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Otto Pérez, un año entre libros, enojos, tribunales y ejercicio

Redacción República
31 de agosto, 2016

El 2 de septiembre del año pasado dos minutos antes de la medianoche, la Dirección Legislativa del Congreso recibió un oficio dirigido al entonces presidente de ese organismo Luis Rabbé. En el contenido de la misiva se consignó lo que sería la última correspondencia oficial de Otto Pérez Molina, como jefe de Gobierno.

Era su renuncia, el general consignó que desde el inicio de su carrera política había venido “luchando por la democratización, la paz y el bienestar del pueblo de Guatemala”, y precisó lo que ocurre actualmente: “me corresponde continuar con el debido proceso y por lo tanto presentarme ante la justicia y dirimir mi situación personal”.

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A eso de la una de la mañana, el coronel Jorge Ortega, portavoz de la Presidencia, anunció en el chat de los reporteros que cubren la fuente del Ejecutivo, la dimisión de Pérez (aseguró que fue firmada a las 19 horas) y lo demás es historia.

Hubo movilización de periodistas en horas de la madrugada hacia la residencia del mandatario, ubicada en la zona 15 (casa propiedad de de Gustavo Alejos, otro implicado en un caso de corrupción) y horas más tarde, el mandatario, por voluntad propia, se presentó a primera hora en la Torre de Tribunales.

[quote_right]”Agradezco a la Iglesia Católica y a la Iglesia Evangélica por sus múltiples oraciones, y a los millones de guatemaltecos que confiaron y siguen creyendo en que juntos habremos de construir una Guatemala mejor”. Otto Pérez Molina. Carta de dimisión 2 de febrero 2015.[/quote_right]

¿Cómo es su rutina?

Doce meses han pasado y Pérez Molina ya se acostumbró a su nueva rutina en prisión que incluye jugar basquetbol, platicar con otros internos, leer y recibir visitas. No ha podido, según su abogado César Calderón, escribir su libro porque no logró que le dieran una computadora, aunque insiste en que le permitan tener acceso a una.

En horas del día también se dedica a revisar su caso, eso lo exaspera a ratos, relata su defensor, ya que ve información que no comparte. “Generalmente se mantiene muy bien, pero hay episodios en que se molesta, por ejemplo, cuando el Ministerio Público asegura algo y él dice que no es así. Eso le ocasiona frustración. El resto del tiempo lo pasa normal, está sano y fuerte”, refiere y finaliza con que por las noches participa en un grupo de rezo.

El general comparte la pequeña vivienda con Alejos y el coronel Juan Chiroy, quien encabezó la tropa que protagonizó un incidente en la Cumbre de Alaska, en octubre 2012.

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31 de agosto, 2016

El 2 de septiembre del año pasado dos minutos antes de la medianoche, la Dirección Legislativa del Congreso recibió un oficio dirigido al entonces presidente de ese organismo Luis Rabbé. En el contenido de la misiva se consignó lo que sería la última correspondencia oficial de Otto Pérez Molina, como jefe de Gobierno.

Era su renuncia, el general consignó que desde el inicio de su carrera política había venido “luchando por la democratización, la paz y el bienestar del pueblo de Guatemala”, y precisó lo que ocurre actualmente: “me corresponde continuar con el debido proceso y por lo tanto presentarme ante la justicia y dirimir mi situación personal”.

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A eso de la una de la mañana, el coronel Jorge Ortega, portavoz de la Presidencia, anunció en el chat de los reporteros que cubren la fuente del Ejecutivo, la dimisión de Pérez (aseguró que fue firmada a las 19 horas) y lo demás es historia.

Hubo movilización de periodistas en horas de la madrugada hacia la residencia del mandatario, ubicada en la zona 15 (casa propiedad de de Gustavo Alejos, otro implicado en un caso de corrupción) y horas más tarde, el mandatario, por voluntad propia, se presentó a primera hora en la Torre de Tribunales.

[quote_right]”Agradezco a la Iglesia Católica y a la Iglesia Evangélica por sus múltiples oraciones, y a los millones de guatemaltecos que confiaron y siguen creyendo en que juntos habremos de construir una Guatemala mejor”. Otto Pérez Molina. Carta de dimisión 2 de febrero 2015.[/quote_right]

¿Cómo es su rutina?

Doce meses han pasado y Pérez Molina ya se acostumbró a su nueva rutina en prisión que incluye jugar basquetbol, platicar con otros internos, leer y recibir visitas. No ha podido, según su abogado César Calderón, escribir su libro porque no logró que le dieran una computadora, aunque insiste en que le permitan tener acceso a una.

En horas del día también se dedica a revisar su caso, eso lo exaspera a ratos, relata su defensor, ya que ve información que no comparte. “Generalmente se mantiene muy bien, pero hay episodios en que se molesta, por ejemplo, cuando el Ministerio Público asegura algo y él dice que no es así. Eso le ocasiona frustración. El resto del tiempo lo pasa normal, está sano y fuerte”, refiere y finaliza con que por las noches participa en un grupo de rezo.

El general comparte la pequeña vivienda con Alejos y el coronel Juan Chiroy, quien encabezó la tropa que protagonizó un incidente en la Cumbre de Alaska, en octubre 2012.