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Caminando por la Ciudad: La santa y el secular

Todas las posibilidades de ese enamoramiento apuntan al desastre, pero Patty escucha a su corazón. Sabe que Angelito necesita ser redirigido con mucho amor y paciencia

Invitado
20 de marzo, 2022
La santa y el secular. Caminando por la Ciudad es el blog de Ángel Álvarez, quien narra historias y situaciones de los habitantes de la capital y otras ciudades.

Ella siempre figura en el cuadro de honor de la escuela de monjas, capitana del equipo de básquet, comandante de la banda escolar y presidenta del salón de clases, niña bien portada con sus papás y muy oficiosa.

Él es un joven que se la pasa en la calle escuchando música en sus audífonos y medio estudia en la escuela de la colonia vecina, ya no lo reciben en el instituto del barrio por su bajo nivel académico.

Vive con su papá que enviudó, anda con una guitarra de madera en la espalda. Los vecinos dicen que debería ser más dedicado a los estudios y no andar de vago en las calles. También murmuran que ya no va a la iglesia a rezar, se la pasa con unos jóvenes sin oficio que lo andan induciendo a ir a una iglesia algo extraña.

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Como no tiene mamá anda sin control y sin norte, según diagnóstico de doña Piedad, quien dice quiénes son los buenos y quiénes son los malos muchachos en el barrio, y este tal Angelito no es nada celestial.

El único factor común es que los dos viven en el mismo barrio y son amigos desde que estudiaban juntos en el preescolar.

Se comparten textos día a día, se mandan fotos y stickers vía red social privada, hay un puente invisible que nadie puede ver. Es un hilo de plata que sabe conectar al desadaptado con la perfecta, al sesentero con la del promedio alto, al que ya no va a misa con la voz principal del coro celestial. Así, sin sentirlo, ambos se gustan, se agradan, se respetan y tienen más cosas en común que cualquier otra pareja en el planeta.

Los amigos de Angelito no lo creen, le recuerdan a cada rato que se sacó la lotería y el premio mayor. Las amigas de Patty le dicen que piense su amistad y posible enamoramiento con ese bueno para nada que sólo la llenará de hijos, la hará dejar la exitosa carrera universitaria y terminará como la esposa de un perdedor.

Todas las posibilidades de ese enamoramiento apuntan al desastre, pero Patty escucha a su corazón. Sabe que Angelito necesita ser redirigido con mucho amor y paciencia; lo perfila como un proyecto exitoso a largo plazo, como un buen padre de familia, un marido responsable y un buen esposo.

Ya doña Piedad dice que no se puede hacer nada en esta relación y que la pobre Patty se arruinó la vida. El cura y el pastor no se ponen de acuerdo en dónde se celebrará la boda o dónde bautizarán a los hijos.

Todos se preguntan si estudiarán ingeniería o arte musical, si serán ciudadanos estables o viajeros del mundo, si caminarán o volarán. Todas estas interrogantes tendrán que resolverlas en el camino.

Aunque nadie los visualiza unidos y siendo una familia, ellos logran ver el agua y el aceite fusionados para dar lugar a una tercera vida en común. Así dejarán sin efecto los juicios emitidos por terceras personas sin saber que la naturaleza es capaz de unir a dos mundos opuestos con un tercer cordón de plata que los enlazará por la eternidad.

 

 

 

 

 

Caminando por la Ciudad: La santa y el secular

Todas las posibilidades de ese enamoramiento apuntan al desastre, pero Patty escucha a su corazón. Sabe que Angelito necesita ser redirigido con mucho amor y paciencia

Invitado
20 de marzo, 2022
La santa y el secular. Caminando por la Ciudad es el blog de Ángel Álvarez, quien narra historias y situaciones de los habitantes de la capital y otras ciudades.

Ella siempre figura en el cuadro de honor de la escuela de monjas, capitana del equipo de básquet, comandante de la banda escolar y presidenta del salón de clases, niña bien portada con sus papás y muy oficiosa.

Él es un joven que se la pasa en la calle escuchando música en sus audífonos y medio estudia en la escuela de la colonia vecina, ya no lo reciben en el instituto del barrio por su bajo nivel académico.

Vive con su papá que enviudó, anda con una guitarra de madera en la espalda. Los vecinos dicen que debería ser más dedicado a los estudios y no andar de vago en las calles. También murmuran que ya no va a la iglesia a rezar, se la pasa con unos jóvenes sin oficio que lo andan induciendo a ir a una iglesia algo extraña.

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Como no tiene mamá anda sin control y sin norte, según diagnóstico de doña Piedad, quien dice quiénes son los buenos y quiénes son los malos muchachos en el barrio, y este tal Angelito no es nada celestial.

El único factor común es que los dos viven en el mismo barrio y son amigos desde que estudiaban juntos en el preescolar.

Se comparten textos día a día, se mandan fotos y stickers vía red social privada, hay un puente invisible que nadie puede ver. Es un hilo de plata que sabe conectar al desadaptado con la perfecta, al sesentero con la del promedio alto, al que ya no va a misa con la voz principal del coro celestial. Así, sin sentirlo, ambos se gustan, se agradan, se respetan y tienen más cosas en común que cualquier otra pareja en el planeta.

Los amigos de Angelito no lo creen, le recuerdan a cada rato que se sacó la lotería y el premio mayor. Las amigas de Patty le dicen que piense su amistad y posible enamoramiento con ese bueno para nada que sólo la llenará de hijos, la hará dejar la exitosa carrera universitaria y terminará como la esposa de un perdedor.

Todas las posibilidades de ese enamoramiento apuntan al desastre, pero Patty escucha a su corazón. Sabe que Angelito necesita ser redirigido con mucho amor y paciencia; lo perfila como un proyecto exitoso a largo plazo, como un buen padre de familia, un marido responsable y un buen esposo.

Ya doña Piedad dice que no se puede hacer nada en esta relación y que la pobre Patty se arruinó la vida. El cura y el pastor no se ponen de acuerdo en dónde se celebrará la boda o dónde bautizarán a los hijos.

Todos se preguntan si estudiarán ingeniería o arte musical, si serán ciudadanos estables o viajeros del mundo, si caminarán o volarán. Todas estas interrogantes tendrán que resolverlas en el camino.

Aunque nadie los visualiza unidos y siendo una familia, ellos logran ver el agua y el aceite fusionados para dar lugar a una tercera vida en común. Así dejarán sin efecto los juicios emitidos por terceras personas sin saber que la naturaleza es capaz de unir a dos mundos opuestos con un tercer cordón de plata que los enlazará por la eternidad.