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Política en tiempos de TikTok: divorcio por diferencias irreconciliables

A la clase política no se le ha pasado por alto la popularidad de la red social, y ha intentado,  con mayor o menor éxito, ganar seguidores (votantes) y curiosos en una aplicación que exige creatividad y espontaneidad. 

Política en tiempos de TikTok: divorcio por diferencias irreconciliables
Sofía Marty
25 de abril, 2023

No hay dudas de que TikTok no es una red social como las otras: no finge ni pretende serlo. Con un algoritmo que prioriza el interés de sus usuarios y no sus relaciones preexistentes, TikTok se impone como una alternativa fresca y desopilante entre los más jóvenes, que a su turno aprovechan la plataforma para lanzar carreras tan rentables como efímeras.

La iniciativa no es sorprendente: el escurridizo “voto joven” no es fácil de seducir, y TikTok no requiere rebuscadas escenografías ni luces LED, cualquiera con un teléfono móvil está a un click de volverse viral. 

La idea, sin embargo, no es siempre la más atinada. Son varias las razones por las que los políticos deberían pensárselo dos veces —o abiertamente abstenerse— de tener una cuenta en TikTok, algunas ciertamente más serias que otras.

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En una primera instancia, precisamente por la disponibilidad y conveniencia del medio, la ausencia de publicistas y profesionales de la comunicación puede ser contraproducente.

Hasta hace apenas diez años, las campañas eran meticulosamente diseñadas por agencias y asesores de imagen que cuidaban (para bien o para mal)  a sus distintos candidatos, midiendo cada palabra, cada gesto. Eso de “que me vean tal como soy” puede marchar para algunos, pero, en los casos menos afortunados, lo cierto es que si los vemos tal como son, no los votaremos.

Pero el impacto de las redes sociales, y muy particularmente de TikTok, en las campañas electorales no es el único factor a considerar. Después de todo, TikTok ya es una plataforma no solo altamente politizada, sino que facilita el activismo social y la concientización.

TikTok como herramienta política

TikTok, al igual que otras redes, puede avivar la radicalización concentrando videos con contenido que su algoritmo estima similar. Es fácil perder control sobre el contexto en el que se emite un mensaje que en definitiva será retorcido o asociado a narrativas que no son del todo la propia.

Luego está el elefante en la habitación: China. TikTok es propiedad de ByteDance, una empresa inicialmente china, domiciliada en las Islas Caimán y  actualmente respaldada por distintos grupos de inversión occidentales como Kohlberg Kravis Roberts, SoftBank Group, Sequoia Capital, General Atlantic, y Hillhouse Capital Group.  A pesar de ello, ByteDance es acusada de mantener firmes lazos con el gobierno chino. Específicamente, hay quienes suponen que ByteDance proporciona información a China sobre su más de mil millones de usuarios.

Tanto es así que el mes pasado, el CEO de TikTok, Shou Zi Chew, se vio obligado a declarar ante el Congreso de Estados Unidos a raíz de fuertes preocupaciones sobre ciberseguridad, privacidad y manejo de datos.

“En un esfuerzo bipartidista por frenar el poder de una importante plataforma de redes sociales, legisladores republicanos y demócratas lanzaron preguntas sobre una serie de temas, entre ellos las prácticas de moderación de contenidos de TikTok, cómo planea la empresa proteger los datos estadounidenses frente a Pekín y su espionaje a periodistas”, informó en esa instancia AP.

Australia, la Unión Europea e India son algunos de los gobiernos que han prohibido a sus funcionarios usar la plataforma en teléfonos oficiales, instándolos, en algunos casos, a no tener TikTok en sus teléfonos personales tampoco.

Guste o no, TikTok va a moldear el lenguaje político y la dinámica de nuestra comunicación. Hace tiempo que la mencionada red social dejó de ser un punto de encuentro de un puñado de adolescentes, y se convirtió en la plataforma de preferencia de millennials y Gen-Z, con recurrentes apariciones de Gen-Xers y hasta boomers. Pero —y esto debería estar presente en la mente de toda nuestra clase política— TikTok sigue siendo un medio de comunicación, y para tener éxito en él, se necesita entrenamiento, cautela y planificación.

Política en tiempos de TikTok: divorcio por diferencias irreconciliables

A la clase política no se le ha pasado por alto la popularidad de la red social, y ha intentado,  con mayor o menor éxito, ganar seguidores (votantes) y curiosos en una aplicación que exige creatividad y espontaneidad. 

Política en tiempos de TikTok: divorcio por diferencias irreconciliables
Sofía Marty
25 de abril, 2023

No hay dudas de que TikTok no es una red social como las otras: no finge ni pretende serlo. Con un algoritmo que prioriza el interés de sus usuarios y no sus relaciones preexistentes, TikTok se impone como una alternativa fresca y desopilante entre los más jóvenes, que a su turno aprovechan la plataforma para lanzar carreras tan rentables como efímeras.

La iniciativa no es sorprendente: el escurridizo “voto joven” no es fácil de seducir, y TikTok no requiere rebuscadas escenografías ni luces LED, cualquiera con un teléfono móvil está a un click de volverse viral. 

La idea, sin embargo, no es siempre la más atinada. Son varias las razones por las que los políticos deberían pensárselo dos veces —o abiertamente abstenerse— de tener una cuenta en TikTok, algunas ciertamente más serias que otras.

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En una primera instancia, precisamente por la disponibilidad y conveniencia del medio, la ausencia de publicistas y profesionales de la comunicación puede ser contraproducente.

Hasta hace apenas diez años, las campañas eran meticulosamente diseñadas por agencias y asesores de imagen que cuidaban (para bien o para mal)  a sus distintos candidatos, midiendo cada palabra, cada gesto. Eso de “que me vean tal como soy” puede marchar para algunos, pero, en los casos menos afortunados, lo cierto es que si los vemos tal como son, no los votaremos.

Pero el impacto de las redes sociales, y muy particularmente de TikTok, en las campañas electorales no es el único factor a considerar. Después de todo, TikTok ya es una plataforma no solo altamente politizada, sino que facilita el activismo social y la concientización.

TikTok como herramienta política

TikTok, al igual que otras redes, puede avivar la radicalización concentrando videos con contenido que su algoritmo estima similar. Es fácil perder control sobre el contexto en el que se emite un mensaje que en definitiva será retorcido o asociado a narrativas que no son del todo la propia.

Luego está el elefante en la habitación: China. TikTok es propiedad de ByteDance, una empresa inicialmente china, domiciliada en las Islas Caimán y  actualmente respaldada por distintos grupos de inversión occidentales como Kohlberg Kravis Roberts, SoftBank Group, Sequoia Capital, General Atlantic, y Hillhouse Capital Group.  A pesar de ello, ByteDance es acusada de mantener firmes lazos con el gobierno chino. Específicamente, hay quienes suponen que ByteDance proporciona información a China sobre su más de mil millones de usuarios.

Tanto es así que el mes pasado, el CEO de TikTok, Shou Zi Chew, se vio obligado a declarar ante el Congreso de Estados Unidos a raíz de fuertes preocupaciones sobre ciberseguridad, privacidad y manejo de datos.

“En un esfuerzo bipartidista por frenar el poder de una importante plataforma de redes sociales, legisladores republicanos y demócratas lanzaron preguntas sobre una serie de temas, entre ellos las prácticas de moderación de contenidos de TikTok, cómo planea la empresa proteger los datos estadounidenses frente a Pekín y su espionaje a periodistas”, informó en esa instancia AP.

Australia, la Unión Europea e India son algunos de los gobiernos que han prohibido a sus funcionarios usar la plataforma en teléfonos oficiales, instándolos, en algunos casos, a no tener TikTok en sus teléfonos personales tampoco.

Guste o no, TikTok va a moldear el lenguaje político y la dinámica de nuestra comunicación. Hace tiempo que la mencionada red social dejó de ser un punto de encuentro de un puñado de adolescentes, y se convirtió en la plataforma de preferencia de millennials y Gen-Z, con recurrentes apariciones de Gen-Xers y hasta boomers. Pero —y esto debería estar presente en la mente de toda nuestra clase política— TikTok sigue siendo un medio de comunicación, y para tener éxito en él, se necesita entrenamiento, cautela y planificación.