Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Historias Urbanas: Lista de espera

Nos iban llamando uno por uno. Eran visibles el agradecimiento, las oraciones murmuradas a media voz, los gestos de gratitud al enterarse que dieron negativos.

El resultado negativo es un alivio para todos.
Invitado
31 de julio, 2022
Lista de espera. Literatura, música, historia y asuntos cotidianos, hallará en el blog dominical de José Vicente Solórzano Aguilar.

Toda consulta médica ofrece miradas sobre la preocupación, la esperanza, la tristeza y todo sentimiento relacionado con la salud, sea la propia o la del familiar o amigo que guarda cama en el hospital al reponerse de una enfermedad grave o esperar a que llegara la hora de la operación planificada durante meses.

Me tocó verlas las tres veces que fui a hacerme el hisopado para detectar la covid-19. Primero, cuando me rendí a la evidencia de que esa apretazón en la nariz y ese súbito aumento de la temperatura corporal no se debían a uno de los tantos virus liberados durante el invierno. Después, al desesperarme y tratar de acelerar mi recuperación. Por último, cuando recibí el certificado que me declaró negativo.

En esos días noté la inquietud en los rostros de niños, adolescentes, adultos y ancianos mientras esperaban el llamado de la enfermera de turno para someterse al hisopado. Los patojos nunca se están quietos, a menos que estén muy graves. Entre los mayores se platicaban acerca del dolor de cabeza que no paraba, de las fiebres que los atacaban de un rato para otro, de que mejor salían de la duda. La mayoría teníamos dos dosis de la vacuna anticovid, así que esperábamos soportar el ramalazo sin mayores consecuencias.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

También observé un par de traslados de enfermos muy graves, a borde de la asfixia. Las visitas de familiares con bolsas de alimentos y medicamentos destinados a sus enfermos. La espera que se prolongaba por la carencia de boletas para apuntar los datos personales del paciente. La enfermera y los médicos me atendieron bien, fueron cuidadosos al anunciarme que estaba contagiado en la primera visita y que volví a dar positivo en la segunda. Se recordaron de los nombres y de las profesiones de varias de las personas que llegaron a consulta.

Después del hisopado nos quedábamos a la espera como los estudiantes pendientes de conocer el resultado del examen de admisión. Nos iban llamando uno por uno. Eran visibles el agradecimiento, las oraciones murmuradas a media voz, los gestos de gratitud al enterarse que dieron negativos. Los recién declarados positivos recibían su bolsa con medicamentos para paliar los ataques de la covid-19: como buena enfermedad de diseño, la covid manda a sus exploradores por todo el cuerpo para detectar cuáles son los puntos débiles donde centrarán su asedio hasta romper las defensas. Los que debíamos esperar unos días más para constatar que el virus se retiró regresábamos a casa con la sensación de que nos aplazaron en el examen.

Ahora espero que esa tos que se asoma de repente no sea el anticipo de alguna secuela que me haga pasar apuros en los meses por venir. Sólo tuve un par de días con fiebre y dolor de garganta. De ahí la fui librando, con la preocupación de no contagiar a nadie más entre los míos.

Posdata. El periodista Carlos Rigalt se repone de graves problemas de salud. Su familia necesita ayuda para costear su tratamiento y recibe donaciones a la cuenta monetaria del Banco Industrial número 080-121581-3, a nombre de Karina Quintanilla de Rigalt.

 

 

Historias Urbanas: Lista de espera

Nos iban llamando uno por uno. Eran visibles el agradecimiento, las oraciones murmuradas a media voz, los gestos de gratitud al enterarse que dieron negativos.

El resultado negativo es un alivio para todos.
Invitado
31 de julio, 2022
Lista de espera. Literatura, música, historia y asuntos cotidianos, hallará en el blog dominical de José Vicente Solórzano Aguilar.

Toda consulta médica ofrece miradas sobre la preocupación, la esperanza, la tristeza y todo sentimiento relacionado con la salud, sea la propia o la del familiar o amigo que guarda cama en el hospital al reponerse de una enfermedad grave o esperar a que llegara la hora de la operación planificada durante meses.

Me tocó verlas las tres veces que fui a hacerme el hisopado para detectar la covid-19. Primero, cuando me rendí a la evidencia de que esa apretazón en la nariz y ese súbito aumento de la temperatura corporal no se debían a uno de los tantos virus liberados durante el invierno. Después, al desesperarme y tratar de acelerar mi recuperación. Por último, cuando recibí el certificado que me declaró negativo.

En esos días noté la inquietud en los rostros de niños, adolescentes, adultos y ancianos mientras esperaban el llamado de la enfermera de turno para someterse al hisopado. Los patojos nunca se están quietos, a menos que estén muy graves. Entre los mayores se platicaban acerca del dolor de cabeza que no paraba, de las fiebres que los atacaban de un rato para otro, de que mejor salían de la duda. La mayoría teníamos dos dosis de la vacuna anticovid, así que esperábamos soportar el ramalazo sin mayores consecuencias.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

También observé un par de traslados de enfermos muy graves, a borde de la asfixia. Las visitas de familiares con bolsas de alimentos y medicamentos destinados a sus enfermos. La espera que se prolongaba por la carencia de boletas para apuntar los datos personales del paciente. La enfermera y los médicos me atendieron bien, fueron cuidadosos al anunciarme que estaba contagiado en la primera visita y que volví a dar positivo en la segunda. Se recordaron de los nombres y de las profesiones de varias de las personas que llegaron a consulta.

Después del hisopado nos quedábamos a la espera como los estudiantes pendientes de conocer el resultado del examen de admisión. Nos iban llamando uno por uno. Eran visibles el agradecimiento, las oraciones murmuradas a media voz, los gestos de gratitud al enterarse que dieron negativos. Los recién declarados positivos recibían su bolsa con medicamentos para paliar los ataques de la covid-19: como buena enfermedad de diseño, la covid manda a sus exploradores por todo el cuerpo para detectar cuáles son los puntos débiles donde centrarán su asedio hasta romper las defensas. Los que debíamos esperar unos días más para constatar que el virus se retiró regresábamos a casa con la sensación de que nos aplazaron en el examen.

Ahora espero que esa tos que se asoma de repente no sea el anticipo de alguna secuela que me haga pasar apuros en los meses por venir. Sólo tuve un par de días con fiebre y dolor de garganta. De ahí la fui librando, con la preocupación de no contagiar a nadie más entre los míos.

Posdata. El periodista Carlos Rigalt se repone de graves problemas de salud. Su familia necesita ayuda para costear su tratamiento y recibe donaciones a la cuenta monetaria del Banco Industrial número 080-121581-3, a nombre de Karina Quintanilla de Rigalt.