Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Historias Urbanas: Con su pan bajo el brazo

Nuestros mayores anduvieron descalzos en piso de tierra, se desplazaron de un lugar a otro hasta dar con el espacio de tierra al que llamaron hogar y edificaron su casa con los materiales que tuvieran a mano.

Recién nacido.
Invitado
07 de agosto, 2022
Con su pan bajo el brazo. Literatura, música, historia y asuntos cotidianos, hallará en el blog dominical de José Vicente Solórzano Aguilar. 

Uno de mis amigos cercanos está a la expectativa del nacimiento de su primera hija junto a su pareja. Una partera ayudó a colocar a la niña en la posición justa dentro del vientre para que se facilite su salida apenas se aceleren los dolores de parto. Según las previsiones del pediatra, la pequeña se asomará a este mundo a más tardar el 10 de agosto. Aunque ya sabemos, los patojos son los que deciden la fecha final y a la hora menos pensada.

Ambos son padres primerizos, están nerviosos, pero también alegres por la venida de su primer retoño. Ya recibieron los respectivos parabienes de sus familiares y amistades al dar a conocer la noticia del embarazo, revelar el sexo del bebé y organizar el baby shower virtual dictado por la época. Todos esperan que el alumbramiento transcurra sin inconvenientes y la niña prolongue la estirpe familiar.

No faltan las expectativas acerca de si será colocha o pelo liso, si será morenita o blanquita, y si se detectarán ciertos rasgos procedentes de sus ancestros (la barbilla partida del remoto bisabuelo paterno, los ojos verdes que agraciaron a cierta tía abuela materna) a las pocas horas de que la reciban los médicos y las enfermeras en el hospital. Nuestras cocteleras reúnen los genes de cepa americana con los procedentes de los demás rincones del mundo. De ahí la diversidad que se aprecia en las familias numerosas. Cierto molde prevalece en el rostro, la nariz y la forma del mentón; de ahí brotan todas las combinaciones posibles.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Eso de que los tiempos pasados fueron mejores son puro cuento: siempre tuvieron sus bonanzas y sus borrascas. Nuestros mayores debían acostarse temprano porque no había luz eléctrica, se levantaban de madrugada para trabajar en el campo, tomaban agua de los pozos, aunque estuviera salada, y no consumían nada de chucherías.

Anduvieron descalzos en piso de tierra, se desplazaron de un lugar a otro hasta dar con el espacio de tierra al que llamaron hogar y edificaron su casa con los materiales que tuvieran a mano. Y crearon los ambientes donde nació nuestra generación con la oportunidad de completar sus estudios hasta el diversificado, ir a la universidad, obtener becas y conseguir trabajos cuyo pago les asegure una salida al extranjero al año. Se crea el estado de bienestar que muchos nos afanamos por prolongar tanto como podamos.

Y llega el día en que toca hacerse cargo de la existencia de una criaturita que recibirá mimos, cariños y regalos. Si es el primer nieto o la primera nieta, se verá rodeada de todas las atenciones posibles. Todos se sentirán tranquilos de que nazca con todos sus cromosomas en orden, se encuentre entera y sana; se preparan para visitarla en la sala de maternidad, o se ponen de acuerdo para llegar a la casa o el departamento tan pronto den el alta a la mamá. Llegó al mejor de los mundos posibles: al espacio creado por sus padres para recibirla y hacerse cargo de ella hasta que cumpla la mayoría de edad y más allá.

 

 

 

Historias Urbanas: Con su pan bajo el brazo

Nuestros mayores anduvieron descalzos en piso de tierra, se desplazaron de un lugar a otro hasta dar con el espacio de tierra al que llamaron hogar y edificaron su casa con los materiales que tuvieran a mano.

Recién nacido.
Invitado
07 de agosto, 2022
Con su pan bajo el brazo. Literatura, música, historia y asuntos cotidianos, hallará en el blog dominical de José Vicente Solórzano Aguilar. 

Uno de mis amigos cercanos está a la expectativa del nacimiento de su primera hija junto a su pareja. Una partera ayudó a colocar a la niña en la posición justa dentro del vientre para que se facilite su salida apenas se aceleren los dolores de parto. Según las previsiones del pediatra, la pequeña se asomará a este mundo a más tardar el 10 de agosto. Aunque ya sabemos, los patojos son los que deciden la fecha final y a la hora menos pensada.

Ambos son padres primerizos, están nerviosos, pero también alegres por la venida de su primer retoño. Ya recibieron los respectivos parabienes de sus familiares y amistades al dar a conocer la noticia del embarazo, revelar el sexo del bebé y organizar el baby shower virtual dictado por la época. Todos esperan que el alumbramiento transcurra sin inconvenientes y la niña prolongue la estirpe familiar.

No faltan las expectativas acerca de si será colocha o pelo liso, si será morenita o blanquita, y si se detectarán ciertos rasgos procedentes de sus ancestros (la barbilla partida del remoto bisabuelo paterno, los ojos verdes que agraciaron a cierta tía abuela materna) a las pocas horas de que la reciban los médicos y las enfermeras en el hospital. Nuestras cocteleras reúnen los genes de cepa americana con los procedentes de los demás rincones del mundo. De ahí la diversidad que se aprecia en las familias numerosas. Cierto molde prevalece en el rostro, la nariz y la forma del mentón; de ahí brotan todas las combinaciones posibles.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Eso de que los tiempos pasados fueron mejores son puro cuento: siempre tuvieron sus bonanzas y sus borrascas. Nuestros mayores debían acostarse temprano porque no había luz eléctrica, se levantaban de madrugada para trabajar en el campo, tomaban agua de los pozos, aunque estuviera salada, y no consumían nada de chucherías.

Anduvieron descalzos en piso de tierra, se desplazaron de un lugar a otro hasta dar con el espacio de tierra al que llamaron hogar y edificaron su casa con los materiales que tuvieran a mano. Y crearon los ambientes donde nació nuestra generación con la oportunidad de completar sus estudios hasta el diversificado, ir a la universidad, obtener becas y conseguir trabajos cuyo pago les asegure una salida al extranjero al año. Se crea el estado de bienestar que muchos nos afanamos por prolongar tanto como podamos.

Y llega el día en que toca hacerse cargo de la existencia de una criaturita que recibirá mimos, cariños y regalos. Si es el primer nieto o la primera nieta, se verá rodeada de todas las atenciones posibles. Todos se sentirán tranquilos de que nazca con todos sus cromosomas en orden, se encuentre entera y sana; se preparan para visitarla en la sala de maternidad, o se ponen de acuerdo para llegar a la casa o el departamento tan pronto den el alta a la mamá. Llegó al mejor de los mundos posibles: al espacio creado por sus padres para recibirla y hacerse cargo de ella hasta que cumpla la mayoría de edad y más allá.