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Historias Urbanas: Acerca de Masters of the Universe: Revelaciones

Invitado
25 de julio, 2021

Acerca de Masters of the Universe: Revelaciones. Esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar.


Cuando me acosté a ver Masters of the Universe: Revelaciones, recién estrenada en Netflix, esperaba que Skeletor le diera su buen par de trancazos a He-Man. Los «buenos» no siempre defienden causas nobles y los «malos» tienen motivos justificados para situarse en el bando opuesto. Ya era hora de que se reivindicara, hacía falta que los hombres de la Montaña Serpiente resultaran victoriosos en batalla.

A cambio me encontré con esos giros que se reciben con los brazos abiertos, superada la sorpresa inicial, o se echan a empujones, con todo y portazo, a causa del disgusto.

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Los guionistas dirigidos por el productor ejecutivo Kevin Smith hicieron que Skeletor explicara el aprendizaje que extrajo de todas las derrotas que sufrió en cada emisión de la franja infantil de Canal 3, de lunes a viernes, y lograron que He-Man utilizara su espada «como debía hacerlo». Todo resuelto en apenas veinte minutos.

Salvo excepciones, los secretos mejor guardados terminan por revelarse. Quienes permanecieron al margen, por decisión de los involucrados, se sienten traicionados.

Si están investidos de autoridad, ordenan castigos y destierros. Si eran cercanos a los custodios, se molestarán al repasar todos los años que vivieron engañados.

¿Acaso no eran dignos de confianza? Se rompen amistades, se disuelven vínculos; ya no hay lealtades con nadie, excepto consigo mismo.

Teela se aleja de la corte del rey Randor cuando al fin se entera que He-Man y el príncipe Adam eran la misma persona; poco antes, en solemne ceremonia, recibió la investidura de Man-at-Arms.

Revelaciones, Grayscul y el Amo del Universo

De ahí, como lo anticiparon ciertos avances, el foco se desplaza a Teela, la hija adoptiva de Duncan. Resulta inevitable pensar que estamos ante otro relato de empoderamiento, como la escena donde el elenco femenino del Universo Marvel se reveló en pleno durante la batalla final entre Thanos y los Avengers. El televidente, que guarda el recuerdo de la serie de dibujos animados que siguió de cerca cuando estudiaba la primaria, decide en ese momento si ve los demás capítulos, o hasta ahí llega. No hay medias tintas.

Encuentra una nueva compañera de aventuras, Andra, experta en sistemas electrónicos. Es morena y colocha, los colores de la bandera de Jamaica se reparten en su atuendo. Ambas se ganan la vida en un mundo que no se acostumbra a la pérdida de la magia custodiada tras las murallas de piedra del castillo Grayskull. En ese momento reciben la misión que presidirá los tres capítulos restantes y dejan enganchados al público con el ascenso de un nuevo Amo del Universo.

El televidente se dará gusto identificando a los personajes por su nombre, los diseños son cercanos a los muñecos que vio empaquetados en la sección de juguetes de supermercados Paiz, y se encontrará con algunas de las máquinas de combate que esperó con ansiedad para su cumpleaños o la Navidad.

No está de más copiarlo: también hay guiños a la película de 1987 protagonizada por Dolph Lundgren como He-Man y Frank Langella como Skeletor. En las canas de Evil-Lyn y las arrugas de Duncan verá reflejado el inevitable paso de los años. Se hizo adulto, formó familia, compró su casa a plazos y consiguió su carro de segunda mano. Pero no tiene inconveniente, mucho menos rubor, en invocar el nombre de Grayskull y proclamar que ya tiene el poder.

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Cuando me acosté a ver Masters of the Universe: Revelaciones, recién estrenada en Netflix, esperaba que Skeletor le diera su buen par de trancazos a He-Man. Los «buenos» no siempre defienden causas nobles y los «malos» tienen motivos justificados para situarse en el bando opuesto. Ya era hora de que se reivindicara, hacía falta que los hombres de la Montaña Serpiente resultaran victoriosos en batalla.

A cambio me encontré con esos giros que se reciben con los brazos abiertos, superada la sorpresa inicial, o se echan a empujones, con todo y portazo, a causa del disgusto.

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Los guionistas dirigidos por el productor ejecutivo Kevin Smith hicieron que Skeletor explicara el aprendizaje que extrajo de todas las derrotas que sufrió en cada emisión de la franja infantil de Canal 3, de lunes a viernes, y lograron que He-Man utilizara su espada «como debía hacerlo». Todo resuelto en apenas veinte minutos.

Salvo excepciones, los secretos mejor guardados terminan por revelarse. Quienes permanecieron al margen, por decisión de los involucrados, se sienten traicionados.

Si están investidos de autoridad, ordenan castigos y destierros. Si eran cercanos a los custodios, se molestarán al repasar todos los años que vivieron engañados.

¿Acaso no eran dignos de confianza? Se rompen amistades, se disuelven vínculos; ya no hay lealtades con nadie, excepto consigo mismo.

Teela se aleja de la corte del rey Randor cuando al fin se entera que He-Man y el príncipe Adam eran la misma persona; poco antes, en solemne ceremonia, recibió la investidura de Man-at-Arms.

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De ahí, como lo anticiparon ciertos avances, el foco se desplaza a Teela, la hija adoptiva de Duncan. Resulta inevitable pensar que estamos ante otro relato de empoderamiento, como la escena donde el elenco femenino del Universo Marvel se reveló en pleno durante la batalla final entre Thanos y los Avengers. El televidente, que guarda el recuerdo de la serie de dibujos animados que siguió de cerca cuando estudiaba la primaria, decide en ese momento si ve los demás capítulos, o hasta ahí llega. No hay medias tintas.

Encuentra una nueva compañera de aventuras, Andra, experta en sistemas electrónicos. Es morena y colocha, los colores de la bandera de Jamaica se reparten en su atuendo. Ambas se ganan la vida en un mundo que no se acostumbra a la pérdida de la magia custodiada tras las murallas de piedra del castillo Grayskull. En ese momento reciben la misión que presidirá los tres capítulos restantes y dejan enganchados al público con el ascenso de un nuevo Amo del Universo.

El televidente se dará gusto identificando a los personajes por su nombre, los diseños son cercanos a los muñecos que vio empaquetados en la sección de juguetes de supermercados Paiz, y se encontrará con algunas de las máquinas de combate que esperó con ansiedad para su cumpleaños o la Navidad.

No está de más copiarlo: también hay guiños a la película de 1987 protagonizada por Dolph Lundgren como He-Man y Frank Langella como Skeletor. En las canas de Evil-Lyn y las arrugas de Duncan verá reflejado el inevitable paso de los años. Se hizo adulto, formó familia, compró su casa a plazos y consiguió su carro de segunda mano. Pero no tiene inconveniente, mucho menos rubor, en invocar el nombre de Grayskull y proclamar que ya tiene el poder.

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