En la campaña de responsabilidad ambiental por la “Quema del Diablo” que impulsa el Ministerio de Ambiente hizo un llamado a vivir la tradición con responsabilidad y evitar la quema de basura.
Las autoridades buscan hacer conciencia en los guatemaltecos acerca del daño que ocasiona quemar desechos, dispositivos electrónicos, plásticos y químicos, por las sustancias tóxicas que desprenden.
También porque contaminan el aire, suelo y agua, además que se generan gases de efecto invernadero que ocasionan el cambio climático.
Cuidado con la pirotecnia
Otro riesgo según las autoridades es la manipulación inadecuada de pirotecnia. Recordaron que puede ocasionar lesiones físicas como quemaduras, problemas auditivos y daños oculares irreversibles. En casos extremos, discapacidad.
“Algunos cohetillos llegan a los 190 decibeles, un nivel superior a lo permisible por el oído humano. Los niños son los más propensos a daños auditivos, porque sus oídos son más sensibles”, señaló la cartera de Ambiente
Lo adecuado para un adulto es entre los 70 y 85 decibeles, según estudios de MED-EL, una empresa internacional que se dedica a la investigación de la pérdida auditiva.
Los fuegos artificiales, en exceso, también dañan el ambiente ya que la especie de neblina que dejan en realidad es contaminación.
Origen de la tradición
El historiador y cronista, Miguel Álvarez, detalló que la tradición se remonta a 1738, cuando el rey de España pidió que la noche del 7 y 8 de diciembre la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala se iluminara, en honor a la Virgen de Concepción.
Se utilizaba luces de cera y el sentido era religioso, lo cual cambió con el paso de los años y los pobladores usaron madera para prender las fogatas.
Después los guatemaltecos aprovecharon la ocasión para quemar artículos en desuso, lo que propició las grandes fogatas, alimentadas de distintos materiales.
“El significado del fuego es la ‘purificación’, y en el siglo XIX, se identificó como la oportunidad de quemar al diablo, por la creencia que ‘la virgen trae el bien y el fuego aleja al diablo'”.
Miguel Ángel Álvarez, historiador y cronista de la ciudad de Guatemala.
En la campaña de responsabilidad ambiental por la “Quema del Diablo” que impulsa el Ministerio de Ambiente hizo un llamado a vivir la tradición con responsabilidad y evitar la quema de basura.
Las autoridades buscan hacer conciencia en los guatemaltecos acerca del daño que ocasiona quemar desechos, dispositivos electrónicos, plásticos y químicos, por las sustancias tóxicas que desprenden.
También porque contaminan el aire, suelo y agua, además que se generan gases de efecto invernadero que ocasionan el cambio climático.
Cuidado con la pirotecnia
Otro riesgo según las autoridades es la manipulación inadecuada de pirotecnia. Recordaron que puede ocasionar lesiones físicas como quemaduras, problemas auditivos y daños oculares irreversibles. En casos extremos, discapacidad.
“Algunos cohetillos llegan a los 190 decibeles, un nivel superior a lo permisible por el oído humano. Los niños son los más propensos a daños auditivos, porque sus oídos son más sensibles”, señaló la cartera de Ambiente
Lo adecuado para un adulto es entre los 70 y 85 decibeles, según estudios de MED-EL, una empresa internacional que se dedica a la investigación de la pérdida auditiva.
Los fuegos artificiales, en exceso, también dañan el ambiente ya que la especie de neblina que dejan en realidad es contaminación.
Origen de la tradición
El historiador y cronista, Miguel Álvarez, detalló que la tradición se remonta a 1738, cuando el rey de España pidió que la noche del 7 y 8 de diciembre la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala se iluminara, en honor a la Virgen de Concepción.
Se utilizaba luces de cera y el sentido era religioso, lo cual cambió con el paso de los años y los pobladores usaron madera para prender las fogatas.
Después los guatemaltecos aprovecharon la ocasión para quemar artículos en desuso, lo que propició las grandes fogatas, alimentadas de distintos materiales.
“El significado del fuego es la ‘purificación’, y en el siglo XIX, se identificó como la oportunidad de quemar al diablo, por la creencia que ‘la virgen trae el bien y el fuego aleja al diablo'”.
Miguel Ángel Álvarez, historiador y cronista de la ciudad de Guatemala.