Empezó explicando con detalle y pausadamente su viaje a Corea del Sur, asegurando que al partir no dio conferencia de prensa porque no era un viaje oficial. Al igual que Pérez, dijo que ese viaje para recibir un Doctorado Honoris Causa estaba previsto desde hace meses pero que lo había estado posponiendo.
También defendió a la Universidad de Daegu diciendo que es de las más prestigiosas y aseguró que aprovechó para cabildear para obtener un programa de becas para Guatemala. Esto ante lo informado en varios medios de que se trata de una institución que “vende” títulos profesionales.
En la ronda preguntas la vicepresidenta dejó más dudas que respuestas. No pudo siquiera informar en qué vuelo y a qué hora regresó de Corea, pero se comprometió a enviar copia de su pasaporte a la prensa, hecho que hasta el momento no se concreta.
También presentó dos videos, el primero data de 2012 y contiene información de la política que se implementaría para investigar la corrupción en aduanas. Luego se proyectó otro con las declaraciones de Oscar Shaad, fiscal del Ministerio Público, en donde explica que su nombre “sale sobrando de la investigación” de la estructura defraudación aduanera capturada el jueves pasado.
La molestia de Baldetti ante las preguntas que se le hicieron fue haciéndose cada vez más evidente, pese a que prometió que respondería todas las dudas. Al cuestionársele sobre la renuncia de Alejandro Sinibaldi del partido que los llevó al poder, manifestó que “alguien le envenenó el corazón” y que nunca imaginó que estuviera tan enojado con ella. Restó importancia a las acusaciones contra ella y el PP vertidas por el ex candidato presidencial.
Ante la insistencia de los presentes de por qué trabajaba con él, dijo que ella se abstuvo de averiguar más porque la investigación de la CICIG ya estaba en marcha y al no intervenir garantizaba la independencia de las pesquisas. Es de recordar que tanto Monzón como Omar Franco y Carlos Muñoz, superintendentes de la SAT, fueron nombrados por los gobernantes actuales.
Para desligarse de la huida de Monzón, quien se cree está en España, Baldetti se enfocó en tratar convencer a los periodistas que la diferencia de horario fue determinante para que ella se enterara varias horas después de lo ocurrido en Guatemala. Aseguró que para ese entonces ya no estaba junto a Monzón. “¿Qué me iba yo a imaginar que mientras me ponían la toga (sic) tenía que averiguar a dónde iría después el otro (Monzón), dónde dormiría?”, dijo con su característico tono informal.
Los presentes insistieron en saber por qué no hizo algo para que el ahora acusado de defraudación no escapara de la justicia. Visiblemente molesta, recriminó que no le estaban entendiendo y repitió la historia que obviamente había ensayado y estaba en el papel que tenía enfrente.
Detalló que previamente Monzón le había pedido acompañarla en ese viaje para también atender asuntos personales, a lo que ella accedió. Por esa razón no lo tenía cerca y decidió llamarlo por teléfono para recriminarle los hechos, despedirlo y pedirle que regresara al país a enfrentar a la justicia. Sin embargo, admite que luego ya no supo nada de él. “Le corresponde a otras instancias averiguar su paradero”, se limitó a decir.
No queda claro por qué si dice que tanto ella como Pérez sabían de lo que se estaba investigando en esa red de corrupción, para justificar que Monzón está prófugo dice que no sabía absolutamente nada y por eso no hizo nada para evitar que se fugara.
Al finalizar, la conferencia se tornó caótica pues los periodistas al no obtener respuestas levantaron la voz, a lo que ella respondió con más enojo. Luego, salió abruptamente del lugar.
Empezó explicando con detalle y pausadamente su viaje a Corea del Sur, asegurando que al partir no dio conferencia de prensa porque no era un viaje oficial. Al igual que Pérez, dijo que ese viaje para recibir un Doctorado Honoris Causa estaba previsto desde hace meses pero que lo había estado posponiendo.
También defendió a la Universidad de Daegu diciendo que es de las más prestigiosas y aseguró que aprovechó para cabildear para obtener un programa de becas para Guatemala. Esto ante lo informado en varios medios de que se trata de una institución que “vende” títulos profesionales.
En la ronda preguntas la vicepresidenta dejó más dudas que respuestas. No pudo siquiera informar en qué vuelo y a qué hora regresó de Corea, pero se comprometió a enviar copia de su pasaporte a la prensa, hecho que hasta el momento no se concreta.
También presentó dos videos, el primero data de 2012 y contiene información de la política que se implementaría para investigar la corrupción en aduanas. Luego se proyectó otro con las declaraciones de Oscar Shaad, fiscal del Ministerio Público, en donde explica que su nombre “sale sobrando de la investigación” de la estructura defraudación aduanera capturada el jueves pasado.
La molestia de Baldetti ante las preguntas que se le hicieron fue haciéndose cada vez más evidente, pese a que prometió que respondería todas las dudas. Al cuestionársele sobre la renuncia de Alejandro Sinibaldi del partido que los llevó al poder, manifestó que “alguien le envenenó el corazón” y que nunca imaginó que estuviera tan enojado con ella. Restó importancia a las acusaciones contra ella y el PP vertidas por el ex candidato presidencial.
Ante la insistencia de los presentes de por qué trabajaba con él, dijo que ella se abstuvo de averiguar más porque la investigación de la CICIG ya estaba en marcha y al no intervenir garantizaba la independencia de las pesquisas. Es de recordar que tanto Monzón como Omar Franco y Carlos Muñoz, superintendentes de la SAT, fueron nombrados por los gobernantes actuales.
Para desligarse de la huida de Monzón, quien se cree está en España, Baldetti se enfocó en tratar convencer a los periodistas que la diferencia de horario fue determinante para que ella se enterara varias horas después de lo ocurrido en Guatemala. Aseguró que para ese entonces ya no estaba junto a Monzón. “¿Qué me iba yo a imaginar que mientras me ponían la toga (sic) tenía que averiguar a dónde iría después el otro (Monzón), dónde dormiría?”, dijo con su característico tono informal.
Los presentes insistieron en saber por qué no hizo algo para que el ahora acusado de defraudación no escapara de la justicia. Visiblemente molesta, recriminó que no le estaban entendiendo y repitió la historia que obviamente había ensayado y estaba en el papel que tenía enfrente.
Detalló que previamente Monzón le había pedido acompañarla en ese viaje para también atender asuntos personales, a lo que ella accedió. Por esa razón no lo tenía cerca y decidió llamarlo por teléfono para recriminarle los hechos, despedirlo y pedirle que regresara al país a enfrentar a la justicia. Sin embargo, admite que luego ya no supo nada de él. “Le corresponde a otras instancias averiguar su paradero”, se limitó a decir.
No queda claro por qué si dice que tanto ella como Pérez sabían de lo que se estaba investigando en esa red de corrupción, para justificar que Monzón está prófugo dice que no sabía absolutamente nada y por eso no hizo nada para evitar que se fugara.
Al finalizar, la conferencia se tornó caótica pues los periodistas al no obtener respuestas levantaron la voz, a lo que ella respondió con más enojo. Luego, salió abruptamente del lugar.