Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Huéspedes y anfitriones a la fuerza

Redacción República
14 de julio, 2019

Huéspedes y anfitriones a la fuerza, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR

En estudio acerca de la población de origen africano radicada en Guatemala, el licenciado Fernando Mollinedo C., recordó cierta propuesta del presidente estadounidense Abraham Lincoln.

Hacia 1861, con tal de evitar la guerra que se avecinaba entre el Norte industrial y el Sur dependiente de la mano de obra esclava, buscó la reubicación de 3 millones de negros libertos en territorio de las Verapaces e Izabal.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Aunque el embajador Elisha Oscar Crosby pintó el negocio en términos ventajosos, garantizando que los Estados Unidos se harían cargo de la colonia fundada por los libertos –con los años aceptarían la ciudadanía guatemalteca para incrementar la población, el comercio y la prosperidad nacional–, el presidente Rafael Carrera previó el grave desequilibrio demográfico que traería la llegada de 3 millones de personas a un país que rondaba los 900 mil habitantes, según las estimaciones del diplomático Enrique Palacios al revisar los informes de nacimientos, matrimonios y defunciones enviados por los párrocos al Ministerio de Gobernación.

Al razonar su respuesta, consideró: «…que era muy grande la cantidad de negros que se introducirían y que no podría ser asimilada por la población existente, lo cual crearía un desbalance y que por ser el deseo del gobierno de continuar a su manera bajo formas y costumbres españolas, el plan no funcionaría, ya que los colonos introducirían un nuevo orden de cosas que eventualmente llevarían a un rompimiento entre los colonos y los grupos nativos del país».

Tras declinar la oferta, Carrera le preguntó a Crosby: si los Estados Unidos deseaban instalar a los esclavos en lugar aparte, «¿por qué no destinaban una parte de su propio territorio escasamente poblado para este fin y los establecían allí?». El enviado del presidente Lincoln no supo qué responderle.

Menciono este pasaje poco conocido de la historia local ante la casi segura entrega de Guatemala como tercer país para frenar la llegada de los despreciados migrantes pardos y cobrizos a todo lugar situado al norte del río Bravo, en señal de ofrenda del presidente Jimmy Morales al patrón Donald J. Trump.

Pocas voces trataron de hacerse oír entre la multitud que declara su inconformidad desde la comodidad de las redes sociales.

Todas coinciden en que Guatemala es incapaz de ofrecer refugio, alimentación y empleo a los miles de centroamericanos, caribeños y africanos que serán retenidos mientras se estudian sus casos y se comprueba si reúnen los requisitos exigidos para solicitar asilo en Estados Unidos.

También advierten que los migrantes se convertirán en presa de las pandillas, los narcotraficantes y quienes se dediquen a la trata de personas.

Tampoco descarto que los municipios elegidos para «recibir provisionalmente» a cada persona interceptada cierren filas para evitar la llegada de forasteros, porque no quieren recibir a portadores de «costumbres ajenas a nuestro pueblo».

Yo me he encontrado con grupos de migrantes africanos en la Central de Mayoreo, cerca de los buses que van a Ciudad Tecún Umán.

Confieso mi ignorancia: primero los tomé por garífunas; pasó buen tiempo antes de que me diera cuenta que su físico, su forma de vestir y las mochilas que llevan al hombro denotan su condición de paso.

Al revisar la prensa mexicana disponible en internet nos enteramos de la desesperación que los invade al verse confinados en Tijuana o en Tapachula; de las protestas que arman ante el hacinamiento y las enfermedades que padecen; de sus escapes a riesgo de exponerse a la crueldad de secuestradores que los torturan para arrancarles el dinero y pertenencias que lograron mantener a salvo durante el viaje.

¿Están los policías, los soldados y los funcionarios de Migración preparados para lidiar con el hartazgo causado por estar tan cerca del objetivo final, sin la menor posibilidad de alcanzarlo?

Bibliografía

ARIAS DE BLOIS, Jorge, «Demografía», Historia general de Guatemala. Tomo IV: Desde la República Federal hasta 1898, Asociación de Amigos del País/Fundación por la Cultura y el Desarrollo, Ciudad de Guatemala, 2005.

MOLLINEDO C., Fernando, «Orígenes afroamericanos en América y Guatemala», http://guatehistoria.com/africanos-en-guatemala/

Te sugerimos leer:


 

Huéspedes y anfitriones a la fuerza

Redacción República
14 de julio, 2019

Huéspedes y anfitriones a la fuerza, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR

En estudio acerca de la población de origen africano radicada en Guatemala, el licenciado Fernando Mollinedo C., recordó cierta propuesta del presidente estadounidense Abraham Lincoln.

Hacia 1861, con tal de evitar la guerra que se avecinaba entre el Norte industrial y el Sur dependiente de la mano de obra esclava, buscó la reubicación de 3 millones de negros libertos en territorio de las Verapaces e Izabal.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Aunque el embajador Elisha Oscar Crosby pintó el negocio en términos ventajosos, garantizando que los Estados Unidos se harían cargo de la colonia fundada por los libertos –con los años aceptarían la ciudadanía guatemalteca para incrementar la población, el comercio y la prosperidad nacional–, el presidente Rafael Carrera previó el grave desequilibrio demográfico que traería la llegada de 3 millones de personas a un país que rondaba los 900 mil habitantes, según las estimaciones del diplomático Enrique Palacios al revisar los informes de nacimientos, matrimonios y defunciones enviados por los párrocos al Ministerio de Gobernación.

Al razonar su respuesta, consideró: «…que era muy grande la cantidad de negros que se introducirían y que no podría ser asimilada por la población existente, lo cual crearía un desbalance y que por ser el deseo del gobierno de continuar a su manera bajo formas y costumbres españolas, el plan no funcionaría, ya que los colonos introducirían un nuevo orden de cosas que eventualmente llevarían a un rompimiento entre los colonos y los grupos nativos del país».

Tras declinar la oferta, Carrera le preguntó a Crosby: si los Estados Unidos deseaban instalar a los esclavos en lugar aparte, «¿por qué no destinaban una parte de su propio territorio escasamente poblado para este fin y los establecían allí?». El enviado del presidente Lincoln no supo qué responderle.

Menciono este pasaje poco conocido de la historia local ante la casi segura entrega de Guatemala como tercer país para frenar la llegada de los despreciados migrantes pardos y cobrizos a todo lugar situado al norte del río Bravo, en señal de ofrenda del presidente Jimmy Morales al patrón Donald J. Trump.

Pocas voces trataron de hacerse oír entre la multitud que declara su inconformidad desde la comodidad de las redes sociales.

Todas coinciden en que Guatemala es incapaz de ofrecer refugio, alimentación y empleo a los miles de centroamericanos, caribeños y africanos que serán retenidos mientras se estudian sus casos y se comprueba si reúnen los requisitos exigidos para solicitar asilo en Estados Unidos.

También advierten que los migrantes se convertirán en presa de las pandillas, los narcotraficantes y quienes se dediquen a la trata de personas.

Tampoco descarto que los municipios elegidos para «recibir provisionalmente» a cada persona interceptada cierren filas para evitar la llegada de forasteros, porque no quieren recibir a portadores de «costumbres ajenas a nuestro pueblo».

Yo me he encontrado con grupos de migrantes africanos en la Central de Mayoreo, cerca de los buses que van a Ciudad Tecún Umán.

Confieso mi ignorancia: primero los tomé por garífunas; pasó buen tiempo antes de que me diera cuenta que su físico, su forma de vestir y las mochilas que llevan al hombro denotan su condición de paso.

Al revisar la prensa mexicana disponible en internet nos enteramos de la desesperación que los invade al verse confinados en Tijuana o en Tapachula; de las protestas que arman ante el hacinamiento y las enfermedades que padecen; de sus escapes a riesgo de exponerse a la crueldad de secuestradores que los torturan para arrancarles el dinero y pertenencias que lograron mantener a salvo durante el viaje.

¿Están los policías, los soldados y los funcionarios de Migración preparados para lidiar con el hartazgo causado por estar tan cerca del objetivo final, sin la menor posibilidad de alcanzarlo?

Bibliografía

ARIAS DE BLOIS, Jorge, «Demografía», Historia general de Guatemala. Tomo IV: Desde la República Federal hasta 1898, Asociación de Amigos del País/Fundación por la Cultura y el Desarrollo, Ciudad de Guatemala, 2005.

MOLLINEDO C., Fernando, «Orígenes afroamericanos en América y Guatemala», http://guatehistoria.com/africanos-en-guatemala/

Te sugerimos leer: