Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Qué implicaciones tendrá la nacionalización de la industria de litio en Chile y por qué los mercados reaccionaron a la baja

Es difícil pronosticar el éxito de la medida. Por un lado, la popularidad de Boric permanece baja y por otro la experiencia de países vecinos en la aventura poco exitosa de nacionalizar ciertas industrias. Conoce las implicaciones económicas de este tipo de medidas.

Trabajadores en la mina de litio de Atacama, Chile. Foto: AP
Sofía Marty
27 de abril, 2023

El presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció en cadena nacional que el país se disponía a nacionalizar la industria del litio, y que los contratos futuros se realizarán exclusivamente como asociaciones público-privadas sobre las cuales el Estado tendrá control absoluto.

Chile es uno de los mayores productores de litio a nivel mundial, superado solo por Australia. A pesar de que el país sudamericano ha explotado el litio desde los 1980, cuando comenzó a trabajar sus reservas en el Salar de Atacama, no fue hasta 2020 que las exportaciones llegaron a niveles récord.

Chile pasó de 1.400 millones de dólares (1,5% de las exportaciones) a 8.700 millones (8,8%) entre 2021 y 2022, lo que supone un incremento del 518,2% (+326% en precio y +46,8% en volumen). 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

De este modo, el litio se convirtió en el segundo producto de exportación más importante después del cobre.

El litio chileno se exporta principalmente a Asia. Su principal cliente es China (69,0%), luego  Corea del Sur (17,1%) y Japón (6,16%). Estados Unidos ocupa el quinto lugar, obteniendo el 2,3% de las exportaciones chilenas de litio.

Las mayores compañías extractoras de litio en Chile son SQM (Sociedad Química y Minera), Albemarle, Livent y Soquimich, cuyo principal accionista el Julio Ponce Lerou, exyerno del dictador Augusto Pinochet.

A la medida que crece la demanda de litio para la fabricación de baterías, autos eléctricos y otros dispositivos electrónicos, es de esperar que la industria del litio crezca en los próximos años.

En este sentido, el anuncio de Boric no es sorpresivo. Después de todo, sus homólogos Eduardo Frei (1964 - 1970) y Salvador Allende hicieron lo suyo con el cobre (Allende finalizó la nacionalización total en 1971).

Aun así, es difícil pronosticar el éxito de la medida. Por un lado, la popularidad de Boric permanece baja (29%) con 65% de desaprobación, y seguramente el pueblo chileno no acompañe la visión del presidente.

El continente tiene una infeliz tradición de nacionalizaciones desventuradas

En 2007, Hugo Chávez nacionalizó la industria petrolera en Venezuela, controlada hasta entonces por empresas petroleras extranjeras. No obstante, la medida no mejoró la eficiencia de la industria y provocó un descenso de producción.  Esa mala gestión dio lugar a corrupción, falta de inversión y mantenimiento inadecuado de los equipos y las infraestructuras. Como resultado, la producción de petróleo de Venezuela disminuyó drásticamente y hasta el día de hoy el peso de la decisión se ve reflejado en su débil economía.

Un año antes (2006), Evo Morales había nacionalizado el gas de Bolivia. La medida no consiguió atraer inversión extranjera y la industria no funcionó bien bajo control estatal. El gobierno impuso impuestos más altos a las exportaciones de gas, lo que provocó una disminución de la inversión extranjera. Como si fuera poco, el Estado no disponía de los recursos o la experiencia necesarios para invertir en nuevas tecnologías y exploración.

La ministra de Minería chilena, Marcela Hernando, pareciera haber anticipado el problema y admitió ante el Congreso que “la tecnología y los conocimientos están en la industria privada”, por lo que el Estado no pretende deshacerse de posibles inversores. 

Hernando agregó que la explotación deberá ser directa y no a través de la evaporación, un sistema perjudicial para el medio ambiente en el que se evaporan dos millones de litros de agua por tonelada de litio.

Qué implicaciones tendrá la nacionalización de la industria de litio en Chile y por qué los mercados reaccionaron a la baja

Es difícil pronosticar el éxito de la medida. Por un lado, la popularidad de Boric permanece baja y por otro la experiencia de países vecinos en la aventura poco exitosa de nacionalizar ciertas industrias. Conoce las implicaciones económicas de este tipo de medidas.

Trabajadores en la mina de litio de Atacama, Chile. Foto: AP
Sofía Marty
27 de abril, 2023

El presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció en cadena nacional que el país se disponía a nacionalizar la industria del litio, y que los contratos futuros se realizarán exclusivamente como asociaciones público-privadas sobre las cuales el Estado tendrá control absoluto.

Chile es uno de los mayores productores de litio a nivel mundial, superado solo por Australia. A pesar de que el país sudamericano ha explotado el litio desde los 1980, cuando comenzó a trabajar sus reservas en el Salar de Atacama, no fue hasta 2020 que las exportaciones llegaron a niveles récord.

Chile pasó de 1.400 millones de dólares (1,5% de las exportaciones) a 8.700 millones (8,8%) entre 2021 y 2022, lo que supone un incremento del 518,2% (+326% en precio y +46,8% en volumen). 

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

De este modo, el litio se convirtió en el segundo producto de exportación más importante después del cobre.

El litio chileno se exporta principalmente a Asia. Su principal cliente es China (69,0%), luego  Corea del Sur (17,1%) y Japón (6,16%). Estados Unidos ocupa el quinto lugar, obteniendo el 2,3% de las exportaciones chilenas de litio.

Las mayores compañías extractoras de litio en Chile son SQM (Sociedad Química y Minera), Albemarle, Livent y Soquimich, cuyo principal accionista el Julio Ponce Lerou, exyerno del dictador Augusto Pinochet.

A la medida que crece la demanda de litio para la fabricación de baterías, autos eléctricos y otros dispositivos electrónicos, es de esperar que la industria del litio crezca en los próximos años.

En este sentido, el anuncio de Boric no es sorpresivo. Después de todo, sus homólogos Eduardo Frei (1964 - 1970) y Salvador Allende hicieron lo suyo con el cobre (Allende finalizó la nacionalización total en 1971).

Aun así, es difícil pronosticar el éxito de la medida. Por un lado, la popularidad de Boric permanece baja (29%) con 65% de desaprobación, y seguramente el pueblo chileno no acompañe la visión del presidente.

El continente tiene una infeliz tradición de nacionalizaciones desventuradas

En 2007, Hugo Chávez nacionalizó la industria petrolera en Venezuela, controlada hasta entonces por empresas petroleras extranjeras. No obstante, la medida no mejoró la eficiencia de la industria y provocó un descenso de producción.  Esa mala gestión dio lugar a corrupción, falta de inversión y mantenimiento inadecuado de los equipos y las infraestructuras. Como resultado, la producción de petróleo de Venezuela disminuyó drásticamente y hasta el día de hoy el peso de la decisión se ve reflejado en su débil economía.

Un año antes (2006), Evo Morales había nacionalizado el gas de Bolivia. La medida no consiguió atraer inversión extranjera y la industria no funcionó bien bajo control estatal. El gobierno impuso impuestos más altos a las exportaciones de gas, lo que provocó una disminución de la inversión extranjera. Como si fuera poco, el Estado no disponía de los recursos o la experiencia necesarios para invertir en nuevas tecnologías y exploración.

La ministra de Minería chilena, Marcela Hernando, pareciera haber anticipado el problema y admitió ante el Congreso que “la tecnología y los conocimientos están en la industria privada”, por lo que el Estado no pretende deshacerse de posibles inversores. 

Hernando agregó que la explotación deberá ser directa y no a través de la evaporación, un sistema perjudicial para el medio ambiente en el que se evaporan dos millones de litros de agua por tonelada de litio.