Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Historias Urbanas | Retiro involuntario

Invitado
10 de octubre, 2021

Retiro involuntario. Esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar.


Supe que mi barbero desde 1996 acaba de dejar su oficio. Tenía varias semanas de ir a buscarlo a su casa, tocar el timbre y esperar a que saliera para atenderme. Desde que lo asaltaron ya no mantenía abierto su negocio, había que pasar a buscarlo. Pero nadie, ni siquiera el perro que suele escandalizar apenas olfatea a los extraños, se acercó a ver quién era.

Todo este tiempo lo pasó en su casa aquejado por la presión. No quiso ir al hospital por el temor a contagiarse de covid-19. Estuvo bajo los cuidados de su hija menor, recién graduada de enfermera profesional. Cuando probó a cortarle el pelo a uno de sus nietos, se fijaron que las manos le temblaban. Se juntó toda la descendencia en consejo familiar y le pidieron que se retirara.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Entre las instituciones a punto de desaparecer, se encuentra la barbería como el centro de reunión para los varones residentes en varias cuadras a la redonda. El peluquero era el estudioso del acontecer nacional y local; estaba al tanto de los pequeños milagros y las grandes tragedias que ocurrían en el barrio; también oficiaba de orientador, de consejero, mientras recortaba el pelo, afilaba la navaja y aplicaba talcos con su brocha al terminar la faena.

Podían pasar semanas, incluso meses sin visitarlo; siempre sabía que podía localizarlo por las tardes. Y ahí estaban la silla giratoria, los frascos apilados sobre el mostrador, los compuestos para evitar la caída del pelo y los productos de belleza para las mujeres.

En las paredes aún colgaban los calendarios de años pasados y los carteles de la hermandad a la que pertenece. Dejaba abierta la ventanita de la puerta para que entrara el aire y se pudiera observar el movimiento de la calle. Tocaba decir «no gracias», si le ofrecían trastos de peltre o líquidos para lavar pisos; se ponía de acuerdo con sus demás clientes cuando pasaban preguntando a qué hora los atendía.

Me resta desearle plena recuperación, espero que encuentre la labor que le ayude a entretenerse mientras se acostumbra al retiro y lo saludaré de lejos si me lo encuentro en la esquina. Ya saben, aunque la mayoría no lo haga aún debemos mantener distancias.

Te sugerimos leer:

Historias Urbanas: siempre presentes

Historias Urbanas: Déjenlos pasar

Vacuna recibida

Marlon Francisco: “Más que urgencia por publicar algo nuevo, tengo urgencia por vivir algo nuevo, para luego escribir”

Acerca de Masters of the Universe: Revelaciones

Historias Urbanas: Combatiente a solas

Jorge Godínez: “Aquí ni siquiera es pan y circo, yo diría que es fut y guaro”

Nueva voz a la vista

Árboles en bolsa

Síguenos en Google News

Síguenos en nuestras redes sociales

Facebook: @Republicaguate
Instagram: @Republicaguate
Twitter: @republicagt
Youtube: República


Historias Urbanas | Retiro involuntario

Invitado
10 de octubre, 2021

Retiro involuntario. Esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar.


Supe que mi barbero desde 1996 acaba de dejar su oficio. Tenía varias semanas de ir a buscarlo a su casa, tocar el timbre y esperar a que saliera para atenderme. Desde que lo asaltaron ya no mantenía abierto su negocio, había que pasar a buscarlo. Pero nadie, ni siquiera el perro que suele escandalizar apenas olfatea a los extraños, se acercó a ver quién era.

Todo este tiempo lo pasó en su casa aquejado por la presión. No quiso ir al hospital por el temor a contagiarse de covid-19. Estuvo bajo los cuidados de su hija menor, recién graduada de enfermera profesional. Cuando probó a cortarle el pelo a uno de sus nietos, se fijaron que las manos le temblaban. Se juntó toda la descendencia en consejo familiar y le pidieron que se retirara.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Entre las instituciones a punto de desaparecer, se encuentra la barbería como el centro de reunión para los varones residentes en varias cuadras a la redonda. El peluquero era el estudioso del acontecer nacional y local; estaba al tanto de los pequeños milagros y las grandes tragedias que ocurrían en el barrio; también oficiaba de orientador, de consejero, mientras recortaba el pelo, afilaba la navaja y aplicaba talcos con su brocha al terminar la faena.

Podían pasar semanas, incluso meses sin visitarlo; siempre sabía que podía localizarlo por las tardes. Y ahí estaban la silla giratoria, los frascos apilados sobre el mostrador, los compuestos para evitar la caída del pelo y los productos de belleza para las mujeres.

En las paredes aún colgaban los calendarios de años pasados y los carteles de la hermandad a la que pertenece. Dejaba abierta la ventanita de la puerta para que entrara el aire y se pudiera observar el movimiento de la calle. Tocaba decir «no gracias», si le ofrecían trastos de peltre o líquidos para lavar pisos; se ponía de acuerdo con sus demás clientes cuando pasaban preguntando a qué hora los atendía.

Me resta desearle plena recuperación, espero que encuentre la labor que le ayude a entretenerse mientras se acostumbra al retiro y lo saludaré de lejos si me lo encuentro en la esquina. Ya saben, aunque la mayoría no lo haga aún debemos mantener distancias.

Te sugerimos leer:

Historias Urbanas: siempre presentes

Historias Urbanas: Déjenlos pasar

Vacuna recibida

Marlon Francisco: “Más que urgencia por publicar algo nuevo, tengo urgencia por vivir algo nuevo, para luego escribir”

Acerca de Masters of the Universe: Revelaciones

Historias Urbanas: Combatiente a solas

Jorge Godínez: “Aquí ni siquiera es pan y circo, yo diría que es fut y guaro”

Nueva voz a la vista

Árboles en bolsa

Síguenos en Google News

Síguenos en nuestras redes sociales

Facebook: @Republicaguate
Instagram: @Republicaguate
Twitter: @republicagt
Youtube: República