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“¿Devaluar el Quetzal?”

Ramon Parellada
21 de enero, 2016

Sergio de La Torre, exministro de economía, ha vuelto a traer al debate público un tema que pensaba que estaba ya bien entendido y engavetado. El sugiere que el Banco de Guatemala devalúe el quetzal para que los exportadores no pierdan competitividad (Siglo21, página 8, Pulso Económico, 20 de enero de 2016).  Considero que es un grave error esta sugerencia.

         Existe la creencia entre algunos empresarios, principalmente exportadores, y también algunos funcionarios, que al devaluar el Quetzal (por ejemplo, que en vez de estar a Q.7.60 por US.$.1.00 esté a Q.8.00 o más) mejoran las exportaciones porque se hacen más competitivas a nivel internacional. Sin embargo, esto es un espejismo de corto plazo ya que la única forma verdadera de incrementar las exportaciones es mejorando las ventajas comparativas, es decir, haciendo más productivas las empresas y así más competitivas no sólo en el corto plazo sino en el largo plazo.

Si se manipula el tipo de cambio devaluándolo a propósito entonces el efecto será sólo de corto plazo y no perdurará en el largo plazo ya que la razón de hacer las exportaciones más competitivas no puede sostenerse debido a que la empresa no se volvió más productiva. Al devaluar el tipo de cambio, en el corto plazo se vuelven más atractivas las exportaciones. Los exportadores venderán más en el exterior trayendo más divisas al país. Sin embargo, ¿quién las comprará? Un incremento en el precio de la divisa tiene el efecto de reducir las importaciones. Y si hay menos importaciones hay menos demanda de divisas por lo que la presión natural del mercado será que el Quetzal se vuelva a apreciar. Entonces, para sostener esa devaluación el Banco de Guatemala deberá seguir comprando divisas. Esto hará que se llene de reservas internacionales pero meterá una cantidad de quetzales al país generando presiones inflacionarias. Para frenarlas tratará de recoger el exceso de quetzales a través de operaciones de mercado abiertas y así se generará una bola de nieve que crecerá hasta que reviente en un momento dado causando un enorme daño a la economía.

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Una devaluación causada por el gobierno sólo es una ilusión temporal que transfiere riqueza en corto plazo a los exportadores a costa del resto de la población. Es una injusta transferencia de riqueza.

Quienes abogan por una devaluación no se dan cuenta que en el largo plazo les conviene que el tipo de cambio sea libre, de mercado. En Guatemala tenemos un sistema de cambio libre con flotación sucia (administrada). Libre porque no se pretende poner límites a la libre apreciación o depreciación del Quetzal pero administrada porque se frenan las variaciones bruscas (definidas como bruscas las que se pasan de ciertos límites en un mismo día) lo cual hace intervenir al Banco de Guatemala comprando o vendiendo divisas. Esto se hace bajo una regla evitando así discrecionalidad de los funcionarios.

En lo personal preferiría que el sistema cambiario libre fuera también con un tipo de cambio libre, es decir, sin importar las variaciones que se den en valor del Quetzal. El Banco de Guatemala no debería ni comprar ni vender divisas bajo ningún motivo. Sin embargo, reconozco que el sistema ha estado funcionando relativamente bien. Considero que el tipo de cambio en este momento es el del mercado ya que no existe mercado negro. Aunque es cierto que el Banco de Guatemala se ha llenado de divisas. Justamente, de no haberse llenado de divisas es posible que el tipo de cambio se hubiera apreciado más aún. La tendencia es esa debido a que la cantidad de divisas que han estado entrando por remesas familiares y exportaciones son mayores que las que han salido por las importaciones (el bajón del precio del petróleo y sus derivados ha hecho que el valor de las importaciones disminuya más rápidamente que el de las exportaciones).

En vez de pedir una devaluación lo que los exportadores y también importadores deberían hacer es incrementar la productividad y solicitar al gobierno que algunas cosas donde el gobierno ha sido hasta ahora un estorbo se eliminen a modo de mejorar la productividad de las empresas.

Otra forma de mejorar el comercio exterior libre es precisamente eliminando los aranceles y las restricciones al comercio exterior que aún tiene el país. De esta forman, de entrada se harán más atractivas las importaciones lo que significará una mayor demanda de divisas. Con esta mayor demanda de divisas ocurrirá una presión en el tipo de cambio para que se deprecie naturalmente y esto hará más atractivas las exportaciones. Notemos que no hay aquí manipulación del gobierno sino que estamos eliminando una barrera a un mayor comercio exterior libre que incrementará el mismo y también estamos dejando que el mecanismo de precios, en este caso el tipo de cambio, actúe libremente también. Y es que los precios, el tipo de cambio es uno de ellos, lleva información importante para que tanto importadores o exportadores tomen decisiones correctas sobre inversiones en sus negocios.

Existe un error al pensar que una apreciación del Quetzal perjudique las exportaciones. La apreciación disminuye los costos de los insumos importados. Esto hace que muchas empresas tengan mejores costos de producción y se vuelvan más competitivas también tanto nacional como internacionalmente. Si además, la apreciación ocurre como consecuencia de un aumento en la productividad las personas que viven en el país se beneficiarán ya que tendrán un incremento real en sus ingresos.

Lo ideal no es provocar una devaluación artificial y forzada del Quetzal, lo ideal es que tengamos un tipo de cambio real de mercado, que incrementemos nuestra productividad y que nos volvamos más competitivos en una forma sostenible y no solamente por un corto plazo debido a una distorsión temporal de uno de los precios más importantes en el comercio exterior.

“¿Devaluar el Quetzal?”

Ramon Parellada
21 de enero, 2016

Sergio de La Torre, exministro de economía, ha vuelto a traer al debate público un tema que pensaba que estaba ya bien entendido y engavetado. El sugiere que el Banco de Guatemala devalúe el quetzal para que los exportadores no pierdan competitividad (Siglo21, página 8, Pulso Económico, 20 de enero de 2016).  Considero que es un grave error esta sugerencia.

         Existe la creencia entre algunos empresarios, principalmente exportadores, y también algunos funcionarios, que al devaluar el Quetzal (por ejemplo, que en vez de estar a Q.7.60 por US.$.1.00 esté a Q.8.00 o más) mejoran las exportaciones porque se hacen más competitivas a nivel internacional. Sin embargo, esto es un espejismo de corto plazo ya que la única forma verdadera de incrementar las exportaciones es mejorando las ventajas comparativas, es decir, haciendo más productivas las empresas y así más competitivas no sólo en el corto plazo sino en el largo plazo.

Si se manipula el tipo de cambio devaluándolo a propósito entonces el efecto será sólo de corto plazo y no perdurará en el largo plazo ya que la razón de hacer las exportaciones más competitivas no puede sostenerse debido a que la empresa no se volvió más productiva. Al devaluar el tipo de cambio, en el corto plazo se vuelven más atractivas las exportaciones. Los exportadores venderán más en el exterior trayendo más divisas al país. Sin embargo, ¿quién las comprará? Un incremento en el precio de la divisa tiene el efecto de reducir las importaciones. Y si hay menos importaciones hay menos demanda de divisas por lo que la presión natural del mercado será que el Quetzal se vuelva a apreciar. Entonces, para sostener esa devaluación el Banco de Guatemala deberá seguir comprando divisas. Esto hará que se llene de reservas internacionales pero meterá una cantidad de quetzales al país generando presiones inflacionarias. Para frenarlas tratará de recoger el exceso de quetzales a través de operaciones de mercado abiertas y así se generará una bola de nieve que crecerá hasta que reviente en un momento dado causando un enorme daño a la economía.

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Quienes abogan por una devaluación no se dan cuenta que en el largo plazo les conviene que el tipo de cambio sea libre, de mercado. En Guatemala tenemos un sistema de cambio libre con flotación sucia (administrada). Libre porque no se pretende poner límites a la libre apreciación o depreciación del Quetzal pero administrada porque se frenan las variaciones bruscas (definidas como bruscas las que se pasan de ciertos límites en un mismo día) lo cual hace intervenir al Banco de Guatemala comprando o vendiendo divisas. Esto se hace bajo una regla evitando así discrecionalidad de los funcionarios.

En lo personal preferiría que el sistema cambiario libre fuera también con un tipo de cambio libre, es decir, sin importar las variaciones que se den en valor del Quetzal. El Banco de Guatemala no debería ni comprar ni vender divisas bajo ningún motivo. Sin embargo, reconozco que el sistema ha estado funcionando relativamente bien. Considero que el tipo de cambio en este momento es el del mercado ya que no existe mercado negro. Aunque es cierto que el Banco de Guatemala se ha llenado de divisas. Justamente, de no haberse llenado de divisas es posible que el tipo de cambio se hubiera apreciado más aún. La tendencia es esa debido a que la cantidad de divisas que han estado entrando por remesas familiares y exportaciones son mayores que las que han salido por las importaciones (el bajón del precio del petróleo y sus derivados ha hecho que el valor de las importaciones disminuya más rápidamente que el de las exportaciones).

En vez de pedir una devaluación lo que los exportadores y también importadores deberían hacer es incrementar la productividad y solicitar al gobierno que algunas cosas donde el gobierno ha sido hasta ahora un estorbo se eliminen a modo de mejorar la productividad de las empresas.

Otra forma de mejorar el comercio exterior libre es precisamente eliminando los aranceles y las restricciones al comercio exterior que aún tiene el país. De esta forman, de entrada se harán más atractivas las importaciones lo que significará una mayor demanda de divisas. Con esta mayor demanda de divisas ocurrirá una presión en el tipo de cambio para que se deprecie naturalmente y esto hará más atractivas las exportaciones. Notemos que no hay aquí manipulación del gobierno sino que estamos eliminando una barrera a un mayor comercio exterior libre que incrementará el mismo y también estamos dejando que el mecanismo de precios, en este caso el tipo de cambio, actúe libremente también. Y es que los precios, el tipo de cambio es uno de ellos, lleva información importante para que tanto importadores o exportadores tomen decisiones correctas sobre inversiones en sus negocios.

Existe un error al pensar que una apreciación del Quetzal perjudique las exportaciones. La apreciación disminuye los costos de los insumos importados. Esto hace que muchas empresas tengan mejores costos de producción y se vuelvan más competitivas también tanto nacional como internacionalmente. Si además, la apreciación ocurre como consecuencia de un aumento en la productividad las personas que viven en el país se beneficiarán ya que tendrán un incremento real en sus ingresos.

Lo ideal no es provocar una devaluación artificial y forzada del Quetzal, lo ideal es que tengamos un tipo de cambio real de mercado, que incrementemos nuestra productividad y que nos volvamos más competitivos en una forma sostenible y no solamente por un corto plazo debido a una distorsión temporal de uno de los precios más importantes en el comercio exterior.