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Una interpelación que debilitó la institucionalidad

Redacción
19 de marzo, 2014

Sin pena ni gloria concluyo la interpelación al ministro de Cultura y Deportes, Carlos Batzín, la cual duró un año y dos meses, pero la misma deja un sabor amargo y lecciones que deben ser tomadas en cuenta por las bancadas para no seguir dañando la institucionalidad del Congreso y evitar que diputados de oposición y el oficialismo, las utilicen como una herramienta de bloqueo parlamentario. 

El interrogatorio político comenzó el 22 de enero del año pasado y terminó esta semana sin el voto de la falta de confianza. Únicamente 34 diputados votaron a favor de la petición de la LIDER y 69 votaron en contra, con lo cual el funcionario salió airoso del Legislativo.
 Fue un juicio político en el cual nadie ganó y todos perdieron, pero sobre todo la institucionalidad quedó en entredicho y la función fiscalizadora del Congreso fue desgastada a lo largo de los 14 meses que tardó la interpelación, sin que la bancada interpelante pudiera probar sus acusaciones en la sobrevaloración de compra por Q48 millones. 
Según analistas y los mismos diputados, la figura de la interpelación se desvirtuó y ahora se corre el peligro de que los congresistas la utilicen como método para obstaculizar el trabajo legislativo, provocando que la aprobación de leyes se empantane en detrimento de la población. 
Fue una interpelación sin sentido y una pérdida de tiempo, asegura el ex presidente del Legislativo, Pedro Muadi. “Cómo pretendía la bancada LIDER lograr el voto de falta de confianza contra el Ministro si ni siquiera todos sus diputados votaron a favor”, cuestionó el diputado. 
 Sin embargo, la interpelación representó gastos calculados en Q3.1 millones, de los cuales Q1.9 millones los aportó el Congreso, según información de la Dirección Administrativa de ese organismo. En el rubro incluían el monto de Q116 mil que es lo que cuesta cada plenaria, así como las dietas y salarios de los congresistas y su personal de apoyo. 
 También el ministro de Cultura no se cansó de repetir que su cartera había gastado Q1.2 millones, en gastos de personal, equipo y asesores.

El aprendizaje

Nineth Montenegro, del partido Encuentro por Guatemala, reconoció que aunque el funcionario no ha destacado en la labor positiva a favor de la cultura y el deporte, “no había razón de peso para interpelarlo por más de un año”. 

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“Si la bancada LIDER tenía pruebas contundentes sobre supuestas anomalías del Ministro, las hubiera presentado en el Ministerio Público para que ese ente hiciera la investigación”, resaltó la parlamentaria. 
 Lejos de haber sido eficiente la interpelación fue lamentable porque no contribuyó a la institucionalidad. Espero que no vuelva a ocurrir y no se paralice otra vez la agenda legislativa, subrayó Montenegro. 
 Para nadie fue un secreto, la falta de quórum, así como el retraso, la falta de convocatoria a sesiones y las frecuentes salidas de los diputados de oposición, oficialistas y sus aliados del hemiciclo, obligaban a suspender las sesiones.
 En repetidas ocasiones, el entonces presidente del Congreso, Pedro Muadi, afirmó que la interpelación se había vuelto “estéril” y solo pretendía obstaculizar la labor legislativa. 
 Durante la interpelación, el Congreso se volvió un circo. Diputados de LIDER usaron en el hemiciclo pelotas, uniformes, zapatos y otras vestimentas para demostrar la supuesta sobrevaloración en las compras del Ministerio de Cultura. Incluso utilizaron megáfonos para interrumpir las sesiones.
 Hugo Novales, analista del área sociopolítica de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), manifestó que las interpelaciones son acciones legítimas de control que tienen los diputados para fiscalizar al ejecutivo, pero en ese caso se abusó de la misma y no dio ningún resultado. 
LIDER utilizó “una forma de filibusterismo (técnica de obstruccionismo parlamentario) en función de bloquear la agenda legislativa. Es una estrategia valida y legal, pero no es la correcta”, explicó el analista.  Ahora la responsabilidad para que no se repita ese tipo de acciones dependerá de los mismos partidos políticos, dice Novales. 
 Leonel Lira, diputado de Encuentro por Guatemala, afirmó a la prensa: Al final, lo que quieren (PP y LIDER) es convertir la figura de la interpelación en un mamarracho, desprestigiándola, para que en cualquier momento puedan desaparecerla o suspenderla y así limitar al Congreso su papel de fiscalizador. 
 Los procesos de interpelación deben ser eficientes, eficaces y efectivos. En el momento que se señalan actos de corrupción en contra de un funcionario, o actos que no sean tranparentes se deben evidenciar, afirma el diputado Selvin García, de CREO.  Tuvieron que haber concluido de inmediato la interpelación y no esperar más de un año para que no se lograra un voto de falta de confianza. El juego político es lo que la bancada LIDER utilizó y utilizará, y eso siempre afectará al Congreso, sostiene el parlamentario. 
 Lo único positivo en el proceso es que los parlamentarios acudieron a la Corte de Constitucionalidad (CC) para que los magistrados emitieran una opinión sobre como desentrampar el Congreso.

Afortunadamente para la institucionalidad, con la resolución de la CC se crearon los precedentes que lograr desentrampar la agenda legislativa y hacer espacios para retomar, discutir y aprobar temas de trascendencia nacional como ocurrió con las comisiones de postulación para magistrados del Tribunal Supremo Electoral y la fiscal general. 

 Ahora los diputados tienen las herramientas para no cometer los errores del pasado y la formula del acuerdo de conseguir 105 votos parece ser la clave para no seguir haciéndole daño a la figura de la interpelación y lograr la institucionalidad del Congreso y del país. 
 Ahora es el turno de Cynthia del Águila, ministra de Educación, en llegar al Organismo Legislativo para ser interpelada, y todos los sectores de Guatemala esperan que no vuelva a ocurrir lo mismo en el Congreso.
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Una interpelación que debilitó la institucionalidad

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19 de marzo, 2014

Sin pena ni gloria concluyo la interpelación al ministro de Cultura y Deportes, Carlos Batzín, la cual duró un año y dos meses, pero la misma deja un sabor amargo y lecciones que deben ser tomadas en cuenta por las bancadas para no seguir dañando la institucionalidad del Congreso y evitar que diputados de oposición y el oficialismo, las utilicen como una herramienta de bloqueo parlamentario. 

El interrogatorio político comenzó el 22 de enero del año pasado y terminó esta semana sin el voto de la falta de confianza. Únicamente 34 diputados votaron a favor de la petición de la LIDER y 69 votaron en contra, con lo cual el funcionario salió airoso del Legislativo.
 Fue un juicio político en el cual nadie ganó y todos perdieron, pero sobre todo la institucionalidad quedó en entredicho y la función fiscalizadora del Congreso fue desgastada a lo largo de los 14 meses que tardó la interpelación, sin que la bancada interpelante pudiera probar sus acusaciones en la sobrevaloración de compra por Q48 millones. 
Según analistas y los mismos diputados, la figura de la interpelación se desvirtuó y ahora se corre el peligro de que los congresistas la utilicen como método para obstaculizar el trabajo legislativo, provocando que la aprobación de leyes se empantane en detrimento de la población. 
Fue una interpelación sin sentido y una pérdida de tiempo, asegura el ex presidente del Legislativo, Pedro Muadi. “Cómo pretendía la bancada LIDER lograr el voto de falta de confianza contra el Ministro si ni siquiera todos sus diputados votaron a favor”, cuestionó el diputado. 
 Sin embargo, la interpelación representó gastos calculados en Q3.1 millones, de los cuales Q1.9 millones los aportó el Congreso, según información de la Dirección Administrativa de ese organismo. En el rubro incluían el monto de Q116 mil que es lo que cuesta cada plenaria, así como las dietas y salarios de los congresistas y su personal de apoyo. 
 También el ministro de Cultura no se cansó de repetir que su cartera había gastado Q1.2 millones, en gastos de personal, equipo y asesores.

El aprendizaje

Nineth Montenegro, del partido Encuentro por Guatemala, reconoció que aunque el funcionario no ha destacado en la labor positiva a favor de la cultura y el deporte, “no había razón de peso para interpelarlo por más de un año”. 

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“Si la bancada LIDER tenía pruebas contundentes sobre supuestas anomalías del Ministro, las hubiera presentado en el Ministerio Público para que ese ente hiciera la investigación”, resaltó la parlamentaria. 
 Lejos de haber sido eficiente la interpelación fue lamentable porque no contribuyó a la institucionalidad. Espero que no vuelva a ocurrir y no se paralice otra vez la agenda legislativa, subrayó Montenegro. 
 Para nadie fue un secreto, la falta de quórum, así como el retraso, la falta de convocatoria a sesiones y las frecuentes salidas de los diputados de oposición, oficialistas y sus aliados del hemiciclo, obligaban a suspender las sesiones.
 En repetidas ocasiones, el entonces presidente del Congreso, Pedro Muadi, afirmó que la interpelación se había vuelto “estéril” y solo pretendía obstaculizar la labor legislativa. 
 Durante la interpelación, el Congreso se volvió un circo. Diputados de LIDER usaron en el hemiciclo pelotas, uniformes, zapatos y otras vestimentas para demostrar la supuesta sobrevaloración en las compras del Ministerio de Cultura. Incluso utilizaron megáfonos para interrumpir las sesiones.
 Hugo Novales, analista del área sociopolítica de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), manifestó que las interpelaciones son acciones legítimas de control que tienen los diputados para fiscalizar al ejecutivo, pero en ese caso se abusó de la misma y no dio ningún resultado. 
LIDER utilizó “una forma de filibusterismo (técnica de obstruccionismo parlamentario) en función de bloquear la agenda legislativa. Es una estrategia valida y legal, pero no es la correcta”, explicó el analista.  Ahora la responsabilidad para que no se repita ese tipo de acciones dependerá de los mismos partidos políticos, dice Novales. 
 Leonel Lira, diputado de Encuentro por Guatemala, afirmó a la prensa: Al final, lo que quieren (PP y LIDER) es convertir la figura de la interpelación en un mamarracho, desprestigiándola, para que en cualquier momento puedan desaparecerla o suspenderla y así limitar al Congreso su papel de fiscalizador. 
 Los procesos de interpelación deben ser eficientes, eficaces y efectivos. En el momento que se señalan actos de corrupción en contra de un funcionario, o actos que no sean tranparentes se deben evidenciar, afirma el diputado Selvin García, de CREO.  Tuvieron que haber concluido de inmediato la interpelación y no esperar más de un año para que no se lograra un voto de falta de confianza. El juego político es lo que la bancada LIDER utilizó y utilizará, y eso siempre afectará al Congreso, sostiene el parlamentario. 
 Lo único positivo en el proceso es que los parlamentarios acudieron a la Corte de Constitucionalidad (CC) para que los magistrados emitieran una opinión sobre como desentrampar el Congreso.

Afortunadamente para la institucionalidad, con la resolución de la CC se crearon los precedentes que lograr desentrampar la agenda legislativa y hacer espacios para retomar, discutir y aprobar temas de trascendencia nacional como ocurrió con las comisiones de postulación para magistrados del Tribunal Supremo Electoral y la fiscal general. 

 Ahora los diputados tienen las herramientas para no cometer los errores del pasado y la formula del acuerdo de conseguir 105 votos parece ser la clave para no seguir haciéndole daño a la figura de la interpelación y lograr la institucionalidad del Congreso y del país. 
 Ahora es el turno de Cynthia del Águila, ministra de Educación, en llegar al Organismo Legislativo para ser interpelada, y todos los sectores de Guatemala esperan que no vuelva a ocurrir lo mismo en el Congreso.