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Estado de golpe . . .

Redacción
02 de junio, 2014

Un breve comentario acerca de “alargar” el período presidencial de 4 a 6 años por parte del presidente Otto Pérez Molina, ha levantado un tsunami de opinión pública. La mayoría nos oponemos. Tanto por la tajante prohibición de la Constitución como por el desmadre de gobierno que el Partido Patriota, PP, le ha recetado a los guatemaltecos.

Y en esas curiosidades de la vida, hice une “remix” del juramento del presidente durante el cambio de mando, en “el domo”, en enero del 2012. 
Era el entonces presidente del Legislativo, “Gudy Rivera”, quien tuvo a su cargo pedirle a Pérez Molina que juramentara sobre la Constitución “respetarla, defenderla y obedecerla.” Conste que ese “respeto, defensa y obediencia” no sólo es del diente al labio. Ese compromiso tiene consecuencias legales, y está refrendado en las Actas del Legislativo. El entonces ya presidente Pérez Molina adquirió un compromiso legal. 
Y en ninguna parte del juramento vinculante dice que “jura” cambiar, aumentar, y menos “alargar” su estancia en el gobierno. De hecho, la misma Constitución prohíbe esa posibilidad. 
“Sí, juro,” dijo Pérez Molina con esa resonante voz de mando militar. Y le entendimos bien. De hecho, uno de los problemas que teníamos los Chapines era que no entendíamos las palabras del ex presidente Álvaro Colom. Ese “sí, juro,” de Pérez Molina tiene consecuencias legales. Si hasta el “sí, acepto,” durante las ceremonias matrimoniales, previa firma de actas de legalización y protocolización de ese juramento a la pareja, cuanto más lo tiene el juramento legalizado de un hombre ante una nación. 
Yo he argumentado que soy partidario de la reelección. Pero, previa discusión y aprobación por una Asamblea Nacional Constituyente, no cambios así, a rajatablas como lo propone el presidente Pérez Molina. Mi propuesta es dejar el período presidencial en 4 años, y con la opción de reelección. Pero eso tiene un gran camino por recorrer, e, insisto, pasa por una Asamblea Nacional Constituyente. 
Aunque algunos argumentan que esta discusión es un “globito” para restarle espacio social de discusión a otros temas, como los “préstamos” aprobados por el Congreso, o la propuesta de nuevos impuestos que irían desde uno de “Seguridad” hasta tributos especiales para “Salud y Educación,” creo que quedarse en el poder es siempre la tentación de todo mandatario. 
Pero el mandatario necesita también del apoyo popular para siquiera entrar a la discusión pública. Para eso necesita entonces movilizar a diputados y alcaldes, a quienes también les caería muy bien permanecer dos años más en el poder. Con esa promesa iniciaría la movilización “clamando” por el “alargamiento” del período del mandatario. Sin embargo, la corriente más fuerte de opinión pública ya se ha pronunciado contra este intento de un “Estado que está listo para el golpe.” 
Es el presidente quien ha llevado los golpes mediáticos de esta idea de “alargamiento” del tiempo en el poder. Pero es obvio que existen atrás del presidente otros extraños actores, mercantilistas y protegidos, que quieren más tiempo a Pérez Molina en el poder para seguirlo manipulando. 
El debate continuará.

Estado de golpe . . .

Redacción
02 de junio, 2014

Un breve comentario acerca de “alargar” el período presidencial de 4 a 6 años por parte del presidente Otto Pérez Molina, ha levantado un tsunami de opinión pública. La mayoría nos oponemos. Tanto por la tajante prohibición de la Constitución como por el desmadre de gobierno que el Partido Patriota, PP, le ha recetado a los guatemaltecos.

Y en esas curiosidades de la vida, hice une “remix” del juramento del presidente durante el cambio de mando, en “el domo”, en enero del 2012. 
Era el entonces presidente del Legislativo, “Gudy Rivera”, quien tuvo a su cargo pedirle a Pérez Molina que juramentara sobre la Constitución “respetarla, defenderla y obedecerla.” Conste que ese “respeto, defensa y obediencia” no sólo es del diente al labio. Ese compromiso tiene consecuencias legales, y está refrendado en las Actas del Legislativo. El entonces ya presidente Pérez Molina adquirió un compromiso legal. 
Y en ninguna parte del juramento vinculante dice que “jura” cambiar, aumentar, y menos “alargar” su estancia en el gobierno. De hecho, la misma Constitución prohíbe esa posibilidad. 
“Sí, juro,” dijo Pérez Molina con esa resonante voz de mando militar. Y le entendimos bien. De hecho, uno de los problemas que teníamos los Chapines era que no entendíamos las palabras del ex presidente Álvaro Colom. Ese “sí, juro,” de Pérez Molina tiene consecuencias legales. Si hasta el “sí, acepto,” durante las ceremonias matrimoniales, previa firma de actas de legalización y protocolización de ese juramento a la pareja, cuanto más lo tiene el juramento legalizado de un hombre ante una nación. 
Yo he argumentado que soy partidario de la reelección. Pero, previa discusión y aprobación por una Asamblea Nacional Constituyente, no cambios así, a rajatablas como lo propone el presidente Pérez Molina. Mi propuesta es dejar el período presidencial en 4 años, y con la opción de reelección. Pero eso tiene un gran camino por recorrer, e, insisto, pasa por una Asamblea Nacional Constituyente. 
Aunque algunos argumentan que esta discusión es un “globito” para restarle espacio social de discusión a otros temas, como los “préstamos” aprobados por el Congreso, o la propuesta de nuevos impuestos que irían desde uno de “Seguridad” hasta tributos especiales para “Salud y Educación,” creo que quedarse en el poder es siempre la tentación de todo mandatario. 
Pero el mandatario necesita también del apoyo popular para siquiera entrar a la discusión pública. Para eso necesita entonces movilizar a diputados y alcaldes, a quienes también les caería muy bien permanecer dos años más en el poder. Con esa promesa iniciaría la movilización “clamando” por el “alargamiento” del período del mandatario. Sin embargo, la corriente más fuerte de opinión pública ya se ha pronunciado contra este intento de un “Estado que está listo para el golpe.” 
Es el presidente quien ha llevado los golpes mediáticos de esta idea de “alargamiento” del tiempo en el poder. Pero es obvio que existen atrás del presidente otros extraños actores, mercantilistas y protegidos, que quieren más tiempo a Pérez Molina en el poder para seguirlo manipulando. 
El debate continuará.