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La sorprendente historia del piloto que desafió a Fidel Castro y huyó de Cuba en dos ocasiones

Orestes Lorenzo, el piloto cubano que pasó de ser héroe de guerra a un enemigo de su propio país, todo por haber escapado de las manos de Castro no una, sino que dos veces.

Lorenzo se vio obligado a aprender a pilotar aviones estadounidenses.
Isabela Pedraz
12 de septiembre, 2022

En 1975, luego de la Revolución de los claveles en Portugal, el país decidió deshacerse de sus colonias, lo que llegó a causar una guerra civil en Angola entre el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), liderado por el marxista Agostinho Neto, y el ejército de Zaire, quien recibía apoyo estadounidense. Cuba apoyaba a Neto, por lo que mandó 450 mil hombres para realizar lo que llamaron la Operación Carlota, que luego de pelear por 16 años, lograron obtener la victoria para la MPLA.

Entre esos miles de hombres se encontraba Orestes Lorenzo, mayor de la Fuerza Aérea cubana quien logró escapar el mismo destino que dos mil cien cubanos que murieron en acción.

Al regresar a Cuba, luego de haber vivido en Moscú por parte de su entrenamiento militar, Lorenzo se sorprendió que había ganado una buena reputación, ya que se le consideraba un héroe militar de la guerra de Angola.

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A pesar de ser adorado por los ciudadanos de su tierra madre, Lorenzo se sentía disgustado por el gobierno de Cuba. Al exponerse al sistema socialista en la URSS, llegó a la realización de lo problemática que sería la ideología en la sociedad cubana, “El sistema socialista nunca funcionó como nos habían hecho creer, a pesar de que el socialismo de masas se promociona como la mejor forma de gobierno. El nivel de vida era muy pobre. Las condiciones sanitarias y de vida de los ciudadanos de a pie eran atroces. El alcoholismo y la prostitución eran epidemia, y el racismo era sistemático.”

Lorenzo entrenó en la URSS para luego ser enviado como piloto en la guerra civil de Angola.

La primera fuga de Cuba

El 20 de marzo de 1991 cambió su ruta de vuelo de práctica rutinario y voló su MiG 23BN hacia el norte, de camino a Estados Unidos. Su avión era de los más modernos y poderosos caza bombarderos cubanos. Era un símbolo de poder aéreo soviético dado a Fidel Castro por parte de la URSS, por lo que era un peligro volar hacia Norte America con tal aeronave. Esto obligó a Lorenzo a volar al ras de las olas para no ser detectado por los radares cubanos y americanos.

La distancia era de 150 kilómetros, y en apenas 10 minutos, Lorenzo aterrizó en la base naval de Boca Chica en los cayos de Florida. No más detuvo el avión, abrió el techo de la cabina para dar un salto fuera, se puso en posición militar de firmes y alzó las manos para pedir asilo político.

Por varios días se mantuvo encerrado mientras que las autoridades militares americanas lo interrogaban, ya que no se convencían que no era un espía que se hacía pasar por desertor. Aún con estas dudas, dejaron que fuera refugiado político.

Esto lo llevó a convertirse en un enemigo para La Habana que antes lo amaba. No solo era un desertor, sino que había puesto un MiG soviético en manos americanas, lo que les daba la oportunidad de replicarlo. Luego de que sus opiniones sobre el socialismo y su razón de escape fueron publicadas, se le llegó a considerar un enemigo no solo a los cubanos, sino que al socialismo.

Lorenzo entrenó con aviones soviéticos, por lo que se le complicaba conseguir un avión estadounidense para regresar a Cuba por su familia.

La vida de Lorenzo no era de lo mejor cuando llegó a Estados Unidos, ya que no solo no tenía la confianza de los americanos, quienes lo mantenían en observación, sino que sentía el dolor de haber abandonado a su familia en un país sin un buen futuro, al igual que en las manos de una sociedad que empezaba a detestar su nombre.

Es así como llegó a la decisión de ir a rescatar a su esposa, María Victoria Rojas, y a sus dos hijos, Reynel y Alejandro, quienes solamente tenían 11 y 6 años. Por las acciones ‘rebeldes’ de Lorenzo, no se le otorgaron las visas de ingreso a Estados Unidos.

Las peticiones ignoradas

Lorenzo decidió empezar una campaña internacional, la cual recibió el apoyo y financiamiento de la anticastristas Fundación Valladares de Miami. Entrevistó a gran cantidad de congresistas y senadores, ambos republicanos y demócratas, para recibir su apoyo para demandar que se le dieran visas a su familia. Incluso llegó a contactar a la viuda de Martin Luther King, al igual que al presidente George W. Bush para pedirles apoyo. Al presidente también le presentó la petición de que pidiera a Fidel Castro, en un discurso, que permitiera que la familia se reuniera.

Pero todo fue inútil, el gobierno cubano no quería otorgarle ayuda a la familia Lorenzo para que se reunieran con el padre. A la esposa de Lorenzo le enseñaron un mensaje mandado al coronel de la contrainteligencia cubana por parte de Raúl Castro, en el cual decía “El ministro dice que si Lorenzo tuvo los cojones para llevarse un avión, que tenga también para venirte a buscar”.

El presidente Bush y su familia apoyaron a Lorenzo desde que llegó por primera vez a Estados Unidos.

En 1992, Lorenzo pidió ayuda de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En julio de ese año, Fidel Castro viajó a Madrid para participar en la II Cumbre Iberoamericana. Lorenzo lo interceptó y se encadenó a las rejas del Parque del Retiro, donde realizó una huelga de hambre que duró ocho días.

Llegó a visitarle el presidente chileno Patricio Aylwin y hasta la reina Sofía, quienes le dieron su soporte y pidieron a Fidel Castro que cumpliera lo que le pedía la familia. El presidente de la Junta de Galicia, Manuel Fraga, quien tenía buenas relaciones con La Habana, intentó ayudar también, pero nadie recibió respuesta por parte del gobierno Cubano.

Como ultima opción, Lorenzo publicó una carta abierta a Fidel Castro en el Wall Street Journal, donde le ofrece viajar a Cuba y someterse a juicio para que se le permitiera a sus hijos y esposa a viajar a Estados Unidos. Cuba no dio respuesta. Igualmente, Lorenzo empezó a planear su viaje a Cuba para reunirse con su familia.

El plan para volver y rescatar a su familia

Lorenzo estudió los aviones estadounidenses, y tuvo que renovar la licencia de piloto. Por 30 mil dólares, consiguió un Cessna 31, un avión bimotor de los años 60. Trazó un plan militar de fuga, a tal detalle que si no seguía un solo paso de un minuto de duración, todo fallaría.

Mandó a comunicar a su esposa el plan por medio de dos amigas que viajaban a Cuba, de esta forma evitando la intercepción de las autoridades cubanas. Dentro del mensaje iban las coordenadas de un sitio vecino a las playas de Varadero, junto con una fecha y hora exacta para que los recogiera y pudieran irse a Estados Unidos todos juntos.

Lorenzo se vio obligado a aprender a pilotar aviones estadounidenses.

El sábado 19 de diciembre de 1992, cerca de las 5 de la tarde, Lorenzo se montó en su Cessna en un aeroclub de Cayo Marathon, lo más al sur que logró llegar en Florida, y prendió en vuelo.

Antes de partir, le hizo saber a su amiga Arriaga que si no regresaba en una hora cuarenta, máximo dos horas, que lo consideraran por muerto.

Con el miedo cubriéndolo de pies a cabeza, volaba a tres metros del agua para evitar radares y no ser avistado por la Fuerza Aérea cubana. Pronto avistó la tierra que algún día consideró su hogar, y en una cuestión de minutos identificó la carretera angosta que serviría como su pista de aterrizaje.

Sus dos hijos y esposa caminaban por la playa cuando escucharon el leve motor del avión acercándose. Habían varios obstáculos en la carretera que podían causar un choque, como un automóvil y un bus lleno de turistas. Con un balanceo de las alas, Lorenzo toco tierra e inmediatamente activó los frenos que, milagrosamente, lo detuvieron a unos ocho metros del autobús.

La familia Lorenzo por fin estaba reunida.

Con un rápido giro en U, su mujer e hijos corrieron por la autopista para subirse a la cabina abierta del pequeño avión. Al reunirse por primera vez luego de tantos intentos, ninguno podía creer que estaban juntos y con vida. Pero la felicidad era opacada por el terror de no llegar a Estados Unidos si se tardaban un segundo más de lo planeado, por lo que se sentaron rápido, cerraron la cabina, y arrancó el motor de nuevo.

Uno de los pasos anteriores fue lo que les complicó el viaje, ya que la puerta de la cabina no cerraba por completo. Lorenzo golpeaba la puerta y la manija, pero se volvía a abrir. Con la fuerza que le causó el miedo, logró sellarla y corrió por la carretera para así elevarse por los aires sin ningún otro contratiempo.

Un final feliz

Al pasar el paralelo 24, el límite de espacio aéreo cubano-americano, Lorenzo no pudo evitar la emoción que le cubrió el cuerpo al saber que su familia estaba con él y todos se encontraban con vida. Aterrizaron al anochecer cerca del Cayo Marathon, donde una multitud los esperaba con los nervios de punta. La celebración de ver a la familia salir de la cabina se notaba en las lagrimas de alegría y los gritos de emoción por parte de todos los que habían ayudado a Lorenzo a planear su peligrosa misión.

La llegada de la familia Lorenzo a Estados Unidos fue celebrada por todos los que los habían apoyado en el proceso de rescate.

Lorenzo y su esposa María Victoria se quedaron viviendo en Florida, donde se convirtieron en comerciantes inmobiliarios. En 1994, tuvieron un tercer hijo a quien llamaron John.

De vez en cuando, Lorenzo vuelve a pilotar aviones para hacer shows de acrobacias. En noviembre de 2016, cuando murió Fidel Castro, Lorenzo publicó en su cuenta de Facebook un mensaje, “Fidel Castro acaba de morir y no siento regocijo especial por ello. Sólo la triste memoria de un período humillante en la historia cubana. Su muerte no marca el final de una era ni el comienzo de otra. Será la conciencia colectiva de los cubanos quien lo hará. Consumido por el poder, vivió siempre bajo el miedo y la desconfianza. Le sobraron adulones, pero jamás tuvo un amigo real. Nunca conoció la felicidad. Fue, en sí, la primera víctima de su monstruosidad”.

Lorenzo escribió un libro sobre su historia llamado "Vuelo hacia el amanecer".

La sorprendente historia del piloto que desafió a Fidel Castro y huyó de Cuba en dos ocasiones

Orestes Lorenzo, el piloto cubano que pasó de ser héroe de guerra a un enemigo de su propio país, todo por haber escapado de las manos de Castro no una, sino que dos veces.

Lorenzo se vio obligado a aprender a pilotar aviones estadounidenses.
Isabela Pedraz
12 de septiembre, 2022

En 1975, luego de la Revolución de los claveles en Portugal, el país decidió deshacerse de sus colonias, lo que llegó a causar una guerra civil en Angola entre el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), liderado por el marxista Agostinho Neto, y el ejército de Zaire, quien recibía apoyo estadounidense. Cuba apoyaba a Neto, por lo que mandó 450 mil hombres para realizar lo que llamaron la Operación Carlota, que luego de pelear por 16 años, lograron obtener la victoria para la MPLA.

Entre esos miles de hombres se encontraba Orestes Lorenzo, mayor de la Fuerza Aérea cubana quien logró escapar el mismo destino que dos mil cien cubanos que murieron en acción.

Al regresar a Cuba, luego de haber vivido en Moscú por parte de su entrenamiento militar, Lorenzo se sorprendió que había ganado una buena reputación, ya que se le consideraba un héroe militar de la guerra de Angola.

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A pesar de ser adorado por los ciudadanos de su tierra madre, Lorenzo se sentía disgustado por el gobierno de Cuba. Al exponerse al sistema socialista en la URSS, llegó a la realización de lo problemática que sería la ideología en la sociedad cubana, “El sistema socialista nunca funcionó como nos habían hecho creer, a pesar de que el socialismo de masas se promociona como la mejor forma de gobierno. El nivel de vida era muy pobre. Las condiciones sanitarias y de vida de los ciudadanos de a pie eran atroces. El alcoholismo y la prostitución eran epidemia, y el racismo era sistemático.”

Lorenzo entrenó en la URSS para luego ser enviado como piloto en la guerra civil de Angola.

La primera fuga de Cuba

El 20 de marzo de 1991 cambió su ruta de vuelo de práctica rutinario y voló su MiG 23BN hacia el norte, de camino a Estados Unidos. Su avión era de los más modernos y poderosos caza bombarderos cubanos. Era un símbolo de poder aéreo soviético dado a Fidel Castro por parte de la URSS, por lo que era un peligro volar hacia Norte America con tal aeronave. Esto obligó a Lorenzo a volar al ras de las olas para no ser detectado por los radares cubanos y americanos.

La distancia era de 150 kilómetros, y en apenas 10 minutos, Lorenzo aterrizó en la base naval de Boca Chica en los cayos de Florida. No más detuvo el avión, abrió el techo de la cabina para dar un salto fuera, se puso en posición militar de firmes y alzó las manos para pedir asilo político.

Por varios días se mantuvo encerrado mientras que las autoridades militares americanas lo interrogaban, ya que no se convencían que no era un espía que se hacía pasar por desertor. Aún con estas dudas, dejaron que fuera refugiado político.

Esto lo llevó a convertirse en un enemigo para La Habana que antes lo amaba. No solo era un desertor, sino que había puesto un MiG soviético en manos americanas, lo que les daba la oportunidad de replicarlo. Luego de que sus opiniones sobre el socialismo y su razón de escape fueron publicadas, se le llegó a considerar un enemigo no solo a los cubanos, sino que al socialismo.

Lorenzo entrenó con aviones soviéticos, por lo que se le complicaba conseguir un avión estadounidense para regresar a Cuba por su familia.

La vida de Lorenzo no era de lo mejor cuando llegó a Estados Unidos, ya que no solo no tenía la confianza de los americanos, quienes lo mantenían en observación, sino que sentía el dolor de haber abandonado a su familia en un país sin un buen futuro, al igual que en las manos de una sociedad que empezaba a detestar su nombre.

Es así como llegó a la decisión de ir a rescatar a su esposa, María Victoria Rojas, y a sus dos hijos, Reynel y Alejandro, quienes solamente tenían 11 y 6 años. Por las acciones ‘rebeldes’ de Lorenzo, no se le otorgaron las visas de ingreso a Estados Unidos.

Las peticiones ignoradas

Lorenzo decidió empezar una campaña internacional, la cual recibió el apoyo y financiamiento de la anticastristas Fundación Valladares de Miami. Entrevistó a gran cantidad de congresistas y senadores, ambos republicanos y demócratas, para recibir su apoyo para demandar que se le dieran visas a su familia. Incluso llegó a contactar a la viuda de Martin Luther King, al igual que al presidente George W. Bush para pedirles apoyo. Al presidente también le presentó la petición de que pidiera a Fidel Castro, en un discurso, que permitiera que la familia se reuniera.

Pero todo fue inútil, el gobierno cubano no quería otorgarle ayuda a la familia Lorenzo para que se reunieran con el padre. A la esposa de Lorenzo le enseñaron un mensaje mandado al coronel de la contrainteligencia cubana por parte de Raúl Castro, en el cual decía “El ministro dice que si Lorenzo tuvo los cojones para llevarse un avión, que tenga también para venirte a buscar”.

El presidente Bush y su familia apoyaron a Lorenzo desde que llegó por primera vez a Estados Unidos.

En 1992, Lorenzo pidió ayuda de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En julio de ese año, Fidel Castro viajó a Madrid para participar en la II Cumbre Iberoamericana. Lorenzo lo interceptó y se encadenó a las rejas del Parque del Retiro, donde realizó una huelga de hambre que duró ocho días.

Llegó a visitarle el presidente chileno Patricio Aylwin y hasta la reina Sofía, quienes le dieron su soporte y pidieron a Fidel Castro que cumpliera lo que le pedía la familia. El presidente de la Junta de Galicia, Manuel Fraga, quien tenía buenas relaciones con La Habana, intentó ayudar también, pero nadie recibió respuesta por parte del gobierno Cubano.

Como ultima opción, Lorenzo publicó una carta abierta a Fidel Castro en el Wall Street Journal, donde le ofrece viajar a Cuba y someterse a juicio para que se le permitiera a sus hijos y esposa a viajar a Estados Unidos. Cuba no dio respuesta. Igualmente, Lorenzo empezó a planear su viaje a Cuba para reunirse con su familia.

El plan para volver y rescatar a su familia

Lorenzo estudió los aviones estadounidenses, y tuvo que renovar la licencia de piloto. Por 30 mil dólares, consiguió un Cessna 31, un avión bimotor de los años 60. Trazó un plan militar de fuga, a tal detalle que si no seguía un solo paso de un minuto de duración, todo fallaría.

Mandó a comunicar a su esposa el plan por medio de dos amigas que viajaban a Cuba, de esta forma evitando la intercepción de las autoridades cubanas. Dentro del mensaje iban las coordenadas de un sitio vecino a las playas de Varadero, junto con una fecha y hora exacta para que los recogiera y pudieran irse a Estados Unidos todos juntos.

Lorenzo se vio obligado a aprender a pilotar aviones estadounidenses.

El sábado 19 de diciembre de 1992, cerca de las 5 de la tarde, Lorenzo se montó en su Cessna en un aeroclub de Cayo Marathon, lo más al sur que logró llegar en Florida, y prendió en vuelo.

Antes de partir, le hizo saber a su amiga Arriaga que si no regresaba en una hora cuarenta, máximo dos horas, que lo consideraran por muerto.

Con el miedo cubriéndolo de pies a cabeza, volaba a tres metros del agua para evitar radares y no ser avistado por la Fuerza Aérea cubana. Pronto avistó la tierra que algún día consideró su hogar, y en una cuestión de minutos identificó la carretera angosta que serviría como su pista de aterrizaje.

Sus dos hijos y esposa caminaban por la playa cuando escucharon el leve motor del avión acercándose. Habían varios obstáculos en la carretera que podían causar un choque, como un automóvil y un bus lleno de turistas. Con un balanceo de las alas, Lorenzo toco tierra e inmediatamente activó los frenos que, milagrosamente, lo detuvieron a unos ocho metros del autobús.

La familia Lorenzo por fin estaba reunida.

Con un rápido giro en U, su mujer e hijos corrieron por la autopista para subirse a la cabina abierta del pequeño avión. Al reunirse por primera vez luego de tantos intentos, ninguno podía creer que estaban juntos y con vida. Pero la felicidad era opacada por el terror de no llegar a Estados Unidos si se tardaban un segundo más de lo planeado, por lo que se sentaron rápido, cerraron la cabina, y arrancó el motor de nuevo.

Uno de los pasos anteriores fue lo que les complicó el viaje, ya que la puerta de la cabina no cerraba por completo. Lorenzo golpeaba la puerta y la manija, pero se volvía a abrir. Con la fuerza que le causó el miedo, logró sellarla y corrió por la carretera para así elevarse por los aires sin ningún otro contratiempo.

Un final feliz

Al pasar el paralelo 24, el límite de espacio aéreo cubano-americano, Lorenzo no pudo evitar la emoción que le cubrió el cuerpo al saber que su familia estaba con él y todos se encontraban con vida. Aterrizaron al anochecer cerca del Cayo Marathon, donde una multitud los esperaba con los nervios de punta. La celebración de ver a la familia salir de la cabina se notaba en las lagrimas de alegría y los gritos de emoción por parte de todos los que habían ayudado a Lorenzo a planear su peligrosa misión.

La llegada de la familia Lorenzo a Estados Unidos fue celebrada por todos los que los habían apoyado en el proceso de rescate.

Lorenzo y su esposa María Victoria se quedaron viviendo en Florida, donde se convirtieron en comerciantes inmobiliarios. En 1994, tuvieron un tercer hijo a quien llamaron John.

De vez en cuando, Lorenzo vuelve a pilotar aviones para hacer shows de acrobacias. En noviembre de 2016, cuando murió Fidel Castro, Lorenzo publicó en su cuenta de Facebook un mensaje, “Fidel Castro acaba de morir y no siento regocijo especial por ello. Sólo la triste memoria de un período humillante en la historia cubana. Su muerte no marca el final de una era ni el comienzo de otra. Será la conciencia colectiva de los cubanos quien lo hará. Consumido por el poder, vivió siempre bajo el miedo y la desconfianza. Le sobraron adulones, pero jamás tuvo un amigo real. Nunca conoció la felicidad. Fue, en sí, la primera víctima de su monstruosidad”.

Lorenzo escribió un libro sobre su historia llamado "Vuelo hacia el amanecer".