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¡Corrupción, hasta en la justicia!

Redacción
26 de septiembre, 2015

“¡Para quienes amamos la justicia, como duele la corrupción de un juez, traiciona la misión sublime de juzgar y socava la confianza ciudadana!” fue la frase de Iván Velásquez, jefe de la CICIG, refiriéndose a la crisis que existe dentro del Organismo Judicial, que se ha hecho evidente a través de los casos de las juezas Marta Stalling y Gisela Reinoso y del Magistrado Erick de León, quienes dieron lugar a un retroceso en la justicia al estar involucrados en diversos delitos como lavado de dinero, incumplimiento de deberes, sobornos, encubrimiento, enriquecimiento ilícito; y no podía faltar la involucrada con el caso “La Linea”.  

Entonces ¿qué? ¿Se trata de corruptos condenando a corruptos? Es realmente patético que este tipo de personas tengan el descaro de ejercer una labor de este tipo, levantarse todos los días para ir nada más que a corromper al Palacio de Justicia, pero más que nada, a sí mismos. Es interesante analizar cómo gran parte de las personas que ejercen esta labor en Guatemala, se alejan del “ideario jurídico” y de un momento a otro cambian el rumbo de su profesión a las áreas de ambición que las conducen a una cadena interminable de vicios, hasta que caen en el abismo, del que con suerte salen después de pasar años en la cárcel.  

Comparto mi descontento, junto con Iván Velásquez ante esta situación. Necesitamos una reforma completa y total dentro de los tres poderes del Estado, deshacernos de casi todas las personas, digo casi porque siempre existe ese uno dentro del millón. No bastó terminar con Baldetti ni con el mismo Presidente, hace falta más para que Guatemala salga verdaderamente adelante. Este es un trabajo que tendrá efecto, no ahora, no a corto plazo, sino en muchísimos años. Se está hablando de atacar de raíz a toda mala hierba, que ¡vaya que tenemos en abundancia! así que imaginemos lo complicado que va a ser su eliminación total.  

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Lo positivo de todo esto es que la ciudadanía ya se ha transformado, no va a permitir más abusos, menos si se tiene a la CICIG y al MP a cargo. Así como nos unimos para votar a los máximos del poder Ejecutivo, hagámoslo también para traer abajo a todas las lacras del tercer poder. Media vez estas personas estén conscientes de que somos una sociedad transformada y despierta, posiblemente decidan comportarse y ejercer su profesión como se debe. Y si no, serán despedidos ¿por qué? Porque son nuestros empleados, son los empleados del pueblo; por lo tanto, nosotros decidiremos su destino, si no hacen las cosas como se debe. ¡No más corrupción, menos en la justicia!