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¿Qué le pasa al mundo?

Betty Marroquin
14 de agosto, 2016

Israel está acostumbrado a vivir bajo alerta, debido a los constantes ataques que reciben de Palestina.  Por años han llovido cohetes y morteros, semanalmente.  En lo que va del 2016 no sólo han tenido su cuota de éstos, sino que ahora la nueva modalidad de los terroristas es apuñalar judíos.  Los asesinos no discriminan si ancianos, mujeres o niños.  Matan judíos, porque su odio ha sido inculcado desde la niñez por adultos que no conocen otra forma de sentir, y que fueron envenenados a su vez, por otros adultos envenenados.  He visto las caricaturas adaptando a Mickey Mouse, quién enseña a los pequeños a aspirar a matar la mayor cantidad de judíos posible (https://www.youtube.com/watch?v=gi-c6lbFGC4). Si eso no es una falta de humanidad, si eso no es faltar a los derechos humanos de esos niños, si eso no es fomentar el odio, definitivamente no entiendo nada.  Estoy segura que los anti judío dirán que es lógico ese odio porque Israel les robó su territorio a los palestinos, o alguno de los argumentos similares.  Sinceramente, no existe justificación alguna para inculcar el odio en nadie, y menos en el alma de un niño.  En el 2013 Guatemala le dio el voto a Palestina en “ejercicio de sus potestades y con arreglo a las normas internacionales en materia de reconocimiento de los Estados”.  Es decir reconoce un Estado que se ha rehusado a declarar como terroristas a sus principales brazos armados, porque son, sus principales grupos armados (Hamas y compañía).  Entiendo a Golda Meir cuando dijo “siempre hemos dicho en la guerra con los árabes tienen un arma secreta: no tener alternativa”.

A diferencia de los Palestinos y de muchos adeptos a la religión Islámica, en Israel los niños aprenden desde niños a leer, a escribir, estudian matemáticas, ciencias, tecnología, y sobre todo, a jugar y a reír.  Es por ello que los Israelíes son un pueblo que ha contribuido y contribuye con tanto invento positivo para la humanidad.  Desde cura a enfermedades terminales, hasta sistema de irrigación por goteo, Israel da a la humanidad mucho más de lo que recibe.  Si, aquí también seguro me dirán que Israel también es uno de los mayores vendedores de armas y material bélico del planeta.  Y les diré obvio, si no es así, con que nos defendemos en el mundo libre.  Creo que defenderse con un cuchillo ante un agresor armado es más difícil que hacerlo con un arma.  El ser humano sabe reproducirse y matarse, ha tenido siglos de experiencia, y no es algo exclusivo de una nación, de una raza o de un grupo específico. Lo que si es exclusivo de los terroristas sean de la ideología, religión o raza que sean, es su afán de matar al mayor número de víctimas aún sacrificando su propia vida.

Lo que me trae a pensar en esta situación es que el conflicto en Medio Oriente ha servido como base para la oleada de terrorismo que hoy día vivimos en el mundo libre.  El terrorismo árabe en Europa no es nuevo, los ataques vienen desde los años 60s.  En nuestro Hemisferio los hemos visto en Argentina, que alberga una comunidad judía importante, y una de ex nazis también visible.

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Las Olimpíadas nos han enseñado que ese odio no conoce límites.  Un atleta israelí ofrece su mano a un atleta egipcio, y éste absolutamente cretino, la rechaza.  ¡Valiente espíritu deportivo el que demostró!  Y que decimos de los atletas libaneses que se rehusaron a viajar en el mismo bus que los judíos.  Pero claro, no es de extrañarse cuando sabemos que han llegado a retirarse de una contienda si ésta implica competir o tener contacto alguno con un atleta judío.  El juramento que hacen los atletas que compiten en los Juegos Olímpicos reza “Juramos que tomaremos parte en la Olimpiada , en leal competencia, respetando las reglas que la gobiernan y el deseo de participar en ella con verdadero espíritu deportivo, por el honor de nuestra patria y por la gloria del deporte”.  Que alguien por favor me diga si el comportamiento de los atletas musulmanes cumple con ese juramento.  Pero como el mundo lo permite, no vienen amonestados, no vienen sancionados, no vienen castigados en forma alguna, lo seguirán haciendo.

Y si en la comunidad internacional lo que nos unen son intereses y no la “amistad”, cre que vale la pena recordar que Israel apoya a Guatemala con programas agrícolas, dotando de becas completas y parciales a estudiantes de diversas disciplinas, y en materia de seguridad.  ¿Si Palestina nos pudiera dar algo, qué nos daría?

Enseñar el odio no conduce a nada bueno.  Pero la indiferencia de la humanidad es fertilizante que ayuda a que ése odio crezca, florezca y de frutos.  Después no nos lamentemos si llega hasta Guatemala, donde ya tenemos una comunidad musulmana en aumento, y una comunidad judía valiosa e importante.