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Historias Urbanas: Franz Galich o Piporro en Centroamérica: ¡Chulas fronteras!

Franz Galich es un escritor cuya literatura merece ser conocida de este lado de la frontera, porque describe mundos harto conocidos por nosotros en descripciones cuyo lenguaje es empleado por los centroamericanos al norte del Suchiate. Bolo, coche, chucho, caspirol.

Franz Galich Mazariegos.
Invitado
06 de febrero, 2022

Eulalio González (México, 1921-2003) fue un actor y cantante de la época del cine de oro mexicano conocido como El Piporro. Cantante de fronteras, la del norte de México, por su lenguaje florido, por su lengua río, decían de él que cuando actuaba, un director de cine le recomendaba a otro: a Piporro déjalo ser, déjalo hablar y tienes lo mejor de él: la esperanza que la vida nos lanza y hora ¿Por qué lloras? Y más te vale que llores de dentro para fuera porque si lloras pa dentro te vas a inundar criatura

Leo a Galich y descubro a un Piporro que nació en Guatemala. El río de su palabra me envuelve: al torrente de vino del vino que del cielo vino, ¿A qué p... vino? Además ¿Para qué vino el que vino e inventó el vino? Tengo dos libros que el escritor guatemalteco Eddy Roma me compartió. Managua, Salsa City (¡Devórame otra vez!) y En este mundo matraca. Dos visiones diferentes de una misma realidad: Centroamérica. Galich nació en Amatitlán, Guatemala en 1951 y se exilió en Nicaragua, huyendo de la dictadura que correspondió a su época, como sucedió a la mayoría de los intelectuales guatemaltecos del siglo XX, muchos de los cuales se establecieron en México.

Su Managua, Salsa City sitúa una suerte de novela negra en los bajos mundos de Managua. Afín a su condición centroamericana quien lee dicha novela —que mereció el premio de literatura Rogelio Sinán 1999-2000— parece que ubicara el escenario en Tapachula, de este lado del Suchiate y aunque se utilice el español nica los escenarios no dejan de ser diferentes ni los temas: «A las seis en punto de la tarde, Dios le quita el fuego a Managua y le deja la mano libre al Diablo». ¡Púchica!, parece que empezara a describir un atardecer por las vías del ferrocarril en Tapachula (¡tápate la papaya chula!) o en las orillas del rio Suchiate en Ciudad Hidalgo o en Talismán. Con esos muertos, el tráfico de drogas, de indocumentados o la enorme lista de productos de contrabando que circulan a ambos lados del río y de los que los noticieros ya ni si quiera hacen mención.

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A su vez en, Este mundo matraca, cuya historia se desarrolla en su natal Amatitlán, Amaticuchis, Amastismuchis, Amaticuaches o como quiera llamársele, el piporro de Centroamérica juega con apodos, chistes, mentiras, frases hechas en una descripción con imágenes de rollo fotográfico.

Piporro, el mexicano, describe al minero: aquel hombre que merecía dicho apodo por tener plata en las sienes, oro en la boca y plomo en las patas. Galich nos pone cara a cara con el Cabeza de Oso polar del norte y Cabeza de Granizada sin jarabe, Cara de crimen o la Muerto Bañado, «una muchacha callada y retraída, alta y flaca, con los ojos hundidos…cuando se va con algún hombre, siempre le pide que la espere, pues se va a bañar».

Eulalio González, describe a un caballo al que le decían: «ve para allá y se iba pa allá, ven pa acá y venía pa acá, le hablaban por teléfono y… no contestaba si no más era caballo». Franz Galich: «Gestas se iba a colgar de un árbol de matagusano y para consumar su temeraria acción se amarró el lazo de la cintura. Al interrogarlo de porque la cintura, contestó. ¡Ah puchis, si me amarro del pescuezo me puedo morir!».

Franz Galich es un escritor cuya literatura merece ser conocida de este lado de la frontera, porque describe mundos harto conocidos por nosotros en descripciones cuyo lenguaje es empleado por los centroamericanos al norte del Suchiate. Bolo, coche, chucho, caspirol. Sospecho que leerlo es el equivalente a comernos un tamal que no empacha. Algo así como la pareja desigual aquella que cazaba sus centros, aunque sobraran las puntas.

Termino con un fragmento de la canción Chulas fronteras de Eulalio González, el piporro mexicano: «Una muchacha en el puente, blanca flor de primavera, me miraba, me miraba…me vio fuerte de brazo, amplio de espaldas, ancho de pecho, pues no me cargo de bulto..ahh que mujer tan chivera»… ¡Ajúa!

Tuzantán, Chiapas, Septentrión de Centroamérica, febrero de 2022

Escrito por Wilber Sánchez Ortiz (Tuzantán, 1980). Narrador chiapaneco. Ha publicado el libro de relatos Arbolario (2009).

Historias Urbanas: Franz Galich o Piporro en Centroamérica: ¡Chulas fronteras!

Franz Galich es un escritor cuya literatura merece ser conocida de este lado de la frontera, porque describe mundos harto conocidos por nosotros en descripciones cuyo lenguaje es empleado por los centroamericanos al norte del Suchiate. Bolo, coche, chucho, caspirol.

Franz Galich Mazariegos.
Invitado
06 de febrero, 2022

Eulalio González (México, 1921-2003) fue un actor y cantante de la época del cine de oro mexicano conocido como El Piporro. Cantante de fronteras, la del norte de México, por su lenguaje florido, por su lengua río, decían de él que cuando actuaba, un director de cine le recomendaba a otro: a Piporro déjalo ser, déjalo hablar y tienes lo mejor de él: la esperanza que la vida nos lanza y hora ¿Por qué lloras? Y más te vale que llores de dentro para fuera porque si lloras pa dentro te vas a inundar criatura

Leo a Galich y descubro a un Piporro que nació en Guatemala. El río de su palabra me envuelve: al torrente de vino del vino que del cielo vino, ¿A qué p... vino? Además ¿Para qué vino el que vino e inventó el vino? Tengo dos libros que el escritor guatemalteco Eddy Roma me compartió. Managua, Salsa City (¡Devórame otra vez!) y En este mundo matraca. Dos visiones diferentes de una misma realidad: Centroamérica. Galich nació en Amatitlán, Guatemala en 1951 y se exilió en Nicaragua, huyendo de la dictadura que correspondió a su época, como sucedió a la mayoría de los intelectuales guatemaltecos del siglo XX, muchos de los cuales se establecieron en México.

Su Managua, Salsa City sitúa una suerte de novela negra en los bajos mundos de Managua. Afín a su condición centroamericana quien lee dicha novela —que mereció el premio de literatura Rogelio Sinán 1999-2000— parece que ubicara el escenario en Tapachula, de este lado del Suchiate y aunque se utilice el español nica los escenarios no dejan de ser diferentes ni los temas: «A las seis en punto de la tarde, Dios le quita el fuego a Managua y le deja la mano libre al Diablo». ¡Púchica!, parece que empezara a describir un atardecer por las vías del ferrocarril en Tapachula (¡tápate la papaya chula!) o en las orillas del rio Suchiate en Ciudad Hidalgo o en Talismán. Con esos muertos, el tráfico de drogas, de indocumentados o la enorme lista de productos de contrabando que circulan a ambos lados del río y de los que los noticieros ya ni si quiera hacen mención.

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A su vez en, Este mundo matraca, cuya historia se desarrolla en su natal Amatitlán, Amaticuchis, Amastismuchis, Amaticuaches o como quiera llamársele, el piporro de Centroamérica juega con apodos, chistes, mentiras, frases hechas en una descripción con imágenes de rollo fotográfico.

Piporro, el mexicano, describe al minero: aquel hombre que merecía dicho apodo por tener plata en las sienes, oro en la boca y plomo en las patas. Galich nos pone cara a cara con el Cabeza de Oso polar del norte y Cabeza de Granizada sin jarabe, Cara de crimen o la Muerto Bañado, «una muchacha callada y retraída, alta y flaca, con los ojos hundidos…cuando se va con algún hombre, siempre le pide que la espere, pues se va a bañar».

Eulalio González, describe a un caballo al que le decían: «ve para allá y se iba pa allá, ven pa acá y venía pa acá, le hablaban por teléfono y… no contestaba si no más era caballo». Franz Galich: «Gestas se iba a colgar de un árbol de matagusano y para consumar su temeraria acción se amarró el lazo de la cintura. Al interrogarlo de porque la cintura, contestó. ¡Ah puchis, si me amarro del pescuezo me puedo morir!».

Franz Galich es un escritor cuya literatura merece ser conocida de este lado de la frontera, porque describe mundos harto conocidos por nosotros en descripciones cuyo lenguaje es empleado por los centroamericanos al norte del Suchiate. Bolo, coche, chucho, caspirol. Sospecho que leerlo es el equivalente a comernos un tamal que no empacha. Algo así como la pareja desigual aquella que cazaba sus centros, aunque sobraran las puntas.

Termino con un fragmento de la canción Chulas fronteras de Eulalio González, el piporro mexicano: «Una muchacha en el puente, blanca flor de primavera, me miraba, me miraba…me vio fuerte de brazo, amplio de espaldas, ancho de pecho, pues no me cargo de bulto..ahh que mujer tan chivera»… ¡Ajúa!

Tuzantán, Chiapas, Septentrión de Centroamérica, febrero de 2022

Escrito por Wilber Sánchez Ortiz (Tuzantán, 1980). Narrador chiapaneco. Ha publicado el libro de relatos Arbolario (2009).