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La administración Biden aleja a Guatemala, su socio natural, y la empuja hacia China

Más que enfriamiento, la relación de la administración Biden con Guatemala va en franco declive; ese trato, a veces despectivo, podría hacer que se de un paralelo acercamiento a China.

Alejandro Palmieri
17 de mayo, 2022

El presidente Alejandro Giammattei anunció al gobierno de Estados Unidos que no asistirá a la Cumbre de las Américas, en su novena edición, que se llevará a cabo en Los Ángeles, California. Si bien la idea de la cumbre nace en el marco de la Organización de los Estados Americanos, no es el organismo multilateral que la organiza y convoca, sino son los países anfitriones, en este caso los Estados Unidos.

La administración Biden ha dicho que no invitará a Venezuela, Cuba y Nicaragua. México y Bolivia han protestado por la exclusión de aquellos, pues argumentan que son parte de las Américas y no se trata de la “Cumbre por la Democracia”, organizada por la administración Biden, la que tuvo poca trascendencia. En aquella ocasión, se excluyó a países que a juicio de esa administración no eran democráticos, a pesar de que Guatemala, El Salvador y Honduras (también excluidos) son democracias, pero no del agrado del imperio.

Así, a la Cumbre de las Américas debiesen estar invitados los países del continente, sin importar su “grado de democracia”; la exclusión de algunos se da, igual que en noviembre, porque los regímenes o los gobernantes no son del agrado del gobierno norteamericano.

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Más allá de que además de Giammattei, algunos otros gobernantes del hemisferio han puesto en duda su participación, lo que la administración Biden logra con la exclusión de algunos países americanos, más que una suerte de castigo o señalamiento es la alienación y provocar el acercamiento de estos países a otras potencias como Rusia o China.

Aunque un acercamiento comercial y/o político con Rusia en estos momentos es impensable, con China es cada vez más probable, como ominoso. Si bien todo el mundo de facto tiene relación comercial con China por su capacidad de producción y comercio, una cosa es comerciar con entidades chinas y otra tener una relación formal con el gobierno de ese país; ni hablar de relaciones diplomáticas.

Sin embargo, la actitud de la administración Biden para con sus vecinos y aliados, como Guatemala, es cada vez más tirante; una cosa es cooperar y ayudar a países amigos a mejorar su gobernanza o a combatir flagelos compartidos como el narcotráfico, y otra muy distinta es condicionar la relación a la supeditación de agendas, o llanamente a la sumisión.

La designación de Consuelo Porras como Fiscal General para un nuevo período ha sido solo el más reciente de una cadena de eventos que ha enfriado la relación de los dos países. La administración Biden quiere imponer su agenda en Guatemala, y el presidente Giammattei reiteradamente ha dicho que no acepta intromisión de funcionarios de gobiernos extranjeros. Aunque la cooperación de Guatemala y, en particular, del Ministerio Público con distintas agencias norteamericanas como la DEA y DHS se mantiene sin cambios, el trato del Departamento de Estado es cada vez más impertinente.

Como se dijo en noviembre, en relación precisamente el trato despectivo de la administración Biden al no invitar a los países del llamado “Triángulo Norte” a la Cumbre por la Democracia, ahora hace lo mismo y ante la amenaza que el propio presidente Giammattei dio a conocer, de que no sería invitado a la Cumbre de las Américas el próximo mes, dijo que mandó a decir que no iría.

Más que enfriamiento, la relación de la administración Biden con Guatemala va en franco declive; ese trato, a veces despectivo, podría hacer que se de un paralelo acercamiento a China, potencia que a cambio de relaciones diplomáticas no exige sumisión política, como parece exigirla nuestro vecino del norte. Eso sí, es gigante asiático tiene otras formas de hacer que los gobiernos cedan ante sus presiones. Esa alternativa no es, para nada, conveniente en el largo plazo para Guatemala.

No hay nada que a los socialistas locales les gustase más que Guatemala, como país, se acercara al régimen comunista. Hay varias posibles razones, desde el histórico rechazo al llamado “imperialismo yanqui” hasta una irracional afinidad con un gobierno autocrático como el chino. Argumentando que la bonanza comercial sería favorable para Guatemala (lo que está en duda) los socialistas no tienen empacho en hacerse de la vista gorda con las violaciones a derechos humanos del régimen chino.

Guatemala, por muchas razones es un socio natural para los EEUU, que van desde buena vecindad, hasta valores republicanos y democráticos, pasando por supuesto por lazos comerciales; eso es algo que lo sabe muy bien el sector privado de ambos países, así como el gobierno guatemalteco; que sea el actual gobierno estadounidense el que esté alejando a su socio natural, al gobierno de Guatemala, por forzar sus agendas e intereses, hacia pensar cada vez más acercarse a China, el rival geopolítico y comercial de EEUU, parece ridículo, pero eso es exactamente lo que está haciendo la administración Biden.

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La administración Biden aleja a Guatemala, su socio natural, y la empuja hacia China

Más que enfriamiento, la relación de la administración Biden con Guatemala va en franco declive; ese trato, a veces despectivo, podría hacer que se de un paralelo acercamiento a China.

Alejandro Palmieri
17 de mayo, 2022

El presidente Alejandro Giammattei anunció al gobierno de Estados Unidos que no asistirá a la Cumbre de las Américas, en su novena edición, que se llevará a cabo en Los Ángeles, California. Si bien la idea de la cumbre nace en el marco de la Organización de los Estados Americanos, no es el organismo multilateral que la organiza y convoca, sino son los países anfitriones, en este caso los Estados Unidos.

La administración Biden ha dicho que no invitará a Venezuela, Cuba y Nicaragua. México y Bolivia han protestado por la exclusión de aquellos, pues argumentan que son parte de las Américas y no se trata de la “Cumbre por la Democracia”, organizada por la administración Biden, la que tuvo poca trascendencia. En aquella ocasión, se excluyó a países que a juicio de esa administración no eran democráticos, a pesar de que Guatemala, El Salvador y Honduras (también excluidos) son democracias, pero no del agrado del imperio.

Así, a la Cumbre de las Américas debiesen estar invitados los países del continente, sin importar su “grado de democracia”; la exclusión de algunos se da, igual que en noviembre, porque los regímenes o los gobernantes no son del agrado del gobierno norteamericano.

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Más allá de que además de Giammattei, algunos otros gobernantes del hemisferio han puesto en duda su participación, lo que la administración Biden logra con la exclusión de algunos países americanos, más que una suerte de castigo o señalamiento es la alienación y provocar el acercamiento de estos países a otras potencias como Rusia o China.

Aunque un acercamiento comercial y/o político con Rusia en estos momentos es impensable, con China es cada vez más probable, como ominoso. Si bien todo el mundo de facto tiene relación comercial con China por su capacidad de producción y comercio, una cosa es comerciar con entidades chinas y otra tener una relación formal con el gobierno de ese país; ni hablar de relaciones diplomáticas.

Sin embargo, la actitud de la administración Biden para con sus vecinos y aliados, como Guatemala, es cada vez más tirante; una cosa es cooperar y ayudar a países amigos a mejorar su gobernanza o a combatir flagelos compartidos como el narcotráfico, y otra muy distinta es condicionar la relación a la supeditación de agendas, o llanamente a la sumisión.

La designación de Consuelo Porras como Fiscal General para un nuevo período ha sido solo el más reciente de una cadena de eventos que ha enfriado la relación de los dos países. La administración Biden quiere imponer su agenda en Guatemala, y el presidente Giammattei reiteradamente ha dicho que no acepta intromisión de funcionarios de gobiernos extranjeros. Aunque la cooperación de Guatemala y, en particular, del Ministerio Público con distintas agencias norteamericanas como la DEA y DHS se mantiene sin cambios, el trato del Departamento de Estado es cada vez más impertinente.

Como se dijo en noviembre, en relación precisamente el trato despectivo de la administración Biden al no invitar a los países del llamado “Triángulo Norte” a la Cumbre por la Democracia, ahora hace lo mismo y ante la amenaza que el propio presidente Giammattei dio a conocer, de que no sería invitado a la Cumbre de las Américas el próximo mes, dijo que mandó a decir que no iría.

Más que enfriamiento, la relación de la administración Biden con Guatemala va en franco declive; ese trato, a veces despectivo, podría hacer que se de un paralelo acercamiento a China, potencia que a cambio de relaciones diplomáticas no exige sumisión política, como parece exigirla nuestro vecino del norte. Eso sí, es gigante asiático tiene otras formas de hacer que los gobiernos cedan ante sus presiones. Esa alternativa no es, para nada, conveniente en el largo plazo para Guatemala.

No hay nada que a los socialistas locales les gustase más que Guatemala, como país, se acercara al régimen comunista. Hay varias posibles razones, desde el histórico rechazo al llamado “imperialismo yanqui” hasta una irracional afinidad con un gobierno autocrático como el chino. Argumentando que la bonanza comercial sería favorable para Guatemala (lo que está en duda) los socialistas no tienen empacho en hacerse de la vista gorda con las violaciones a derechos humanos del régimen chino.

Guatemala, por muchas razones es un socio natural para los EEUU, que van desde buena vecindad, hasta valores republicanos y democráticos, pasando por supuesto por lazos comerciales; eso es algo que lo sabe muy bien el sector privado de ambos países, así como el gobierno guatemalteco; que sea el actual gobierno estadounidense el que esté alejando a su socio natural, al gobierno de Guatemala, por forzar sus agendas e intereses, hacia pensar cada vez más acercarse a China, el rival geopolítico y comercial de EEUU, parece ridículo, pero eso es exactamente lo que está haciendo la administración Biden.