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Réquiem por el poste caído

Redacción República
25 de agosto, 2019

Réquiem por el poste caído, ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Me siento a improvisar un réquiem por el poste caído.

Ahí yacía, el pobre, encima del arriate. Lo pasó quebrando el auto que se accidentó anoche. Todavía se notaban los vidrios regados por el asfalto.

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Cito a Augusto Monterroso, quien también dedicó una sentida elegía a la vaca muerta muertita que contempló en el altiplano boliviano: estaba sin quien lo enterrara “ni quien le editara sus obras completas ni quien le dijera un sentido y lloroso discurso” por lo bueno que había sido.

Nadie se preocupó por encender una veladora a la par de la base que seguía de pie, como desafiando a los carros, buses y motos que pasaban a la par.

Es mucho pedir que los tapen con una sábana: no hay de su tamaño.

Hubo cierta temporada que no pasaba mes sin que un poste amaneciera tirado en ese tramo.

Demasiados campeones ignotos de fórmula 1, me digo. Beben para combatir la frustración de no conseguir la escudería que les patrocine el viaje al Gran Premio de Montecarlo o a las 24 Horas de Le Mans.

Aunque sea al autódromo de Los Volcanes, pues.

Creo que no se sienten conductores de verdad hasta que no se pasan llevando un poste.

Ritos de iniciación, bautizo que los acepta dentro de la selecta fraternidad de estudiantes.

Travesuras de patojos.

Ellos sabrán.

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25 de agosto, 2019

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Me siento a improvisar un réquiem por el poste caído.

Ahí yacía, el pobre, encima del arriate. Lo pasó quebrando el auto que se accidentó anoche. Todavía se notaban los vidrios regados por el asfalto.

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Cito a Augusto Monterroso, quien también dedicó una sentida elegía a la vaca muerta muertita que contempló en el altiplano boliviano: estaba sin quien lo enterrara “ni quien le editara sus obras completas ni quien le dijera un sentido y lloroso discurso” por lo bueno que había sido.

Nadie se preocupó por encender una veladora a la par de la base que seguía de pie, como desafiando a los carros, buses y motos que pasaban a la par.

Es mucho pedir que los tapen con una sábana: no hay de su tamaño.

Hubo cierta temporada que no pasaba mes sin que un poste amaneciera tirado en ese tramo.

Demasiados campeones ignotos de fórmula 1, me digo. Beben para combatir la frustración de no conseguir la escudería que les patrocine el viaje al Gran Premio de Montecarlo o a las 24 Horas de Le Mans.

Aunque sea al autódromo de Los Volcanes, pues.

Creo que no se sienten conductores de verdad hasta que no se pasan llevando un poste.

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