El lunes 6 de abril se reportó un derrumbe en el kilómetro 61 del Libramiento de Chimaltenango, en la ruta a Occidente, obstaculizando uno de los carriles, en un trayecto de 30 metros.

Según Miriam Portillo, vocera de la empresa Constructora Nacional (Conasa), en octubre y noviembre del año 2019 se realizaron estudios geotécnicos, geofísicos y geológicos. Y estos revelaron que los deslizamientos son un “caso fortuito“.

La vocera agregó que los resultados de los informes se presentaron a las nuevas autoridades del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda. Y fueron enviados el 20 de enero, 19 de febrero, 03 de marzo y 1 de abril de 2020.

“Las comunicaciones enviadas a las autoridades indican la importancia de que estas obras se hicieran antes de que se iniciara el período de lluvias”.

“En las distintas comunicaciones también se ha señalado que las obras adicionales no pueden ser atendidas por la empresa que construyó ese tramo ya que son obras que no están incluidas en la contratación original, y que difícilmente hubieran podido preverse en la contratación inicial”, explica Portillo.

“Esto se debe a que el tramo con el que se licitó tiene variaciones de hasta un kilómetro (principalmente en el área donde se han producido los deslizamientos)”

“En segundo lugar, la condición del suelo sólo pudo identificarse en época de lluvia y cuando estuvo expuesta (está ubicada cerca de 50 metros por debajo del nivel del terreno)”, finaliza la vocera de Conasa.

Según la empresa a medio día quedó habilitado nuevamente en su totalidad el Libramiento de Chimaltenango.

Este cuenta con 14 kilómetros y 76 metros de construcción y se estima que cada día ayuda a la circulación de unos 250 mil vehículos.

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