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¡Adentro!

Redacción
05 de octubre, 2016

La semana pasada al Foro de Donantes de Centroamérica organizado por Seattle Foundation en Antigua asistieron más de 200 líderes de negocios, filantropía, gobierno y sociedad civil. El fin del foto era discutir modelos exitosos de desarrollo, prioridades de la región y crear una red de líderes clave de impacto social en Centroamérica. El evento fue muy interesante, tanto las conferencias como las discusiones personales que se generaban entre una cosa y otra. Sin embargo, en cuanto a conclusiones, tengo que decir que quizás solo me queda una cosa clara: tenemos que ponernos de acuerdo.

Con esto no me refiero a que repentinamente vayamos a pensar igual: es evidente que siempre tendremos diferentes concepciones de la sociedad y de la mejor manera en que se genere el desarrollo, así como de las opciones de gobernabilidad y prácticamente de todo. Sin embargo, es necesario que sepamos dejar atrás algunas de nuestras “brillantes ideas” para ceder y encontrar un plan común para trabajar. Es verdad, quizás no nos parecerá el plan perfecto ni el mejor plan, pero al menos es un plan al que todos podemos ir a una. Si cada quien sigue llevando agua para su molino (y no me refiero a que solo vele por sus intereses, sino quizás con buenas intenciones a su propio “modelo de desarrollo”), entonces nunca podremos trabajar con la fuerza necesaria para cumplir con nuestras metas de desarrollo.

Todos los sectores sociales tenemos que aceptar el pragmatismo necesario para tener un plan de trabajo, esto no significa que tengamos que comprometer principios, pero sí significa que a veces lo mejor es enemigo de lo bueno y que cuando el tiempo apremia lo importante no es quién tenía la razón ni quién ideó el modelo, sino empezar a trabajar juntos. Esto me recordó al atemporal “¡Adentro!” de Unamuno:

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“Sólo en la sociedad te encontrarás a ti mismo; si te aíslas de ella no darás más que con un fantasma de tu verdadero sujeto propio. Sólo en la sociedad adquieres tu sentido todo, pero despegado de ella.
Me dices en tu carta que, si hasta ahora ha sido tu divisa, ¡adelante!, de hoy en más será, ¡arriba! Deja eso de adelante y atrás, arriba y abajo, a progresistas y retrógrados, ascendentes y descendentes, que se mueven en el espacio exterior tan sólo, y busca el otro, tu ámbito interior, el ideal, el de tu alma. Forcejea por meter en ella al universo entero, que es la mejor manera de derramarte en él. Considera que no hay dentro de Dios más que tú y el mundo y que si formas parte de éste porque te mantiene, forma también él parte de ti, porque en ti lo conoces. En vez de decir, pues, ¡adelante! o ¡arriba!, di: ¡adentro! Reconcéntrate para irradiar; deja llenarte para que rebases luego, conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso. –Doy cuanto tengo – dice el generoso; – doy cuanto valgo – dice el abnegado; – doy cuanto soy – dice el héroe; – me doy a mí mismo – dice el santo; y di tú con él, al darte: – Doy conmigo el universo entero -. Para ello tienes que hacerte universo, buscándolo dentro de ti. ¡Adentro!”

República.gt es ajena a la opinión expresada en este artículo