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Lecciones de RENACE

Redacción
13 de diciembre, 2014

El proyecto hidroeléctrico RENACE merece una especial atención.

En un país en el que determinados grupos sin razón, y ciertas comunidades no exentas de ella, presentan cuestionamientos relacionados con la conflictividad social, el proyecto RENACE ha sabido establecerse y crecer sin mayores problemas.

La idea sustancial de sus impulsores estriba en la estrategia de la necesaria cooperación comunitaria que haga converger esfuerzos. De esa forma antes de comenzar siquiera la viabilidad del proyecto es preciso hacer un estudio social del impacto que podría tener el mismo y de las expectativas de la comunidad. Se trata, en esencia, de ampliar el modelo de gestión público-privada por otro de alcance mucho mayor que podría denominarse público-privada-comunitaria, sin que  siquiera ese sea precisamente el orden de importancia.

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Los grupos bochincheros acaparan la atención y la acción en la medida que las comunidades no se empoderan y enfrentan a quienes pretenden dejarlas sumidas en la más absoluta pobreza. Por ello, es fundamental que primeramente el proyecto sea compartido con los grupos de la zona y se haga converger con las necesidades de aquellos: carreteras, comunicación, escuelas, centros de salud o cualquier otro. Cuando la comunidad entiende el alcance de lo que la inversión empresarial puede aportarle, se puede acometer el siguiente paso. A partir de ese punto de no retorno, los falsamente denominados “grupos sociales” no tienen cabida en esas zonas en las que se ha logrado comprender que el desarrollo es base para salir de la pobreza en un tiempo corto.

RENACE, en Carchá, ha conseguido precisamente alinear estos deseos, aspiraciones y necesidades y se ha convertido en un ejemplo de lo que debe ser la colaboración privada-comunitaria con concurrencia, si es necesario, del sector público. Visitar la zona y el proyecto y visualizar la colaboración y cooperación es motivante por cuando evidencia cierta falta de tacto en otros lugares del país pero también la falsedad de que las comunidades no desean el desarrollo o se oponen a él.

Este tipo de actuaciones, además de presentar un panorama aleccionador y vibrante, promueven la solución y animan a hacer las cosas de forma que no pueden posteriormente manipularse por iglesias, vividores de renta y cooperación o tradicionales guerrilleros reconvertidos a medioambientalista que lo único que pretenden es dejar atrasado al país.

RENACE es un ejemplo, y merece destacarse por el éxito alcanzado, pero sobre todo por la capacidad de adaptar la empresarialidad, el medioambiente y la cooperación comunitaria.

Lecciones de RENACE

Redacción
13 de diciembre, 2014

El proyecto hidroeléctrico RENACE merece una especial atención.

En un país en el que determinados grupos sin razón, y ciertas comunidades no exentas de ella, presentan cuestionamientos relacionados con la conflictividad social, el proyecto RENACE ha sabido establecerse y crecer sin mayores problemas.

La idea sustancial de sus impulsores estriba en la estrategia de la necesaria cooperación comunitaria que haga converger esfuerzos. De esa forma antes de comenzar siquiera la viabilidad del proyecto es preciso hacer un estudio social del impacto que podría tener el mismo y de las expectativas de la comunidad. Se trata, en esencia, de ampliar el modelo de gestión público-privada por otro de alcance mucho mayor que podría denominarse público-privada-comunitaria, sin que  siquiera ese sea precisamente el orden de importancia.

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Los grupos bochincheros acaparan la atención y la acción en la medida que las comunidades no se empoderan y enfrentan a quienes pretenden dejarlas sumidas en la más absoluta pobreza. Por ello, es fundamental que primeramente el proyecto sea compartido con los grupos de la zona y se haga converger con las necesidades de aquellos: carreteras, comunicación, escuelas, centros de salud o cualquier otro. Cuando la comunidad entiende el alcance de lo que la inversión empresarial puede aportarle, se puede acometer el siguiente paso. A partir de ese punto de no retorno, los falsamente denominados “grupos sociales” no tienen cabida en esas zonas en las que se ha logrado comprender que el desarrollo es base para salir de la pobreza en un tiempo corto.

RENACE, en Carchá, ha conseguido precisamente alinear estos deseos, aspiraciones y necesidades y se ha convertido en un ejemplo de lo que debe ser la colaboración privada-comunitaria con concurrencia, si es necesario, del sector público. Visitar la zona y el proyecto y visualizar la colaboración y cooperación es motivante por cuando evidencia cierta falta de tacto en otros lugares del país pero también la falsedad de que las comunidades no desean el desarrollo o se oponen a él.

Este tipo de actuaciones, además de presentar un panorama aleccionador y vibrante, promueven la solución y animan a hacer las cosas de forma que no pueden posteriormente manipularse por iglesias, vividores de renta y cooperación o tradicionales guerrilleros reconvertidos a medioambientalista que lo único que pretenden es dejar atrasado al país.

RENACE es un ejemplo, y merece destacarse por el éxito alcanzado, pero sobre todo por la capacidad de adaptar la empresarialidad, el medioambiente y la cooperación comunitaria.