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Conozca a "Los Patojos" que aprenden jugando

Luis Gonzalez
07 de octubre, 2016

Por Giovanni Pérez

Hace diez años el proyecto de “Los Patojos” empezó a dar sus primeros pasos en el garaje de una casa particular, y una década después ya camina con paso seguro y marca la educación de Jocotenango Sacatepéquez, ahora, en su propio edificio.

Juan Pablo Romero le abrió las puertas de su hogar a cuatro niños que llegaban por las tardes a realizar las “aburridas” tareas de la escuela, fue cuándo él, junto con otros amigos, empezaron a aplicar nuevas técnicas de enseñanza que constituyen el éxito del proyecto que hoy forma a 240 menores y espera atender a 300 el año.

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El efecto fue que a los niños de la colonia Los Ángeles les gustaba más ir a “Los Patojos” que a las escuelas públicas, por lo cual los padres de familia preferían enviarlos a la organización.

Con apoyo económico de organizaciones de Canadá, Estados Unidos y Guatemala, en 2014 compraron un terreno utilizado como basurero y construyeron el edificio y el Ministerio de Educación autorizó su funcionamiento como escuela.

Unas 30 personas laboran en el lugar, entre educadores y colaboradores. De lunes a viernes, de 8 de la mañana a tres de la tarde, trabajan con niños de preprimaria y primaria, en un rango de edad de entre 4 a 14 años y por las tardes, de tres a ocho de la noche, laboran en el nivel básico con jóvenes de 14 a 18 años, que también reciben clases técnicas de costura, panadería, fotografía y música.

Su metodología de enseñanza se basa en juegos cooperativos, espíritu crítico, lectura, matemática, educación en valores y habilidades de escritura, entre otras. Tienen como prioridad la diversión y seguridad de los niños y niñas.

Los estudiantes no pagan colegiatura, reciben desayuno y almuerzo y cuentan con servicios médicos. No usan escritorios, pues trabajan juntos en mesas, no hay exámenes ni usan uniformes. Como ideología no ven clases sociales y reciben niños, niñas y jóvenes de cualquier nivel económico.

Cuentan con un cupo limitado por el espacio del lugar, reciben insumos de limpieza por parte de los padres de familia, la iglesia y la comunidad. Tienen proyectos de salud, arte y alimentación. Además, se manejan con un presupuesto anual financiado por organizaciones del extranjero como: Just World International y Give Kids a Chance Foundation.

No reciben ningún tipo de ayuda por parte del Estado, aunque esperan obtener la autorización del Ministro de Educación para avalar el método de educación e implementarlo en otras comunidades.

Dentro de su programa de salud, cuentan con el apoyo del médico Héctor Valle, que tiene como prioridad controlar el peso y talla de los niños por medio de una dieta. También brindan una consulta médica a la comunidad, con un costo de 15 quetzales.

Como objetivos a futuro pretenden inaugurar una Universidad de carácter popular, para los padres y madres que no concluyeron sus estudios, basados en un formato parecido al que utiliza el INTECAP, pero solo enfocado en los adultos.

Conozca a "Los Patojos" que aprenden jugando

Luis Gonzalez
07 de octubre, 2016

Por Giovanni Pérez

Hace diez años el proyecto de “Los Patojos” empezó a dar sus primeros pasos en el garaje de una casa particular, y una década después ya camina con paso seguro y marca la educación de Jocotenango Sacatepéquez, ahora, en su propio edificio.

Juan Pablo Romero le abrió las puertas de su hogar a cuatro niños que llegaban por las tardes a realizar las “aburridas” tareas de la escuela, fue cuándo él, junto con otros amigos, empezaron a aplicar nuevas técnicas de enseñanza que constituyen el éxito del proyecto que hoy forma a 240 menores y espera atender a 300 el año.

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El efecto fue que a los niños de la colonia Los Ángeles les gustaba más ir a “Los Patojos” que a las escuelas públicas, por lo cual los padres de familia preferían enviarlos a la organización.

Con apoyo económico de organizaciones de Canadá, Estados Unidos y Guatemala, en 2014 compraron un terreno utilizado como basurero y construyeron el edificio y el Ministerio de Educación autorizó su funcionamiento como escuela.

Unas 30 personas laboran en el lugar, entre educadores y colaboradores. De lunes a viernes, de 8 de la mañana a tres de la tarde, trabajan con niños de preprimaria y primaria, en un rango de edad de entre 4 a 14 años y por las tardes, de tres a ocho de la noche, laboran en el nivel básico con jóvenes de 14 a 18 años, que también reciben clases técnicas de costura, panadería, fotografía y música.

Su metodología de enseñanza se basa en juegos cooperativos, espíritu crítico, lectura, matemática, educación en valores y habilidades de escritura, entre otras. Tienen como prioridad la diversión y seguridad de los niños y niñas.

Los estudiantes no pagan colegiatura, reciben desayuno y almuerzo y cuentan con servicios médicos. No usan escritorios, pues trabajan juntos en mesas, no hay exámenes ni usan uniformes. Como ideología no ven clases sociales y reciben niños, niñas y jóvenes de cualquier nivel económico.

Cuentan con un cupo limitado por el espacio del lugar, reciben insumos de limpieza por parte de los padres de familia, la iglesia y la comunidad. Tienen proyectos de salud, arte y alimentación. Además, se manejan con un presupuesto anual financiado por organizaciones del extranjero como: Just World International y Give Kids a Chance Foundation.

No reciben ningún tipo de ayuda por parte del Estado, aunque esperan obtener la autorización del Ministro de Educación para avalar el método de educación e implementarlo en otras comunidades.

Dentro de su programa de salud, cuentan con el apoyo del médico Héctor Valle, que tiene como prioridad controlar el peso y talla de los niños por medio de una dieta. También brindan una consulta médica a la comunidad, con un costo de 15 quetzales.

Como objetivos a futuro pretenden inaugurar una Universidad de carácter popular, para los padres y madres que no concluyeron sus estudios, basados en un formato parecido al que utiliza el INTECAP, pero solo enfocado en los adultos.