Historias Urbanas: A madrugar otra vez
Las carreteras volverán a quedar exhaustas con el peso del tráfico vehicular aderezado por las motocicletas que brotan por doquier cual enjambre de abejas furiosas.
Son contados los habitantes de la región metropolitana que no modificarán sus horarios a partir de esta semana para acostarse más temprano, librar pulso contra el insomnio y despertarse a eso de las tres y media de la madrugada para llegar temprano a sus labores.
La mayoría prevé el regreso de la marcha a vuelta de rueda con la pronta incorporación de los buses escolares al tráfico habitual de las madrugadas.
Aparte de los buses pintados de amarillo, se unirán los microbuses a cargo de vecinos que reciben la confianza de los padres para transportar a sus hijos rumbo a los centros educativos situados al otro extremo de la mancha urbana que se desparrama entre Mixco, San Juan Sacatepéquez, San Pedro Sacatepéquez, Guatemala, Villa Nueva, Villa Canales, San Miguel Petapa y Amatitlán.
Las carreteras volverán a quedar exhaustas con el peso del tráfico vehicular aderezado por las motocicletas que brotan por doquier cual enjambre de abejas furiosas, intimidando a los que manejen despacio con el volumen de sus escapes y metiéndose por cualquier resquicio abierto entre uno y otro carro.
El estrés y los desvelos harán mella en el rendimiento escolar que volverá a experimentar los rigores de las clases en persona, y no digamos en los empleados sacados de la zona de confort del trabajo a distancia.
Pero así está la vuelta a la rutina de siempre a tres años de que le marcaran el alto, aunque las noticias que llegan del otro lado del mundo hacen prever raudales de nuevas variantes de la covid-19 apenas terminen los movimientos de millones de personas para celebrar el año nuevo chino.
La gente tiene que salir a ganarse la vida; las reuniones de familiares y amigos vuelven a darse en casas, restaurantes, bares y centros comerciales; no se concibe que vuelva a limitarse el transporte a los confines del departamento, el municipio, el barrio y la colonia. Tocará echar mano de toda la calma y el estoicismo disponibles en nuestras reservas para no explotar cual Michael Douglas en la película Un día de furia.