala”, comenta Garavito.

Les da igual

La llegada de Morales no significa mucho para el interior del país, explica Garavito porque “en los departamentos, donde no llegan los medios y no existen programas de análisis como en las áreas urbanas, no se tiene mayor expectativa con el cambio de gobierno”, enfatiza.

Para Garavito, haber retenido los nombres del Gabinete de gobierno hasta el último momento, causa daño, críticas y desgaste.

“El gabinete que no aparece y que ‘todo va a ser sorpresa’, son cosas que causan incertidumbre y eso es dañino. Estamos en una ignorancia casi total y eso no es bueno para un estado de ánimo positivo”.

Si bien pareciera que en las vísperas, la conformación del nuevo Gobierno es un reflejo de “viejas políticas”, el psicólogo comenta con la naturalidad del caso, “que no hay que amarrarse la culpa y tirarse al pozo, solo hay que asumir la consecuencia”.

“Ese fue un voto que no fue pensado o conciente en términos políticos, sino que más de carácter emocional. Si las cosas no funcionarán como se prevé, queda un sentimiento de culpabilidad y eso retrotrae o inhibe en vez de que se ponga en acción. Por eso es que hay que decirle a la gente: ‘usted votó y tuvo el derecho de votar y si no se siente dignificada o respaldada por su voto, tiene el derecho de exigir. Uno puede votar y se puede equivocar o no votar y equivocarse”, comenta Garavito.

“El guatemalteco está a la espera, de forma pasiva. Ya votó y va a ver qué pasa. Hay un respaldo en activo al gobierno Morales y a la toma de posesión, pero eso no se ve en la gente. Lo que le dice eso es que fue un voto no consiente o voto de castigo y la población se ha dado cuenta que no era así, pero no hay la educación para cuestionar eso. Si el gobierno funciona de otra manera, debemos reconocer los pasos positivos y eso es muy sano y se debe mantener”, subraya la fuente.

Hoy, Morales asume en medio de una sociedad polarizada, decantada, cautelosa y vigilante. Será él el responsable de ponerse del lado de los guatemaltecos y responder a sus necesidades. Los retos para mejorar la nación, enormes y difíciles, deben desafiar al nuevo Gobernante. Guatemala le exigirá mucho, el país le dio su apoyo y ahora es su turno, coinciden los analistas.

Hoy inicia la era de Jimmy Morales

Allan Martinez
13 de enero, 2016

El día 14 de enero llegó al fin y Jimmy Morales tomará posesión de la Presidencia para dirigir los destinos del país durante los próximos cuatro años. La expectativa del cambio de mando despierta sentimientos que van desde la emoción, hasta la total indiferencia, según la opinión de expertos consultados.

Definir a Guatemala como un ejemplo de democracia, como lo reconoció el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, refiriéndose al proceso de protestas y renuncias de los entonces mandatarios Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, cierra un círculo convulso en la historia del país.

Para José Carlos Sanabria, analista político de Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), este “octavo” capítulo en la vida democrática del país refuerza los valores de nación.

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“Es emocionante, espero que el presidente Jimmy Morales pueda presentar lineamientos y estrategias en las distintas áreas que impulsará en su gobierno y que presente a su equipo de trabajo”, subraya el entrevistado.

¨Por la presión ejercida en 2015, la clase política empezó a tenerle cierto respeto a la población y casi desembocó en un miedo”. Esto, según Sanabria, no debe de suceder y la mecánica para acercarse a la población debe ser de otra manera.

“Espero que sea un gobierno que sepa escuchar y leer cuáles son las necesidades de la población y orientar sus acciones hacia eso”, subraya.

El analista agrega: “Hay una expectativa que surgió a partir de una crisis política para presentar un mensaje categórico que al gobierno y al gabinete se les fiscalizará. En términos generales, hay contexto político bastante tenso de la toma de posesión”.

“Esa tensión en el escenario político se coló con los procesos de justicia contra los exgobernantes y cadena de mando en los distintos casos de corrupción. Al no ser pronta la justicia y la avalancha de privilegios que son aprobados por el sistema penitenciario y de justicia, este despertar ciudadano ha venido a menos y la sociedad se ha decantado”, añade Sanabria.

“Sí creo que el proceso democrático ha venido decantando porque se creó una expectativa que la captura de Pérez y compañía tendrían un proceso rápido de justicia, pero los mecanismos están construidos para que se alarguen los procesos y entonces ese estado de ánimo en cuanto al tema de la corrupción ha venido decayendo”, expresa Marco Antonio Garavito, de la Liga de Guatemalteca Higiene Mental.

Tampoco contribuye la manera en que se producen las capturas contra señalados de corrupción.

“La gente que tiene implicaciones se esconde por varios meses y después aparece porque hay arreglos y esas personas causaron el desastre, y luego paran juntos en el Mariscal Zavala”, comenta Garavito.

Les da igual

La llegada de Morales no significa mucho para el interior del país, explica Garavito porque “en los departamentos, donde no llegan los medios y no existen programas de análisis como en las áreas urbanas, no se tiene mayor expectativa con el cambio de gobierno”, enfatiza.

Para Garavito, haber retenido los nombres del Gabinete de gobierno hasta el último momento, causa daño, críticas y desgaste.

“El gabinete que no aparece y que ‘todo va a ser sorpresa’, son cosas que causan incertidumbre y eso es dañino. Estamos en una ignorancia casi total y eso no es bueno para un estado de ánimo positivo”.

Si bien pareciera que en las vísperas, la conformación del nuevo Gobierno es un reflejo de “viejas políticas”, el psicólogo comenta con la naturalidad del caso, “que no hay que amarrarse la culpa y tirarse al pozo, solo hay que asumir la consecuencia”.

“Ese fue un voto que no fue pensado o conciente en términos políticos, sino que más de carácter emocional. Si las cosas no funcionarán como se prevé, queda un sentimiento de culpabilidad y eso retrotrae o inhibe en vez de que se ponga en acción. Por eso es que hay que decirle a la gente: ‘usted votó y tuvo el derecho de votar y si no se siente dignificada o respaldada por su voto, tiene el derecho de exigir. Uno puede votar y se puede equivocar o no votar y equivocarse”, comenta Garavito.

“El guatemalteco está a la espera, de forma pasiva. Ya votó y va a ver qué pasa. Hay un respaldo en activo al gobierno Morales y a la toma de posesión, pero eso no se ve en la gente. Lo que le dice eso es que fue un voto no consiente o voto de castigo y la población se ha dado cuenta que no era así, pero no hay la educación para cuestionar eso. Si el gobierno funciona de otra manera, debemos reconocer los pasos positivos y eso es muy sano y se debe mantener”, subraya la fuente.

Hoy, Morales asume en medio de una sociedad polarizada, decantada, cautelosa y vigilante. Será él el responsable de ponerse del lado de los guatemaltecos y responder a sus necesidades. Los retos para mejorar la nación, enormes y difíciles, deben desafiar al nuevo Gobernante. Guatemala le exigirá mucho, el país le dio su apoyo y ahora es su turno, coinciden los analistas.