Historias Urbanas: A la espera del Resucitado
La última procesión de Semana Santa, al menos en mi colonia, no tiene costo. Es cuestión de observar dónde se reclutan a los voluntarios para acercarse a la fila.
No asisto a misa dominical desde finales de 1995; cuestiono parejo a curas, monjas y pastores; no acepto proselitismos de mis amistades conversas a tal o cual variante del cristianismo. Si insisten, les recuerdo la primacía de la iglesia apostólica armenia y la autoridad del patriarcado de Constantinopla.
Hechas estas aclaraciones, siempre espero turno para cargar la imagen de Cristo Resucitado cuando sale la procesión del Domingo de Pascua. Para mí tiene más sentido celebrar el triunfo de Jesús sobre la muerte que vestirme de negro para acompañar su féretro en el cortejo de Viernes Santo. Nos recuerda que tenemos la oportunidad de sobreponernos a toda crisis que nos aflija.
Siempre procuro portarla un par de veces para que ningún hombro se quede sin recibir el peso del anda. No hace falta hacer la penitencia de varias horas bajo el sol en la inevitable cola para comprar turno en la hermandad.
La última procesión de Semana Santa, al menos en mi colonia, no tiene costo. Es cuestión de observar dónde se reclutan a los voluntarios para acercarse a la fila, buscar el orden de estatura que le corresponde, y estar a la espera del relevo. Las marchas solemnes quedan atrás; los músicos de la banda tocan un repertorio más festivo, cercano a la alegría de la Resurrección.
Los vecinos que conservan las creencias de sus mayores salen a regar agua al frente de sus casas. Algunos elaboran alfombras con pino y flores. Otros queman sus cuetes al paso de la imagen. Resulta inevitable encontrarse con carros parqueados en la calle y motos colocadas por sus dueños sobre las banquetas. Toca adecuarse a los tiempos.
Poco a poco se celebran las procesiones de los viernes de Cuaresma, pronto estaremos en los días principales de la Semana Santa. Yo espero encontrarme con buena salud para salir temprano el Domingo de Pascua, buscar mi puesto entre las filas de voluntarios y recibir el anda del Resucitado para que siga su recorrido de vuelta a la parroquia.